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Humberto García Larralde: El sistema cambiario alimenta la especulación

Humberto García Larralde

Humberto García Larralde, economista: La credibilidad del gobierno, en torno a resolver el problema cambiario, resulta bastante baja


Por Enrique Meléndez

El economista Humberto García Larralde afirma que el sistema cambiario, tal cual como está diseñado, lo que hace es exacerbar la especulación, y de allí que el dólar paralelo esta semana haya superado la barrera de los 200 bolívares. “En la medida en que se sostiene absurdamente un dólar súper barato a 6,30, y el otro a 12, que también es muy barato, constituye un incentivo enorme para que la gente se ponga en esos dólares por cualquier medida”, sostiene el también profesor de la Facultad de Economía de la UCV e investigador del Cendes.

¿Qué causó el hecho de que el dólar paralelo se disparara, rompiendo la barrera de los 200 bolívares, al contrario de lo que el gobierno esperaba?

— En primer lugar, las expectativas son muy adversas. La credibilidad del gobierno, en torno a resolver el problema cambiario con las medidas propuestas, resulta bastante baja. Pero eso hay que entenderlo dentro de un escenario de caída de los precios del petróleo que no van a levantar, van a estar muy por debajo de lo que han sido en los últimos años. Si en los últimos años, cuando el precio del barril estaba a 100 dólares el barril, ya había esa disparada del paralelo por la manera como se administra el sistema cambiario, es obvio que ahora no va a bajar.

En última instancia, el problema está en que el sistema, tal como está diseñado, lo que hace es exacerbar la especulación cambiaria. Porque en la medida en que se sostiene absurdamente un dólar súper barato a 6,30, y el otro a 12, que también es muy barato, por debajo de lo que debería valer en términos reales, constituye un incentivo enorme para que la gente se ponga en esos dólares por cualquier medida; por sobrefacturación de importaciones, subfacturación de exportaciones, inventando negocios variados o, simplemente, los que están metidos ahí meten la mano y lo revenden a un valor muy superior.

Hay una exacerbación de la actividad especulativa que va a mantener al dólar paralelo cada vez más alto. Claro, hoy han anunciado que las empresas petroleras afiliadas a Pdvsa van a vender en el Simadi, esperando que la oferta sea mayor y contribuya a estabilizar, pero dentro de ese esquema de especulación, y en el contexto de una baja en los precios del petróleo tan drástica como la que tenemos en estos momentos, es muy difícil que se vaya a estabilizar.

Porque, además, hay lo que los economistas llamamos una profecía autocumplida. Es decir, como todo el mundo está en la expectativa de en cuánto se va a poner el precio de dólar, y más de uno sabe que mantener ahorros en bolívares es perderlos, porque se diluyen con la inflación, todo el mundo está buscando comprar dólares, y como la gente ve que está subiendo, se dice a sí misma: yo lo voy a comprar ahora, antes de que vuelva a subir. Eso es lo que nosotros llamamos una profecía autocumplida, y si todo el mundo hace eso, por supuesto, va a seguir subiendo, y entonces mayor es la intención de comprar antes de que se ponga más caro.

El gobierno argumenta que el 75% de las importaciones se están financiado con dólar a 6,30 y a 12 bolívares, y que es por eso que se mantiene este esquema. ¿Qué piensa usted?

— Efectivamente, el año pasado a mí me sorprendió, cuando yo me meto en las cifras que presentó el BCV hasta el tercer trimestre de 2014, que el tipo de cambio efectivo para las importaciones públicas estaba en 6,8. Es decir, la mayoría de las importaciones del sector público se hizo a 6,30 y en otras un poco más arriba, y eso promedio da un 6,8, más o menos, sólo que el sector público importa menos del 40% de las importaciones totales.

En esas cifras del BCV que, repito, llegan hasta el tercer trimestre de 2014, las importaciones del sector privado, que tenían un tipo de cambio efectivo, se hicieron en un promedio por encima de 20. Ahora no tengo la cifra a la mano. Lo que significa que no es cierto que la mayoría se hizo a 6,30, sino una parte.

Ahora bien, eso se hizo con un barril de petróleo a 88,40 dólares y, por consiguiente, con unos ingresos que permitían sostener en cierta medida un tipo de cambio barato, a pesar de que eso se tradujo, claramente, en escasez y desabastecimiento. Es decir, no es que cubría la demanda, pero sí el desequilibrio era menos evidente. No obstante, hoy en día, con unos precios del petróleo que caen a la mitad y con un desabastecimiento acumulado, es ridículo pensar que el 75% de las importaciones van a poderse pagar a 6,30 o 12 bolívares. Y lo que se prevé es que el desabastecimiento va a aumentar significativamente, y por supuesto, lo que dije anteriormente, la actividad especulativa va a seguir experimentando un curso importante.

