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La MUD aspira un milagrito

MUD Chúo Torrealba

Mantener a Venezuela libre de cualquier amenaza externa con apoyo interno, requiere unidad patriótica revolucionaria, con un programa para el crecimiento económico en los próximos años


Por Julián Rivas

Bienvenido el debate. Hay que redefinir de qué se trata una revolución. Dejar claro que la primera organización y empresa de este país se llama Venezuela y mantenerla libre requiere una alianza de revolucionarios. No es burocrática, es una alianza para defender la soberanía y la senda de la democracia popular. No podemos entregarle Venezuela al sionismo internacional, ni a la oligarquía colombiana ni a los gringos de la OTAN, que son los mentores de la oposición perrorabiosa.

Es oportuna la moraleja del cuento del margariteño y la puerca. El margariteño tenía un racimo de cambures y se le acercó una puerca. ¡No te voy a dar un carajo! Me los comeré toditos, hasta las conchas. Y empezó a comer conchas, reservando la pulpa para después. Se embasuró y se hizo tarde. No podía hacer más nada y le lanzó la pulpa de cambur a la puerca: ¡Toma, no joda!

Mantener a Venezuela libre de cualquier amenaza externa con apoyo interno, requiere unidad patriótica revolucionaria, con un programa para el crecimiento económico en los próximos años. Estas son tareas de todo el pueblo. Hay que derrotar electoralmente en 2015 a la derecha proimperialista representada en la MUD y en su versión extremista de los señores López y Machado. Sueñan con que se concrete un proceso hiperinflacionario para exacerbar el malestar social. Hay cierta comprensión de las absurdas formas de agresión económica contra el país. Por eso la oposición, Fedecámaras y los grandes medios de comunicación, cuentan con repudio popular en altas dosis.

La guerra económica de Fedecámaras-Venancham significa dislocar la economía. Los laboratorios financieros intentan secar el ahorro nacional y sembrar desesperanza en la población. Quieren que el país sea improductivo. El contrabando de extracción ilegal de alimentos, de recursos minero-energéticos, mueve a miles como si se tratara de una actividad plausible. Y si se trata de conjurar estos vicios, Fedecámaras y la MUD se oponen en nombre de la democracia. Es que el ataque se ha centrado fundamentalmente en la guerra económica y la descalificación de la institucionalidad y la democracia participativa. Los opositores perrorabiosos creen que saldrán bien parados de las parlamentarias de 2015 y ven este episodio como el comienzo para la liquidación de la Constitución vigente. No va a ser así, pero ellos lo creen.

Miren a Eduardo Fernández, puntofijista por antonomasia: Reclamó un gobierno de “amplitud nacional”, burgués por supuesto. “No hay derecho a que los venezolanos tengamos la más alta inflación del mundo, cuando en realidad tenemos derecho a precios accesibles a los ingresos de las familias venezolanas, no hay justificación que tengamos problemas de desabastecimiento y de la paralización de la economía”.

Qué curioso. En el Antiguo Testamento la usura era permitida siempre y cuando no fuera entre judíos: se justificaba si se aplicaba al extranjero. No se extrañe que Fernández beba de los deuteronomios modernos, los manuales neoliberales: el burgués capitalista puede explotar al pobre y recibirá el apoyo del político burgués, que es Fernández. El Tigre Fernández no va a la naturaleza de la estructura económica venezolana. Por eso se opone a un ligero impuesto al lujo, apoya a los vivos capitalistas que eluden el pago de impuestos. No puede ser de otra manera. El Tigre es burgués, y actúa con conciencia de cuál es su clase.

En efecto, el país requiere inversiones y frenar la fuga de capitales. También unas relaciones de producción distintas, sin monopolios ni carteles. Esa es la diferencia, y un gobierno popular tiene que seguir esa orientación. Cosa distinta a lo que plantea una burguesía que no ha sido productiva, que simplemente ha chupado los ingresos petroleros en cien años. Por eso juegan al milagro del golpe de Estado o la manipulación de la opinión pública para ver si se apoderan de la Asamblea Nacional.

Hay un cuento de Joseph Roth, “La leyenda del santo bebedor”. Un borracho “de honor”, siempre inventará una excusa para no cumplir la promesa de pagar la limosna a una santa. “No hay nada a lo que más fácilmente se acostumbra una persona que a los milagros, cuando los ha conocido una, dos o tres veces. Sí, la naturaleza del hombre le lleva a enfadarse cuando no obtiene de forma continua lo que parece haberle prometido un azar casual o pasajero. Así son las personas”, dice Roth.

Fedecámaras no gusta pagar impuestos, espera que el milagro petrolero lo haga todo. Así es la clase burguesa en Venezuela, sobre todo desde esa desgracia histórica que fue el gomecismo ladrón. De ahí vienen los copeyanos como Fernández, los Pérez, Vivas, Pérez Olivares, Pérez Osuna. Sueñan que los gringos le hagan el milagro. ¿A dónde van con esa pata hinchada? Quieto Tigre.

Podemos extraer lecciones: En Venezuela ocurren cosas que se salen de cualquier consideración de la política seria. Sin embargo, desde los grandes medios no hay observación al respecto. La demagogia con fuerte apoyo mediático tiene por objetivo restaurar el puntofijismo, el régimen de élites burguesas.

Un dato adicional: La gran prensa se ha vuelto antinacional. Mire cómo se hace la vista gorda con Colombia, que acaba de firmar con la OTAN un acuerdo colaboracionista. Es más, ningún gran medio ni dirigente de la Mesa de Unidad Perrorabiosa (MUD) ha hecho comentario al respecto. A diario vemos que el señor cabeza pelá que dirige la MUD, Ismael, Capriles o Julio Borges, mientras peor hablen, más centimetraje les dan. De la OTAN nada saben. Aparentan eso. Ellos creen que el pueblo es morrocoy, que el que lo ve solo tiene que voltearlo patas arriba para luego meterlo en un saco.

¡Qué equivocados!