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Productos artesanales de higiene
y limpieza son el nuevo “rebusque”

Los productos desinfectantes y de cuidado personal hechos en casa son el “resuelve” de muchos venezolanos, que ante la difícil situación económica los revenden o producen para completar los gastos del mes


 

Andreina García Reina  

La falta de productos de higiene personal y de limpieza se convirtió desde 2014 en algo cotidiano. Hay que hacer largas colas para comprar detergente en polvo para ropa, desodorante y lavaplatos. Ya la búsqueda no es por el “precio justo”, la cruzada es por conseguir los productos que desde hace meses abandonaron los anaqueles.

Ante la ausencia de las grandes marcas, muchos han acudido a las marcas blancas o emergentes e incluso a los productos artesanales para poder hacer las tareas domésticas o para higienizarse. Otros, más espabilados, han aprovechado la coyuntura como oportunidad de negocio.

Christian Sánchez, un panadero caraqueño de 35 años, decidió poner a la venta hace un mes en internet su fórmula mágica “Sinai naturals”, un desodorante a base de aceites y productos naturales.

“El trabajo que tenía me hacía transpirar mucho y como no conseguía la marca de desodorante que usaba, por la falta de productos en el mercado, comencé a experimentar conmigo mismo”, relata con elocuencia.

“En vista de que me funcionó y es algo natural y ecológico decidí venderlo. Pocos saben que la mayoría de los anti transpirantes no eliminan la bacteria que causa el mal olor sino que tapan los poros para evitar la sudoración”, dice.

En el último mes ha vendido 20 unidades de 180 gramos, pese a que cuestan Bs 400, y 50 de la presentación pequeña de 25 gramos. Los números le han alentado a producir otros productos para comercializarlos, entre ellos gelatina para el pelo, jabón líquido de tocador y lavaplatos.

[quote_center]»Uno trabaja con las uñas»[/quote_center]

Aunque la escasez le ha abierto un espacio en el mercado de los desodorantes, es un factor que también juega en su contra. “Es un poco difícil conseguir la materia prima, pero la he conseguido”, señala.

En agosto de 2014 el índice general de escasez superó 35%, según cifras del Banco Central de Venezuela. En septiembre de ese mismo año el presidente de la Asociación Venezolana de la Industria Química y Petroquímica (Asoquim), Juan Pablo Olalquiaga, manifestó que el desabastecimiento del sector se debía a la falla en la liquidación de divisas: “tardan hasta 100 días cuando antes salían en tres. Esto ha dificultado mucho el uso de este mecanismo, que es el único que permite ir trayendo cosas con previsión”.

El incremento de los precios de más de 15 productos de limpieza e higiene que ocurrió durante ese mismo mes, y que actualizó precios congelados desde 2012, tampoco garantizó el abastecimiento.

| Captura Últimas Noticias Ángel Colmenares
Mirna Romero asegura que sus ventas se han duplicado a consecuencia de la escasez | Captura Últimas Noticias – Ángel Colmenares

La señora Mirna Romero, que fabrica productos de limpieza en su casa desde hace ocho años, teme por el sustento de su familia. “Las esencias no se consiguen. Hace poco costaban 1.600 bolívares, hoy se consigue un litro en 6.000. Con eso se preparan 200 litros de desinfectante. Además con esta escasez no conseguía en toda Caracas galones para envasar. Finalmente conseguí unos galones negros. No me gusta trabajar con esos porque no se ve el líquido, pero qué se hace. Uno trabaja con las uñas”.

Mirna, que monta su tarantín todos los fines de semana a las 5 am en el puente El Guanábano, al final de la Av. Baralt, en Caracas, y vende durante la semana productos desde su casa, afirma que esa misma escasez la ha hecho vender mucho más. “De 20 galones de cloro que llevaba y vendía los sábados, ahora llevo 40 galones y quedo falla. Los domingos llevo más de 50 porque hay más gente”, explica.

La emprendedora que luchó por aprender a fabricar los productos de limpieza que revendía tras quedar desempleada en 2007, con cuatro hijos que mantener, se gana hasta 20.000 bolívares cada fin de semana. La falta de cloro, desinfectante y lavaplatos ha dado a conocer aún más sus productos, que ya muchos conocían como de “muy buena calidad”.

[quote_center]»Las empresas no pueden hacer el negocio como lo hacemos nosotros. Tenemos una estructura de muy bajo costo»[/quote_center]

La escasez es el mismo motor que mueve a la joven Enyerlyn Bermúdez desde Coche, donde vive, hasta Prado de María -en la avenida Roosevelt- para comprar suavizante, jabón y lavaplatos. Allí la Bodega Todo Limpio, que tiene cerca de 25 años funcionando, vende una larga lista de productos de limpieza al mayor.

El fundador del negocio es Antonio Sánchez, un ingeniero químico que tenía una empresa que fabricaba productos de mantenimiento industrial y que por consejo de su esposa comenzó a venderlos al detal en el garaje de su casa. “Ella me lo propuso para ayudarnos con los gastos”.

El señor Antonio concuerda con Mirna, la escasez ha incrementado sus ventas en los últimos meses. “Ha habido un repunte porque los supermercados y las empresas no pueden hacer el negocio como lo hacemos nosotros. Tenemos una estructura de muy bajo costo. No invertimos en botellas, tapas, etiquetas, publicidad, anaqueles”.

