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Los venezolanos y la memoria

Somos fruto de la violencia. Ahora es necesario luchar por una sociedad realmente democrática. Una patria verdaderamente independiente.


Julian Rivas

En una oportunidad Hugo Chávez afirmó que los venezolanos somos producto de la violencia, lo que no fue del gusto de opositores perrorabiosos. Bueno, en efecto, somos fruto de la violencia. No hay familia venezolana con al menos cuatro generaciones que no haya conocido la violencia, sobre todo la proveniente de las capas egoístas de la sociedad, la burguesía dependiente del imperio, que es la que hoy conspira contra nuestra independencia nacional.

Hace unos seis años, en el país comenzó un proceso de identificación de tierras urbanas. Recuerdo que estaba en San Fernando de Apure, y descubrimos que los terrenos de la vieja cárcel gomecista habían sido tomados por un adeco que hizo allí un taller. Un nativo de San Juan de Payara nos ofreció un testimonio: “Dos hermanos de mi abuelo estuvieron presos ahí y los mataron. Los sacaron muertos en carretilla y los tiraron en medio de la calle para que la familia los recogiera”.

Ahora cuando los gringos nos amenazan, recuerdo al presidente Mao: “La guerra, que ha existido desde la aparición de la propiedad privada y las clases, es la forma más alta de lucha para resolver las contradicciones entre clases, naciones, Estados o grupos políticos, cuando estas contradicciones han llegado a una determinada etapa de su desarrollo. Si no se comprenden las circunstancias reales de la guerra, su naturaleza y sus relaciones con otros fenómenos, no se conocerán sus leyes, ni se sabrá cómo dirigirla, ni se podrá triunfar”.

A mi abuelo Figueras le escuché en una oportunidad: “Sin respeto no hay amistad. Se puede pasar de amigo a enemigo solamente por la falta de respeto”. Mi abuelo no era político, era un hombre del pueblo.

Con los años he logrado conocerlo mejor. Fue una víctima del gomecismo. Su familia fue arruinada, expropiada por un régimen ladrón y vende patria. Aunque si ello no hubiera ocurrido yo no les estuviera relatando esto, mi condena al gomecismo es tajante. Cuando alguien me quiere hablar bien del gomecismo vende patria, la etapa más vergonzosa de nuestra historia –lo que ocurre pocas veces- defiendo la Venezuela auténtica. Ah, y si puedo meterle un puño al maldiciente, en honor a mi abuelo, tengan la seguridad que lo haré.

Somos fruto de la violencia. Por eso no debemos eludir al determinismo, como advierte Miguel Delibes, ahora es necesario luchar por una sociedad realmente democrática. Una patria verdaderamente independiente. Siempre recomiendo que lean Cantaclaro, de Rómulo Gallegos, que analicen a Juan El Veguero. Fueron centenares los jefes civiles y comisarios del gomezato ajusticiados por las propias manos de los hombres del pueblo. Y tengan la seguridad que si los gringos llegan a invadir a nuestro país, serán miles los que regresarán rebanados al Cementerio Nacional de Arlington. Les cantarán: Oh, say can you see by the dawn’s early light…

A mi abuelo y a su hermano mayor no les tembló el pulso para aplicarle justicia a un comisario de Gómez que había ofendido a su padre. La policía gomecista, La Sagrada, y los camaleones orientales, los persiguieron, pero no los encontraron. Más de veinte años de exilio tras salir clandestinos desde Güiria hacia Trinidad. Cuando murió el dictador regresaron. Mi abuelo se estableció en Irapa y su hermano mayor por los lados de Yaguaraparo.

En una oportunidad le dije a unos académicos españoles: “Mientras pretendan analizar a Venezuela según libros que hablan de México, los países andinos y hasta Brasil, no van a comprender”. Lamentablemente hasta los soviéticos nos desconocieron. Cuando uno revisa la Historia de la Filosofía de M.A. Dynnik, no encuentra ninguna referencia de importancia sobre Venezuela. Nos ven como a un pueblo sin filósofos. Es triste.

En el mundo muchos creen que somos un atajo de desmemoriados, desorganizados y sin ninguna referencia de la vida. Hasta los oligarcones colombianos nos ven como una merienda de negros, que los somos con mucho orgullo. Ejemplo “La Vorágine” de José Rivera. Por su parte las elites criollas se creen sabias. Y si están aliadas con los gringos tienen el mandao hecho. Están pelando.

Hoy Venezuela es “amenaza” para el señor Obama porque puede hacer cambios a favor del pueblo solamente con elecciones. Que hay que depurar, ok. Pero con independencia. Los pobres copeyanos, agentes de los alemanes, tienen un triste partido que también se alía con Washington. No tienen nada que ofrecer. Los adecos perdieron un siglo y todavía no entienden que perdieron la calle”. Qué drama.

Por supuesto que parte de lo que somos nos viene de la derrotada vieja cultura española, ibérica, catalana, ¡qué carajo! Bienvenida. De allí nos nutrimos para la identidad nueva, con aportes negros e indígenas. Pero gringos no somos. Tampoco somos anglosajones. Por eso millones de venezolanos, en medio de esta escasez hacen colas para rechazar el decreto de Obama. Hay quienes no comprenden esto. Triste por ellos.

Si uno va a Cataluña puede encontrar definiciones del catalán: Trabajador, honrado, austero, frugal. Más allá le dicen que son gente que le gusta caminar. ¡Carajo!, si a mi abuelo le gustaba caminar los 30 kilómetros que separan a Yaguaraparo de Irapa. Yo creía que era por pichirre. Es que así son los catalanes. De ñapa, Cervantes escribió que son gente enojada, terrible y pacífica. Hablo con orgullo de mi abuelo porque de él aprendí que sobre su cabeza su sombrero y en su mano un machete. Así es el pueblo venezolano.

Una tarde, caminando por Barcelona, España, llegué a un edifico donde vivió Gallegos. Fue un adeco que hizo su aporte. A Cantaclaro hay que cortarle las dos últimas páginas y rescatar a Juan Parao, guerrero del pueblo.

Es absurdo plantearle amistad a la burguesía gringa. Son nuestros enemigos. Es obvio que la guerra es terrible y sería una tragedia para nuestra patria. Pero si llega, llega. No tengo dudas que nuestro pueblo es lo suficientemente bravo para hacer comer polvo a los gringos, con toda su tecnología. No podemos ser amigos de quien nos odia, nos desprecia y sobre todo, no nos respeta. Nos agrede.

Nota mala: La Ley Habilitante debe servir para que se aprueben nuevos municipios en zonas fronterizas. La Quinta República no ha creado nuevos municipios. Inevitable un nuevo municipio en Puerto Páez, en la franja del río Meta. También hay que evaluar La Urbana, Los Pijiguaos y El Burro, todos en el Municipio Cedeño del estado Bolívar. También San José de Amacuro en el Delta. ¡Gringo, go home!