¿Se puede considerar que con las medidas que tomó el gobierno, éste puede correr la arruga hasta las elecciones parlamentarias?

— Todo es posible: el gobierno pretende correr la arruga por una razón muy sencilla: Maduro no tiene liderazgo propio. No tiene capacidad de tomar medidas por mérito propio, porque la verdad es que ni siquiera entiende qué es lo que está ocurriendo, a qué es lo que está enfrentado, la única legitimidad que él puede esgrimir es aferrarse a lo que él entiende que es el legado de Chávez.

De modo que ese modelo de Socialismo del Siglo XXI, donde había controles de todo tipo, donde, supuestamente, se marchaba hacia una estatización creciente de la economía, y con controles de toda naturaleza hacia un estado comunal, como lo expresa el Plan de la Patria, todavía está en el imaginario, por lo menos, en lo que publicita Maduro en cuanto a su imaginario político.

Eso le impide tomar medidas coherentes, para enfrentar la situación, porque él teme que va a perder entonces legitimidad frente a los suyos. Cuando Maduro anuncia medidas, porque realmente ha tomado muy pocas, pero cuando se sostiene en la misma posición que ha mostrado en los últimos meses, él no le está hablando al país, sino que le está hablando a una secta de fanáticos que lo apoyan, que son cada vez más reducidos, que es su base de apoyo.

De allí que su popularidad está por debajo de 20% , y esto es un elemento muy importante que entonces le impide a él rectificar y de pretender, como tú dices, correr la arruga hasta las elecciones, y la única manera como él puede hacerlo es con la represión. Es la única manera porque frente a la situación drástica que estamos sufriendo, el empeoramiento de la situación económica y lo que eso significa en términos de deterioro a nivel de la vida de la población, de exasperación, de molestia del país en general, la respuesta que está asumiendo el gobierno es reprimir.

¿Por qué usted ha recomendado una unificación cambiaria de 30 bolívares?

— Eso fue un artículo que hice a finales del año pasado, y eso toma en cuenta lo que los economistas llamamos el tipo de cambio real de equilibrio; es decir, cuál es el verdadero valor de la moneda en términos de su paridad con respecto al dólar a propósito de su capacidad de compra.

Es decir, cuando uno sostenía que el tipo de cambio hacia finales del año pasado debería haber estado en 30 bolívares por dólar, uno lo que está diciendo, con motivo de los cálculos que uno hace, siguiendo determinada metodología, es que 30 bolívares, internamente en el país, compran lo mismo que un dólar afuera, y la manera de calcularlo es con relación a una canasta de bienes: cuál es el costo de esa canasta afuera, tanto en bolívares, como en dólares, y entonces uno arriba a esa equivalencia.

Por supuesto, en la medida en que el BCV completó los anuncios con respecto a las cifras del año pasado y que, además, estamos ya a finales de febrero y que la inflación lejos de disminuir se ha incrementado, entonces esa paridad es un poco más alta. Yo no he hecho los cálculos, pero supongamos que sea a 32 bolívares por dólar o un poco más, y eso además es un cálculo que supone que detrás de esa paridad habría toda una rectificación de las políticas económicas que pudieran sostener ese nivel, es decir: recorte del gasto fiscal, eliminación del financiamiento monetario que le da el BCV a Pdvsa, levantamiento de todas las restricciones a la producción interna, a los controles de precio, las regulaciones, las sanciones excesivas, de forma que se fomentara el comercio y las actividades productivas a nivel doméstico. Eso se podría dentro de un ambiente de credibilidad, porque todas esas cosas deben ser creíbles y sostenibles. Con eso se podría sostener un tipo de cambio en torno a 32 o 35 bolívares por dólar, en esas condiciones.

¿Cuánto es el porcentaje del componente contrabando de extracción que participa en el flagelo de la escasez?

— Mira, eso es difícil de estimar. Yo no tengo estimaciones propias. Lo que sí puedo decir es que el sistema montado lo que hace es estimular el contrabando de extracción. Es decir, cuando uno tiene bienes de precios artificialmente bajos por los subsidios o bien cambiarios, porque se importan a 6,30 o bien porque a través de la comercialización de los canales dentro de Pedeval, Mercal, etcétera, se subsidia ese bien, y uno sabe que en el país vecino esos bienes se pueden vender a un precio mucho más alto y muchas veces en dólares, entonces el estímulo es inmenso.

