,

EDITORIAL: La “Quinta“ hiede a “Cuarta“

El manejo del gobierno no hace más que ratificar la sensación de que la implosión es inminente

La receta se aplica a la perfección. Mucho de cogollo y nada de escuchar a las bases, de tener consideración por la crítica. Porque eso es lo que pasa en el Psuv, así lo quieran edulcorar con convenciones y demás entramados caza bobos. La cúpula dominante no quiere saber nada del resto. Sólo interesa el Psuv como espacio de poder electoral que permita mantener el estatus, las prebendas que no van a soltar. Todo huele, hiede más bien, a cuarta república y ya sabemos cómo terminó aquello

Si los síntomas de decadencia son tan evidentes, ¿por qué no se hace nada para impedirlo? Porque el poder es así, enceguece. Es capaz de hacer que el hombre cometa las mayores estupideces al creerse enorme, gigante entre enanos. Error histórico que se repite nuevamente. La prepotencia de la camarilla del Psuv no hace más que desnudarlos ante las bases, que pendejas no son. Viene la atomización, más acusaciones, más persecución a la disidencia interna. Cartas y pronunciamientos.
Y es que ya no hay nada que mantenga unida a semejante reunión de factores tan disímiles. Militarotes de derecha –que lo son y lo saben ellos y todos-, militantes de la izquierda añeja, colectivos populares, grandes peces de la boliburguesía, todos han
compartido hombro con hombro hasta ahora. Todos se han puesto la camisa roja. Pero con intereses tan disímiles
ya no hay liderazgo que mantenga la hipocresía que los obliga a tratarse.

En algunos casos, es cierto, los ha unido el dinero. Pero ese factor también los divide ahora, porque los que antes comían ahora quieren atragantarse. De los aliados, que hasta ahora no han querido empantanarse con la guerra interna, también es de espera pronunciamientos más fuertes que hasta el momento. Eso de no hacerle juego a la derecha ya queda pequeño
ante los desplantes que siempre sufrieron. Ellos lo saben y han aguantado. Pero es que el encanto se acabó y las tropas no van a seguir sacrificándose por un liderazgo impuesto, que no es, que las lleva directo al fracaso.