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Izquierdistas de la vieja guardia se distancian del régimen de Maduro

Dirigentes del ala militar que participaron en los movimientos del intento de golpe de estado de 1992, comenzaron a mostrar descontento y a marcar distancia del gobierno actual, por temor a ser considerados causantes del colapso económico que sufre el país

Génesis Betancourt.- El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se ha visto obligado a lidiar con protestas de la derecha venezolana, ahora se enfrenta al descontento de un bando sorpresivo: los izquierdistas de la vieja guardia que acompañó a Hugo Chávez en los movimientos subversivos del 4 de febrero. Es el ala militar conocida como los dirigentes del 4F.

Los socialistas más ortodoxos se han quejado de la política monetaria puesta en marcha por el gobierno de Venezuela, y por la precaria situación económica del país. Según fuentes anónimas, lo que se pretende es que los colaboradores y militares cercanos al gobierno sean vistos como copartícipes del «desastre (económico), desde el punto de vista de propaganda». Añaden que no asumirán ese papel.

El factor detonante de las críticas de estos socialistas fue el despido, la semana pasada, del economista marxista Jorge Giordani, tras la cual, el último acusó, por medio de una carta, al Presidente Nicolás Maduro de fracasar al ejercer el liderazgo y por ser el causante, según Giordani, de la actual crisis económica del país.

Posterior a la publicación de esa carta, otros integrantes del movimiento del 4F se unieron a la crítica. En ese grupo se encuentran Yoel Acosta Chirinos y Carlos Guyón quienes, a pesar de no encontrarse ya en el régimen, expresaron que es «inevitable» la salida de Maduro y sus ministros. Además, destacan la importancia de que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) sean un ente apolítico, que esté del lado del pueblo. Explican que la FANB «no está para llenar de dé dólares y luego huir del país».

Adicionalmente, el ex gobernador de Mérida, Florencio Porras, expresó su descontento en lo que se refiere a la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de permitir la participación de militares en actos con fines políticos.

Porras calificó esta decisión de arbitraria y se refirió al presente régimen como «antirrevolución» porque, asegura, se trata de una negación de los preceptos iniciales revolucionarios. Añade que es una violación de los artículos 328 y 330 de la constitución.

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