Todo-Limpio
«Hemos puesto en manos de la gente productos que antes no podía comprar», comenta Antonio Sánchez, dueño de Bodega Todo Limpio

 

Desde hace años saben que lo más costoso es la botella, por eso invitan a sus clientes a llevar sus recipientes de plástico para envasar los productos que compren. Incluso por cada 10 botellas que lleve un cliente, le regalan un litro del producto de limpieza que pida.

Sánchez destaca que, a diferencia de los productos asociados a una marca, ellos pueden “cambiar de fórmula o sustituir una cosa por otra cosa en caso de que no se consiga, hecho que no puede hacer cualquier empresa porque tienen parámetros de calidad, de marca, de fórmula”.

La calidad es fundamental para el señor Antonio, quien relata que durante un tiempo vendían las bases para que otros emprendedores fabricaran los mismos productos y los vendieran desde sus casas, pero no prosperaron porque no lo vieron como negocio familiar y no le hacían seguimiento a elaboración. De hecho, en casa de Antonio todos saben de química y eso garantiza la calidad que buscan los clientes como la señora Ana María Ruiz; ella va con frecuencia a comprar limpiador multiuso “porque es muy bueno”.

[quote_center]Se requieren 3,5 salarios mínimos para poder adquirir la canasta básica, según el Cendas[/quote_center]

La bodega siempre está a reventar de gente, atienden por número. “Hemos tenido éxito porque la comunidad se ha integrado. Estoy detrás de un barrio y todos los empleados son muchachos del sector. Siempre he pensado que hemos puesto en manos de la gente productos que antes no podía comprar. Es la parte que más me compromete”, cuenta.

Pero mientras la escasez los ha beneficiado con más ventas, el incremento de los costos y falta de materia prima los afectado. “Cada vez se nos hace más difícil producir”. Ya no fabrican cera autobrillante y el abrillantador de cauchos por falta de insumos. “Nos quedaremos con cuatro o cinco productos. Cloro, lavaplatos, que son más fáciles porque hay productores nacionales ayudados por el gobierno con créditos, muchachos jóvenes que están haciendo buen uso de los recursos que les dieron”.

Trabajo alterno

La inflación cerró el año 2014 en 68,5%, según cifras del Banco Central de Venezuela. En el rubro de los alimentos el balance del año pasado fue de 102,2%. El Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores, Cendas, informó que el precio de la Canasta Alimentaria Familiar (CAF), se ubicó en 19.858,07 bolívares en el mes de febrero de este año. Aumentó 122,1% entre febrero de 2014 y febrero de 2015. Según esta cifra, se requieren 3,5 salarios mínimos para poder adquirir la canasta.

La crisis económica, manifiesta en la inflación más alta del mundo, ha llevado a los profesionales a buscar otras vías de ingreso, aparte de sus empleos formales, porque el dinero no les alcanza.

Julieta Muñoz
“La venta ha ido en aumento porque además de que esos productos no se consiguen”, Julieta Muñoz, fabricante de jabones y champús artesanales

La señora Mirna Romero afirma que muchos de sus clientes son abogados, sociólogos, e ingenieros que compran sus productos para revenderlos y rebuscarse. Es el caso de Julieta Muñoz, una odontóloga de Valencia que desde hace dos años y medio vende jabones de baño y champús artesanales por la web Mercado Libre.

“La carencia de materiales odontológicos por la falta de divisas afectó mucho mi consulta”, comenta tras explicar que la escasez le dio el empujón final para comenzar con su negocio paralelo. Además, Julieta no conseguía productos de belleza o tenía que hacer mucha cola para dar con ellos, así que decidió hacerlos para ella.

Aunque la venta por Internet le da para solventar algunos gastos como el colegio de sus hijos o sus pólizas de seguros, no le da para mantenerse. Le va cada vez mejor por la escasez pero le “ha sido difícil mantener el negocio” porque no consigue los insumos que necesita. Entre ellos la soda cáustica y los aceites naturales para los jabones.

También se han incrementado mucho sus costos de producción. “El litro de aceite de oliva está costando tres mil bolívares. Además he tenido que comprar la base de los champús a otros fabricantes porque no tengo para hacerlas, ni el espacio ni la liquidez monetaria para invertir en lo que se necesita”, dice con preocupación.

Los jabones y champús que comercializa están hechos a base de ingredientes naturales. Para dar con las fórmulas tuvo que aprender de botánica, comprar algunas patentes, asesorarse con una fitoterapeuta y tras mucho investigar en línea, consiguió asesoría en México y en España.

Mensualmente vende cerca de 150 jabones y 70 champús. “La venta ha aumentado porque además de que esos productos no se consiguen, la gente está más interesada en lo natural. Tengo muchos clientes que tienen problemas de la piel por la contaminación del agua y les recetan jabones de glicerina que no se consiguen por ninguna parte”.

Datos de la crisis

Con una canasta básica que equivale a 3,5 salarios mínimos y la inflación más alta del mundo, la presión que ejerce la crisis económica sobre los profesionales y trabajadores les ha impulsado a buscar oportunidades que les generen vías de ingresos alternativas. La tasa de empleo en el sector informal avanzó en 2014 a mayor ritmo que la del sector formal, según cifras del Instituto Nacional de Estadística. La proporción del sector formal en el mercado laboral pasó de 60,7% en septiembre de 2013 a 59,5% en septiembre de 2014. Mientras que el sector informal subió de 39,3% a 40,5%.


 

Si quieres contactar al autor de esta historia escribe a: andreina@larazon.net