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Editorial: En Venezuela todo puede pasar

El momento político actual pareciera estar a punto para ser aprovechado por un liderazgo sorpresivo


 

Somos el país petrolero donde no se consigue azúcar. El único lugar donde un socialismo enriquece a la banca como nunca, donde una elección la gana alguien que ya falleció. Es un país sin liderazgo, donde gobierno y MUD desencantan, no convocan y excitan cada vez a menos. Es el limbo en el Caribe. En definitiva, un lugar perfecto para dirigentes con instinto. Todo está presto para que aparezca un animal político, como el Caldera que olfateó el sentimiento popular tras el 4F o el Chávez que emergió como figura de la anti política a finales del siglo pasado. El venezolano se siente incomprendido, abandonado a su suerte, sin cobijo. Por donde va recibe golpes, es maltratado. El bolsillo del ciudadano está afectado por la inflación, el bolívar es una moneda maltrecha, los servicios públicos son deficientes y la violencia criminal mantiene a la población en toque de queda. El venezolano necesita ilusión en su vida, bríos para seguir, razones para enamorarse de algún proyecto de país y olvidar los ratos amargos. El país es una presa indefensa que despierta las pasiones de la jauría. El punto está en saber cuál es la fiera que sabrá cautivar a una nación urgida de cambios. EDE