O sea, en la medida en que exista un dólar paralelo, que está en más de 200 bolívares, y con la expectativa de que puede seguir creciendo, mientras aquí los bienes están subsidiados, se puede comprar a precios bajísimos. Desde luego, es un negocio gigantesco comprar donde se pueda adquirir el bien nacional de precio controlado y venderlo en Colombia, con lo cual la ganancia es gigantesca; luego el traer el provento de esa venta en Colombia y poderse cambiar a dólares paralelos, da una cantidad de bolívares varias decenas de veces superior al precio al que se compró.

De modo que se trata de un estímulo al contrabando de extracción, que no se puede eliminar con medidas policiales, porque, entre otras cosas, la propia cadena de supuestos controles o de vigilancia es parte de las mafias que hacen negocio con eso. De ahí la famosa frase que se escucha en el país de que los efectivos de la Guardia Nacional lo que quieren es que los pongan en la frontera, porque ahí es donde está el negocio. No solamente de la Guardia Nacional, sino también toda una serie de mafias que se lucran con esa actividad especulativa montada por la estructura de precios del gobierno.

Y eso tiene que ver también con la gasolina, cuyo precio permite que se fuguen por nuestras fronteras más de 100 mil barriles diarios. Hay economistas que estiman que se pudiera colocar en 8 bolívares, que sería el precio internacional. ¿Qué piensa usted?

— El precio internacional está muy por encima de los 8 bolívares. Ahora con la caída de los precios del petróleo, no sabría decir a cuánto está el precio, pero está muy por encima de eso. Uno entiende que en los países más avanzados el precio del barril de gasolina procesado es mucho más alto que lo que se vende aquí, pero también es verdad que ellos cobran muchos impuestos. Pero ese precio de la gasolina sin los impuestos todavía es mucho más alto que 8 bolívares.

Ahora, lo que uno plantearía, en términos de precios de la gasolina, no es tanto equiparar el precio internacional, que pudiera ser un planteamiento, como sí lo que llaman el costo de oportunidad alternativa a la exportación: cuánto se pierde por destinar un litro de gasolina al consumo interno y no exportarlo; cuánto se dejaría de ganar por no exportarlo. Uno, en todo caso, plantearía que, por lo menos, se cubran los costos de producción, procesamiento y refinación, y un margen para su comercialización y distribución en las bombas.

Yo no he hecho el cálculo todavía de cuánto significa eso. Pudiera estar en ocho bolívares o un poco más. Yo he hecho cálculos de diez bolívares para otros fines, y eso pudiera ser. Ahora, eso tendría que ser un punto de partida. Eso no es un punto de llegada. Yo creo que progresivamente se debería ir ajustando de forma tal que se pague lo que realmente cuesta producirlo, y que contribuya, además, a racionalizar el uso del combustible en el país.

Pero eso no va a eliminar el contrabando de extracción de gasolina, porque todavía en Colombia la gasolina de vende a cerca de dos dólares el litro.


 

La inflación es mayor a la que estima el BCV

La inflación de 2014 cerró en casi 69 por ciento. ¿Hay, a pesar de esa cifra, una inflación oculta?

— Por supuesto porque hay represión de precios que se refleja en desabastecimiento. Es decir, la pregunta que uno se tiene que hacer es: ¿a qué precio aparecerían muchos bienes? o ¿cuál es el precio de equilibrio en el cual la oferta satisface la demanda, a partir de lo cual no hay desabastecimiento, como tampoco hay exceso de bienes producidos? El hecho mismo de que haya desabastecimiento complica que haya esa represión de precios y que la inflación, que mide el BCV, pudiera estar por debajo de lo que efectivamente resultaría, si no hubiese esos controles, y no hubiese el desabastecimiento.

Pero hay una cosa adicional: la metodología del BCV hace que en un mes en que se realiza la encuesta sobre precios, ésta puede quedar desactualizada, pues si de los distintos bienes que componen la canasta que determina el precio al consumidor, uno no se consigue, entonces el BCV arrastra el precio de dicho bien del mes anterior. De manera que ahí hay un sesgo que internalizado reduce la inflación por ese tipo de respuesta frente a bienes que no aparecen en los estantes.