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EDITORIAL | Boicot al dólar negro

Los que se benefician de las distorsiones deben quedar fuera del juego. Es un error comprar dólares a esos precios


EDE

Por un lado están los que manejan el dólar paralelo arbitrariamente. Ellos a control remoto manipulan las cotizaciones a su antojo, sin basamento alguno. Hoy está a 300, mañana a 400 y después del almuerzo quién sabe. Todo es especulación, no hay transparencia. Que si el dólar Cúcuta, que si la oferta y la demanda. Artimañas todas con un claro objetivo político y, cómo no, económico. La víctima es la de siempre, la gente de a pie, los comerciantes honestos, los trabajadores de todo el país.

Ante la situación el Gobierno no se ha revisado a profundidad, no ha tomado medidas efectivas, porque la verdad sea dicha: no le conviene a sus actores. El dólar paralelo es como una droga. Hace daño, mucho, pero también produce el placer de los que disfrutan del latrocinio.

Los únicos que se benefician de un dólar paralelo que ha superado irracionalmente la barrera de los 400 bolívares son los que tienen acceso a las divisas baratas, malandras también. Esas que están a 6,30 o a 12. Son ellos, los que las asignan a su antojo, los que son dueños de las empresas favorecidas, con conexiones dentro de las instituciones, los que gozan cada vez que usted refresca con estupor el navegador para saber en cuánto está el dólar en este minuto.

Economistas como Ángel García Banchs ya han advertido que es un error comprar dólares a ese precio, muy por encima de la tasa de unificación. Porque tiene que venir un explosión del sistema de controles. Esto ya no lo aguanta nadie. Luis Vicente León también ha recomendado al Ejecutivo que se deje de estar bloqueando páginas. La solución no va por ahí. Se debe reacomodar la política cambiaria, siendo racionales, en palabras del analista. Un país con cuatro tipos de cambio es un infierno para su gente. Ya basta. Nicolás Maduro tiene que quitarle las riendas de la política económica a los que se benefician de las distorsiones. Ellos deben quedar fuera del juego.