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Antonio Paiva: “El control de precios ha producido la escasez”

El economista Antonio Paiva considera que mientras se mantenga la medida de control de cambio y de precios, el efecto será perverso

Enrique Meléndez

Antonio Paiva estima que la inflación en lo que va de año supera el 100%, pues esa que se ha venido manejando, en forma extraoficial, considera que está signada por la manipulación que hace el Banco Central de Venezuela y el Instituto Nacional de Estadísticas de las cifras, partiendo de los precios de los productos regulados.

¿Tiene el gobierno los recursos para responder a la demanda derivadas de los aumentos de salarios o de nuevo lo veremos recurrir a la impresión de dinero?

— La estructura de ingresos de la economía venezolana depende, básicamente, de la factura petrolera, y cuando estamos en una situación, en la cual las cuentas no cuadran, no hay suficientes ingresos para cubrir los gastos ordinarios. En consecuencia, el gobierno recurrirá inevitablemente al endeudamiento (externo o interno) o a la emisión de dinero inorgánico, o a ambas cosas.

[quote_center]“El gobierno recurrirá inevitablemente al endeudamiento”[/quote_center]

Como quiera que el financiamiento se hace a tasas del mercado, van a producir un mayor efecto inflacionario. En consecuencia, este incremento salarial es una burla para los trabajadores, para los asalariados, para la clase media, para los profesionales y, en particular, para los profesores universitarios, que no estuvieron incluidos en el decreto. Es sencillamente una burla.

¿A su juicio, el gobierno ha debido diseñar también otro plan de medidas complementarias a este ajuste salarial, a los fines de que el aumento no lo pulverice la inflación?

— Efectivamente. Hay un sector público obeso que habría que reducir, bajar la nómina del sector público. Pero, por el contrario, dictaron una medida de asimilación a los tercerizados, lo cual hace que ya superemos con creces los tres millones de empleados que dependen del presupuesto público.

Una medida muy desproporcionada para el tamaño de la economía, casi igual a lo que es el sector público conjunto de Alemania y Holanda, que son dos de las economías más grandes del mundo, y para la ineficiencia de los servicios que presta la administración pública. Se evidencia que allí lo que hay es una política de clientelismo para colocar en nómina a activistas, para colocar en nómina a amigos, a compadres y a gente que no genera ninguna actividad productiva que mejore las condiciones de la población. En consecuencia, habría que limitar ese gasto en primer lugar.

En segundo lugar, habría que cortar el gasto militar que es un gasto inútil. Las revistas especializadas señalan que Venezuela se ha convertido en el principal comprador atrasado de chatarra militar, tecnológicamente. Un país que es ahora cuando está renovando su tecnología y su flota, como es Rusia.

Habría que reducir el gasto de tanto viaje, porque hay que ver que el presidente cada vez que viaja lo hace acompañado de dos aviones, un séquito increíblemente elevado. Así como habría que reducir todo un conjunto de gastos de empresas ineficientes en actividades que el Estado no tiene por qué estar haciendo. Por un lado, se produciría mayor eficiencia y, por otro lado, se generarían los recursos para darle a los trabajadores un salario acorde con el nivel de su necesidad, para cubrir sus gastos de vida, de acuerdo a los niveles inflacionarios que hay en el país.

Algunos economistas ponen por delante el desmantelamiento del control de cambio, entre las medidas que habría que tomar, ¿no?

— Por supuesto. Yo te estaba respondiendo la parte de economía laboral. Desde el punto de vista de la economía venezolana en su conjunto, mientras se mantenga la medida de control de cambio y de precios, el efecto será perverso. Porque ya tenemos más de doce años con esta política de controles, y Venezuela tiene la inflación más alta del mundo. Lo que significa que esta política no ha cumplido el objetivo, por el cual fue adoptada. En el fondo hay un control económico, pero también hay un control político.

[quote_center]“¿Cómo estos señores, que están en un año electoral, se están metiendo este autogol”[/quote_center]

Más de tres millones de trabajadores en la administración pública representa más la mitad de la masa laboral, en su conjunto, venezolana. ¿No es así?

— Sí, más de la mitad, porque de ahí habría que sacar a los trabajadores independientes, el empresariado y los profesionales por cuenta propia, que deben ser más de un millón.

¿Qué opina de la operación que acaba de hacer el gobierno con las reservas de oro, una parte de las cuales fueron empeñadas al Citibank?

— Bueno, esto es otra vez parte de la lógica de este gobierno de darle palos a la piñata. Las reservas internacionales fueron pignoradas al Citibank para tener liquidez, en una operación que no ha podido revisarse mucho en detalle, porque no hay transparencia, hay mucha opacidad. Pero, según dicen los analistas internacionales, el Citibank está haciendo un buen negocio, habida cuenta de que está tomando en custodia la propiedad de un bien que es de mucha liquidez, como el oro, y Venezuela tendrá que pagar los intereses, más el capital que le dieron por esta operación.

¿Por ahí el gobierno recibió unos dos mil millones de dólares?

— Sí, más o menos. Pero esto constituye el reflejo de la situación crítica que tiene su caja.

[quote_center]“Las cifras que anuncia el BCV se basan en manipulaciones estadísticas, para fines políticos”[/quote_center]

¿El hecho de haber rebajado los cupos de viajeros y el electrónico significa que se le va a dar un mejor uso a las divisas, como dicen los voceros oficiales?

— No, no creo. Sencillamente lo que están es reduciendo el flujo de divisas para fines distintos de los del gobierno, porque no tienen ingresos para atender la demanda, en ese sentido, de los venezolanos. Hay que ver que los venezolanos antes teníamos acceso a cinco mil dólares al año, y ahora apenas nos están dando 700 o 2000, depende de los que tienen suerte en esa lotería, que es el Sicad.

