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Tarjetas de crédito, indispensables para llegar a fin de mes

La clase media acude cada vez más a las tarjetas de crédito como complemento para llegar a fin de mes. Más de 25% de los consumos hechos están destinados a alimentación, salud y educación. Las tarjetas han pasado de ser un producto suntuario a uno de primera necesidad


Andreína García Reina

Domingo. 10 am. Un supermercado cualquiera. 6.750 bolívares, señora. La mujer frente a la caja duda al mirar su monedero. Se pregunta cuánto le queda en la cuenta, recuerda ese comercial en el que los precios no importaban. Para todo lo demás…y ni pensar que lo que lleva apenas colma tres bolsas.

La cajera desliza una tarjeta distinguida por dos esferas, una amarilla y otra roja, que se superponen. Firma, cédula y teléfono, por favor, dice. La escena se repite varias veces. No solo con la Master Card, también con la Visa y, de a ratos, con la American.

El costo de la canasta básica familiar subió a 35.124 bolívares en el mes de marzo de este año, según datos recopilados por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM). Tan solo de febrero a marzo la canasta subió 1.364 bolívares y aumentó casi 100% con respecto a marzo de 2014, cuando se ocupaba en Bs. 17.551,95.

Además de la inflación, que según Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, puede llegar a 140%, en 2015 el ingreso de los estratos socioeconómicos C y D se ha visto disminuido en 14,6% y 13,1% respectivamente, de acuerdo a cifras que divulgó el economista en el Foro Tendencias del Consumidor 2015.

Ya en 2014, el periodista Víctor Salmerón de El Universal destacaba que, según cifras de Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban), los consumos con tarjetas de crédito en supermercados y abastos habían aumentado más de 90%, en relación a los mismos consumos en 2013.

Este año las perspectivas son similares porque, de acuerdo al Cendas, el rubro de los alimentos fue el que más incrementó su valor. Subió 5,3% de febrero a marzo, pasando de 19.858,07 a 20.919,53 bolívares.

Según Carlos Calderón, presidente de la Asociación de Usuarios del Sector Financiero (Ausfin), existen aproximadamente cinco millones de plásticos en el mercado y casi tres millones de titulares y es que durante 2014 la cartera de créditos para el consumo con tarjetas aumentó 45,1%, de acuerdo a información de Datanálisis.

 

Rentabilizar los bolívares

Bajo la óptica de Roberto León Parilli, presidente de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores (Anauco), el aumento obedece a varias razones: la primera, que la morosidad del sistema bancario está en unos niveles muy bajos. “Hay una morosidad baja históricamente, lo que representa un bajo riesgo en el sector bancario en el otorgamiento o ampliación del crédito. Por lo tanto ha habido posibilidad de aumentarle le crédito de manera generalizada a muchas personas”, destaca.

La segunda razón que apunta Parilli es que, teniendo el riesgo cubierto por la baja morosidad, la inflación ha hecho que el bolívar pierda valor o poder adquisitivo, y se ha hecho necesario ajustar las líneas de crédito a la realidad actual.

[quote_center]»Por ahora eso está bien, pero puede convertirse en un peligro a largo plazo»[/quote_center]

“El tercer elemento tiene que ver con que la banca tiene la mayoría de los créditos controlados y el crédito por tarjeta de crédito es el que genera mayor tasa de interés, mayor rendimiento”, señala.

En opinión del presidente de Anauco, como una gran parte de las carteras crediticias son obligatorias, “el banco tiene que pagar por el ahorro más de lo que tiene que cobrar por esos créditos en tasas de interés, por lo tanto el único crédito que le genera rentabilidad al sector bancario es el crédito al consumo”, dice.

Otro de los factores que ha influido en el crecimiento del crédito al consumo lo destaca el economista de la corriente marxista Manuel Sutherland: “la quintuplicación de los trabajadores públicos con cuentas en los bancos del Estado es otra de las razones, porque esos trabajadores del Estado con sueldos fijos reciben con mucha facilidad tarjetas de créditos”.

Para Luis Vicente León, el hecho de que hayan más tarjetas de crédito y más créditos al consumo también tiene que ver con cómo los bancos rentabilizan los bolívares que tienen en sus bóvedas en una economía en la que el sector productivo está paralizado y en la que no hay inversión. “El sector industrial está completamente paralizado en términos de inversión. La formación bruta de capital fijo cayó 17,4%”, añade.

A juicio del presidente de Datanálisis, la banca ha destinado los bolívares, que no puede ni cambiar legalmente ni invertir porque no se están haciendo asignaciones para reparto del dividendo, al crédito al consumo. “Por ahora eso está bien, pero puede convertirse en un peligro a largo plazo”, advierte.

Aunque las tarjetas de crédito son el producto financiero más costoso, con una tasa de interés de 29%, la diferencia entre una inflación de tres dígitos y los intereses es tan grande que hace impensable el hecho de no aprovecharlas para al crédito.

Para Sutherland, una ampliación del límite de las tarjetas de crédito podría compensar “de manera un poco ilusoria” esa pérdida del poder adquisitivo de la clase trabajadora.

Tarjetas de crédito y la morosidad
Para abril de este año el índice de morosidad se ubicó en 0,43%. Expertos creen que aumentará

¿Puede aumentar la morosidad?

