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Andrés Santeliz: “Los inventarios están en niveles muy bajos”

Enrique Meléndez

A juicio del economista Andrés Santeliz la industria nacional está en una situación compleja, afectada de controles y de disposiciones que encarecen los costos relativos a los ajustes de precios.


 

“El abastecimiento de insumos, importados y nacionales, está limitado. Los costos laborales y los administrativos (para cumplir con las exigencias de los controles) van en ascenso. Las restricciones a la exportación le quitan oportunidades de crecimiento y de actualización tecnológica. La infraestructura está relativamente deteriorada”, advierte el también catedrático universitario, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello.

¿Cuál será la incidencia del rebote cambiario, en lo que se refiere al mercado paralelo, en la actividad económica industrial?
— La actividad económica industrial está afectada por el suministro de insumos, nacionales e importados. Por un lado están los suministros nacionales, principalmente provenientes de las empresas básicas. Estas se ven afectadas por la asignación de recursos presupuestarios, que están limitados por el precio petrolero.
En cuanto a los insumos importados, más o menos un 60% promedio de los insumos industriales son importados y se han visto limitados en las asignaciones de divisas en las subastas oficiales. Asimismo ocurre con los bienes de capital, tanto por la reposición de equipos como por los repuestos para maquinaria y equipos. No hay espacio para acudir al mercado paralelo si se tienen precios regulados y costos salariales en alza.

¿En qué condiciones se encuentra el inventario de insumos con el que opera nuestra actividad industrial?
— Por supuesto que los inventarios de materias primas están en niveles muy bajos. Lo mismo pasa con los productos en proceso, que además están afectados por las variaciones estacionales. Los productos terminados tienen el inconveniente de que si pasan de cierto nivel pueden ser calificados de acaparamiento, razón por la cual las industrias tienen el cuidado de no mantener volúmenes de significación. Cuando las empresas anticipan devaluaciones monetarias tratan de acumular inventarios de materias primas, pero en esta ocasión el influjo de divisas no permite tomar previsiones en esa dirección.

[quote font=»0″ bcolor=»#dd3333″]“La industria nacional está en una situación compleja, afectada de controles”[/quote]

¿Ha habido una recuperación de nuestro parque industrial, a raíz de la instalación del gobierno de Nicolás Maduro?
— No. La industria nacional está en una situación compleja, afectada de controles y de disposiciones que encarecen los costos relativos a los ajustes de precios. El abastecimiento de insumos, importados y nacionales, está limitado. Los costos laborales y los administrativos (para cumplir con las exigencias de los controles) van en ascenso. Las restricciones a la exportación le quitan oportunidades de crecimiento y de actualización tecnológica. La infraestructura está relativamente deteriorada.
La situación no es nueva, el rezago de inversiones está presente desde finales de los años 1970, más abiertamente desde mediados de la década de 1980, pero el presente gobierno ha hecho poco por cambiar la situación y algunas cosas han empeorado.

¿Qué juicio le merece la creación del Sistema Presidencial de Empresas Ocupadas, Recuperadas y Nacionalizadas, a fin de recuperar aquellas unidades productivas, que cerraron sus puertas en el marco del saboteo económico, como dice el gobierno, propiciado por la burguesía nacional?
— No tengo mayor información al respecto. Habría que saber de las empresas en cuestión si la razón por la que cerraron tiene que ver con las regulaciones de precios, de abastecimiento de insumos o de problemas laborales. No dispongo de esa información.

¿Qué productos exporta nuestra industrial nacional?
— La estructura de productos de exportación ha cambiado radicalmente como consecuencia del cambio de destino geográfico de las exportaciones. Al salir de la CAN, especialmente al romper el comercio con Colombia, el comercio intraindustrial (industrias similares, como la química o automotriz) se vino abajo y fue parcialmente sustituido por comercio interindustrial (industrias distintas).
Se abandona Colombia para atender más a Bolivia. Lo que se puede vender a Colombia, un país con una estructura industrial más parecida a la nuestra, no se le puede vender a Bolivia, que no tiene cómo procesar productos químicos o metales, que era lo que intercambiábamos con Colombia. Lo mismo ocurrió con otros mercados, se abandonó Brasil y Argentina por entrar en Uruguay y Paraguay. Son demandas distintas, niveles distintos y pautas de crecimiento menores.

¿Cómo está la situación de las empresas de Guayana?
— La situación de las empresas básicas de Guayana es dramática. Varias son las causas. Una de ellas es el rezago tecnológico. Desde mediados de la década de 1970 y más radicalmente desde la de 1980, la industria norteamericana (y de las economías industrializadas) se ajustó al nivel del abastecimiento y de precios de la energía y de las demandas de la preservación del ambiente.
Se reindustrializaron e hicieron eficientes ambientalmente. Mientras eso ocurría en el primer mundo, el tercer mundo estaba atrapado en la crisis de la deuda externa (la década perdida), de la cual apenas logró salir a comienzos de la década de 1990, esfuerzo que no duró mucho porque desde mediados de esa década se desató otra crisis regional y casi inmediatamente la crisis asiática. Así que no tuvieron ocasión de actualizarse tecnológicamente como para sobrevivir en una economía globalizada.
Otra cosa es que ellas se iniciaron como inversiones extranjeras directas (IED) que venían a explotar recursos naturales. Se instalaron industrias para quitar peso y volumen a los recursos para poderlos exportar más eficientemente hacia los lugares de origen de las IED, que es donde se transformarán en bienes finales.
Al nacionalizar estas empresas sólo quedaron para atender el mercado interno, que no es muy grande y con menores oportunidades de transformación y variedad de productos. Alguna porción se destinó a la exportación, pero los costos de no haberse actualizado las dejan sin oportunidades de competir. La corrupción y el clientelismo hacen lo demás.

[quote font=»0″ bcolor=»#dd3333″]“La infraestructura está relativamente deteriorada”[/quote]

¿Hay una inflación oculta, como dicen los economistas, es decir, la que no se mide en las cifras del BCV, pero que pega en el bolsillo del venezolano?
— Cuando se habla de inflación oculta normalmente se refieren a bienes y servicios que no están contemplados en la canasta de bienes y servicios que forman parte de la muestra que se investiga. Se trata de bienes y servicios que por su participación en el gasto de los ciudadanos deberían estar en la muestra. Al no estarlo no afectan los indicadores que se publican, pero como son parte importante del gasto de los hogares sí afectan la capacidad de compra de las familias.
Una situación distinta es la inflación represada. En este caso se refiere a una inflación que no se muestra porque los precios se mantienen controlados, bien por disposiciones administrativas o mediante subsidios o algún otro mecanismo parecido. Ella se manifiesta, usualmente, en desabastecimiento.

¿Qué juicio le merece la forma como el gobierno cambió los patrones, para el cálculo de la inflación?
— Hasta donde conozco no hay cambios en los patrones, si es que te refieres a la metodología, para el cálculo de la inflación. Simplemente no se han publicado cifras de inflación. Se habló de cambios en la estructura de ponderaciones de los rubros, pero como no se conocen cifras no hay manera de saber si lo hicieron. Pero aún en ese caso, el cambio no tiene efectos en la medición de la inflación.
La inflación se refiere a cambios en el nivel, no el nivel. Si cambian las ponderaciones solo se afectará el nivel en una única ocasión, pero no sus tasas de cambio. Para que cambien las tasas tendrán que modificar la cesta de bienes y servicios e incluir solo aquellos que sean estables y que puedan permanecer largos períodos sin mayores modificaciones, como la gasolina y algunos servicios públicos.