Hay algunos analistas que han venido alertando sobre el nivel de los inventarios. ¿Es grave la situación la situación de verdad como se dice en este terreno?

— Sí, evidentemente. Cuando tú no le suministras al sector privado las divisas para que adquiera la materia prima y los insumos que necesita, y, en consecuencia, una empresa que tiene que planificar su producción debiera tener un inventario para dos o tres meses, suponiendo que el flujo de ventas, dinero, banco le permita cada mes ir haciendo sus provisiones para los siguientes dos meses, en este caso tenemos más de dos años en el sector empresarial, al que no se le asignan divisas.

En consecuencia, los empresarios tienen que restringir su compra, y en algunos casos no hacerla. Estamos observando con mucha preocupación que hay algunas empresas que están cerrando. Sencillamente no tienen cómo operar, no tienen cómo trabajar. Hay unas leyes laborales muy restrictivas, draconianas para el empresario. Porque esa gente que está ahí, ¿qué va a hacer?; con qué van a trabajar, si la empresa no tiene materia prima e insumos, porque no les otorgan las divisas, de un lado, y del otro, porque les tienen los precios controlados, porque el circuito económico está estropeado, es absolutamente perverso.

¿El gobierno se permitirá bajar de cero en la cuestión de los inventarios, que es una preocupación, por ejemplo, de los analistas de Econométrica?

— No, el inventario llega a cero, cuando baja hasta ahí es porque no hay más. Sí, esa preocupación de la gente de Econométrica me parece correcta. No se sabe cuáles empresas del área de salud, del área de la alimentación, están llegando a esta situación crítica. Eso nos pone realmente en una situación dramática, y lo que uno se pregunta es cómo estos señores, que están en un año electoral, se están metiendo este autogol. Porque no sólo por una absoluta escasez, sino también por un desabastecimiento total, tomando en cuenta que no habrá que comer.

Así se habla de una crisis humanitaria. ¿Qué piensa usted?

— Se abre una crisis humanitaria. Vamos a comenzar a ver, o ya se deben estar viendo, sobre todo en la frontera, algunos movimientos migratorios de gente sin capacitación de recursos muy bajos que deben estar emigrando.

Extraoficialmente, se maneja la cifra de inflación para lo que va de año en un 30%. ¿Está usted de acuerdo?

-Yo creo que esa cifra es muy pequeña y, quizás, producto de la manipulación que hacen el BCV y el INE, donde ponen como componentes del IPC precios regulados. Pero la gente sabe que los productos no se encuentran o, si se encuentran, tiene que pagar un precio mayor. Yo creo que en estos cuatro meses la inflación debe estar rondando el 100%.

Es decir, una inflación de tres dígitos, y a ese nivel se dice que ya eso es hiperinflación. ¿No?

— Hiperinflación, en efecto, lo cual va marcar el año.

¿Usted cuando apunta a esos niveles está comprendiendo eso que se ha comenzado a manejar en la realidad venezolana como “la inflación oculta”?

— Sí, porque las cifras que anuncia el BCV se basan en manipulaciones estadísticas, para fines políticos o propagandísticos, mientras la realidad de los precios habla de otra cosa. Habría que preguntarles a las amas de casa, a los jefes de familia si los ajustes de precios de aquellos productos que no están regulados, no son semanales. Por consiguiente, el presupuesto no alcanza y la gente está pasando penalidades. Hay personas que no quieren hacer la cola, pero no les queda más remedio que estar ahí, porque no tienen cómo comprar en otro sitio u otro producto sustitutivo. ·l presupuesto familiar no alcanza.

¿El bachaqueo es un vicio derivado del anacronismo en que se transformó el control de precios?

— El control de precios ha producido la escasez, y entonces tenemos esta situación en la que no se consigue nada, y como se ha mantenido el disparate de precios regulados, pues entonces resulta más negocio hacer cuatro o cinco horas de cola, para comprar un producto a 30, para luego venderlo a 100.

Si una economía tuviera suficiente abastecimiento, suficiente oferta, hubiesen cinco o seis marcas de café, como existían antes. El bachaqueo sólo se explica porque se ha convertido en una oportunidad de negocios ante una situación absolutamente disparatada. El gobierno mantiene precios irrisorios que no cubren los costos de producción de los productos, y la gente los vende al precio del mercado negro y obtiene de allí una ganancia sustancial.


El otro bachaqueo

¿El bachaqueo complementa el poco sueldo que la gente devenga?

— Sí, pero hay que señalar que en este fenómeno del bachaqueo hay un tráfico del producto, donde la persona se aprovecha de la oportunidad. Han descubierto una forma de ingreso. Es cuando tú ves que la señora del servicio no va a trabajar, porque le gana más al producto que va a comprar, una vez hecha la cola, que lo que le pagan por su servicio, le sale mejor bachaquear, hacer cuatro o cinco horas de cola, para después revender, y con eso ganan mucho más.

Aunque hay otro bachaqueo, que es terrible, que es el bachaqueo de la gasolina en la frontera. Son camiones que pasan por las narices de los guardias nacionales, que están encargados de la vigilancia en las alcabalas. ¿Quién controla eso? Esos no son marginales, ni son obreros, ni trabajadores que buscan redondear su sueldo. Esas son mafias organizadas y uniformadas que realizan una operación logística, según uno ha visto en los videos, a través de la cual se pasan los bidones de gasolina hacia Colombia. Eso tiene una explicación, y todo el mundo la sabe.