Pero el golpe más duro a la clase media venezolana puede venir más adelante, si el uso que le den a las tarjetas de crédito no es el correcto. Para Manuel Sutherland, . Investigador del Centro de Investigación y Formación Obrera de Venezuela (CIFO), a medida de que crece la base que permite acceder al crédito con la ampliación del límite, existe el riesgo de llegar a un pago mínimo muy elevado y “terminar arruinando a las personas”.

Luis Vicente León, por su parte, advierte que si las tarjetas no son usadas para comprar activos productivos, para adelantar compras que se necesitarán en los próximos meses o incluso para comprar alimentos no perecederos que se consumirán en los siguientes seis meses, sino para comprar comida o para financiar el “hueco fiscal” del hogar, se está en muy mal camino. “Estás cavando tu propia tumba”, señala.

“No es un tema de la tasa de interés negativa, sino que estás viviendo artificialmente”, destaca León.

No obstante, para Sutherland el mayor riesgo está en el ámbito macroeconómico porque se financia el crédito al consumo con dinero inorgánico, dinero ficticio. “Eso va a tener consecuencias en la inflación bastante fuertes”, añade.

Roberto León Parilli dice que el uso de las tarjetas de crédito para “llegar a fin de mes” en el mediano y largo plazo no genera buenos resultados. “Lo ideal sería que las personas no tengan que endeudarse para alcanzar sus necesidades”, agrega.

Carlos Calderón tiene una opinión más dura, desde la Ausfin considera que aunque la clase media “guapea” para hacerle frente a sus deudas, porque el índice de morosidad para abril de este año se ubicó en 0,43%, no tiene duda de que la morosidad aumentará porque los intereses son muy altos y los salarios no alcanzan.

León Parilli y Luis Vicente León difieren. Creen que a pesar de este uso que se ve de las tarjetas de crédito, la morosidad no ha aumentado en los últimos meses. “La gente trata de cuidar mucho el producto financiero porque sabe que lo necesita. Lo ve con mucha importancia porque no es un producto del que se pueda prescindir fácilmente. Lo cuida para que siga siendo una herramienta y no se le cierre la oportunidad del crédito”, destaca León Parilli.

¿Y si suben los intereses?

Una gran parte de los venezolanos recuerda con temor las altas tasas de interés que caracterizaron la crisis financiera de 1994, cuando muchos tuvieron que picar sus tarjetas porque no podían hacerle frente a la deuda y otros terminaron sin posibilidad a nuevos créditos tras quedar reseñados en el Sicri (Sistema de Información Central de Riesgo).

Y es que ya el 14 de marzo el Banco Central de Venezuela anunció, en la Gaceta Oficial 40.617, que la tasa de interés activa máxima anual que cobrarán los bancos por las operaciones con tarjetas de crédito es de 29% y 17% la mínima, lo que representó un aumento de 5%. Para Carlos Calderón, de la Ausfin, se subieron las tasas “para que se use menos la tarjeta de crédito e intentar reducir la liquidez, que ya está alrededor de los dos millardos de bolívares”.

[quote_center]Subir las tasas de interés podría destruir incluso a los bancos[/quote_center]

Al respecto, León Parilli destaca que en la actualidad, a diferencia de lo que ocurría en la década del 90, la economía venezolana está completamente controlada y pese a que las condiciones de la economía ameritan un alza de las tasas de interés para controlar la inflación y el endeudamiento, “como no es la economía la que dicta las pautas de las tasas de interés, todo depende de una decisión gubernamental”.

Sutherland coincide con el presidente de Anauco y aunque destaca que siempre hay que ser precavidos, no cree que el Banco Central pudiese subir más los tipos de interés. Además no considera que haya ninguna amenaza que obligue al BCV a subir los tipos de interés de manera importante. “Soy totalmente contrario a las teorías de la conspiración, a la teoría de la guerra económica o sabotaje internacional”, dice.

El economista, identificado con la corriente marxista, sopesa además que “si con los altísimos niveles de endeudamiento que hay, al gobierno se le ocurriese subir las tasas de interés y que las tasas de interés puedan indexarse o tener un índice similar a la inflación eso sería la bancarrota de cientos de miles de personas a las que les sería imposible pagar sus tarjetas de crédito y sería una invitación a la morosidad, habría un incremento a la morosidad enorme, destruiría incluso a los bancos”.


 

Recomendaciones si se va a endeudar

1.- No use la tarjeta de crédito para tratar de mantener su estatus. Evite vivir artificialmente del crédito. Recuerde que las tarjetas pasaron de ser un producto suntuario a uno de primera necesidad, tal como lo destaca Carlos Calderón desde la Ausfin.

2.- Aproveche que la inflación limpiará su deuda, accediendo al crédito para comprar activos que más adelante serán más costosos o que no podrá comprar.

3.- Invierta su ingreso en adelantar compras de artículos que necesitará en los próximos seis meses.

4.- Si va a comprar alimentos, que sean no perecederos y que pueda almacenar para consumir en los próximos meses. Artículos escasos como el papel toilette, los enlatados y productos de limpieza e higiene personal son los indicados.

5.- No olvide pagar sus cuotas mínimas a tiempo. Cuidar las líneas de crédito es fundamental en esta época de crisis en la que las tarjetas pueden ser una suerte de salvavidas en un momento de emergencia.


Si quiere contactar al autor de esta historia escriba a: andreina@larazon.net