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El dañino país de los buenos y los malos

No podemos ocultar que años de polarización han sido destructivos al punto de que contemplamos un país artificialmente dividido, donde cada polo es incapaz de ver los aportes que brinda el otro polo.

El pasado 6 de agosto de 2014 la Asamblea Nacional emitió un pronunciamiento condenando el “apartheid” cometido por grupos intolerantes la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos de la Universidad Central de Venezuela en contra de quien suscribe. En efecto con ocasión a los criterios jurídicos y revolucionarios que he emitido por medios de comunicación como docente universitario desde 1998 y abogado constitucionalista, ha surgido la declaración de la Comisión del Poder Popular y Medios de Comunicación en rechazo a la persecución política.

En este contexto, los diputados del PSUV Tania Día y Earle Herrera advirtieron lo inconveniente de que se extienda el odio político entre hermanos de una misma patria. Sobre Jesús Silva, el legislador Herrera agregó: “Nos hemos enterado a través de los medios de su situación de que grupos de la derecha venezolana tratan de impedirle que de clases, pero asimismo le han cerrado su cátedra y eso si corresponde a la Dirección de la Escuela de Estudios Políticos para que el profesor ejerza su derecho al trabajo como lo manda la Ley de Universidades, como lo manda la Ley del Trabajo y la misma Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. Remató señalando: “Es un caso de ‘apartheid’”.

El “apartheid” fue conocido en el mundo por los tratos crueles, inhumanos y degradantes que el racista gobierno blanco cometía contra los negros de Sudáfrica. Pero ese país hoy es otro, pues aunque no se ha logrado la total eliminación del racismo como fenómeno histórico y ancestral, Sudáfrica ha crecido hasta formar parte de las poderosas economías emergentes del Grupo Brics.

Sudáfrica se salvó a sí misma de una guerra civil y para ello fue vital la ayuda de un luchador admirable como Nelson Mandela, a quien la prisión por 27 años no le arrebató sus profundas convicciones pacifistas. Mandela, conjuntamente con un pueblo esperanzado en un futuro mejor, logró la proeza de derribar el infrahumano régimen del Apartheid sin caer en una guerra civil que habría costado el exterminio de millones de afrodescendientes frente a una minoría blanca pero mejor armada y financiada por las grandes potencias racistas del mundo occidental.

La lucha de Mandela fue la misma de Mahatma Gandhi en India y la de Martin Luther King en los EEUU, esencialmente la doctrina de la no violencia puesta en acción como herramienta para la victoria de David sobre Goliat. Entonces es más que inevitable preguntarse si Venezuela en las primeras décadas del siglo XXI podrá vencer el infortunio de la polarización que tiende generar heridas que tardan mucho en cerrar. Es vital erradicar el apartheid en Venezuela.

No podemos ocultar que años de polarización han sido destructivos para asociaciones, empresas, familias al punto de que contemplamos un país artificialmente dividido entre buenos y malos, donde cada polo es incapaz de ver los aportes que brinda el otro polo en cualquier ámbito de la vida nacional. Es así que desde la perspectiva de la teoría negociadora, podríamos decir que Venezuela sigue atrapada en un esquema de “suma cero”, es decir, cada polo intenta aplastar al otro, reducirlo, derrotarlo, someterlo, obligarlo a pedir perdón y finalmente execrarlo o marginarlo para siempre. Pareciera que los grupos políticos y las corporaciones han olvidado el esquema “suma variable” que consiste en colaboraciones recíprocas en el marco de la sensatez, la tolerancia y la buena fe.

Evidentemente que para alcanzar la coexistencia pacífica o la despolarización hace falta un Mandela venezolano pero también un Frederic Declerk, que como ocurrió en Sudáfrica contribuyó a la reconciliación a pesar de tantos años al frente del blanco gobierno racista que lesionó a millones de sudafricanos por generaciones.

Hasta los malos en Venezuela deberían darle un chance a la paz, replantearse sus dogmas y conductas soberbias, hacer como el racista Declerk, quien sin ser personaje histórico que despierte admiración, redujo sus niveles de maldad, retrocedió varios pasos y abrió camino a una salida pacífica para la Sudáfrica rebelde que inevitablemente escogió a Mandela como su nuevo presidente. Sin diálogo ni acuerdos de paz, será conflictividad infinita la que nos arrope y todas las formas de lucha empezarán a manifestarse.

Jesús Silva

(1979) Abogado constitucionalista y penalista (España). Profesor de estudios políticos e internacionales (UCV). Articulista. Corredactor de leyes en la Asamblea Nacional. Productor TV extranjera. Conductor del programa «La Constitución y los Hechos» YVKE Mundial 550am y 94.5fm Martes 8pm

http://jesusmanuelsilva.blogspot.com/