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Pobreza: Venezolanos comen más harinas y cereales porque son más baratos

Pobreza: Venezolanos comen más harinas, porque es más barato

La inflación y el deterioro de las condiciones económicas del país indican que los índices de pobreza aumentan y la calidad de la alimentación del venezolano empeora. Se han comenzado a sustituir alimentos saludables como proteínas, vegetales y frutas por otros de mayor aporte calóricos como la harina, el arroz, la pasta y el pan


Andreína García Reina

El 8 de junio de 2015 la FAO reconoció al Gobierno venezolano por sus esfuerzos para frenar el hambre, pues para 2008 había reducido el hambre a la mitad.

Según la FAO, Venezuela es uno de los 72 países que han alcanzado el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio de la ONU, que era reducir a la mitad el porcentaje de la población con hambre. No obstante, el deterioro de las condiciones económicas del país, palpables desde el año 2012, parecen indicar que la tendencia se revierte.

Ante numerosas críticas, la FAO dijo que no veía ninguna razón para dudar de las estadísticas aportadas por el Estado venezolano, pero muchos de los datos necesarios para una evaluación no se han publicado en los últimos años. El Banco Central de Venezuela, por ejemplo, no ha emitido las cifras mensuales de inflación o escasez de alimentos durante 2015.

La Encuesta de Condiciones de Vida, elaborada por la Universidad Simón Bolívar, la Universidad Católica Andrés Bello y la Universidad Central de Venezuela destaca que hay 1,7 millones de hogares en pobreza extrema y 1,8 millones en pobreza no extrema.

El investigador social Luis Pedro España, que firma el apartado relacionado a la pobreza de la encuesta, señala que en dos años de recesión se ha retrocedido “lo que se había mejorado gracias al boom petrolero”. De acuerdo al estudio, en 2014, 48% de los hogares estaban en la pobreza, frente al 45% que existía en 1998.

Asimismo, dentro de sus conclusiones figura el hecho de que la situación social actual se aproxima “a la que tuvimos en nuestros peores años (1989, 1992 y 2003)” y además alerta que las consecuencias sociales de la recesión apenas comienzan.

María Ponce, investigadora de la Universidad Católica Andrés Bello, y parte del equipo del estudio de la pobreza de esa universidad explica que aunque la Encovi alerta sobre las tendencias existentes en las condiciones de vida del venezolano, no puede ser comparada con la tradicional Encuesta de Hogares por Muestreo.

“La comparación entre la encuesta de Hogares por muestreo, que incluye 14.000, y la Encovi, que solo maneja 1000, es forzada. Por eso nosotros decimos que la Encovi alerta sobre ciertos aspectos. Ninguna universidad ni nadie tiene el músculo para hacer una encuesta de 14.000 hogares en todo el país. Es un trabajo titánico y costoso. Hay una opacidad enorme de las cifras, no tenemos manera objetiva de probar que se cumplen o no las metas”, puntualiza.

Pobreza en Venezuela
La estudio Encovi estima que para 2014, 48% de los hogares estaban en la pobreza

Más inflación, menores ingresos, menos comida

El precio del dólar negro se ha disparado en las últimas semanas. Tras romper la barrera de los Bs 100 en septiembre de 2014, la caída del bolívar ha sido estrepitosa. En julio de 2015 el dólar paralelo superó los Bs. 600 y la inflación en el costo de los alimentos entre junio de 2014 y junio de 2015 asciende a 167,8%. Tan solo de mayo a junio de este año el indicador fue de 29,7%, según datos del Cendas.

A pesar de que el último aumento del salario mínimo lo ubicó en Bs. 7.421,68, las diferentes tasas de cambio aplicadas para la importación de alimentos y otros productos relacionados con su producción dentro del país dificultan la estimación de cuántos dólares ingresa un venezolano al día. Si se toma la tasa oficial de Bs 6,30, se hablaría de un salario mínimo 1178,04 dólares que no alcanzan para adquirir la canasta básica en Venezuela.

De acuerdo a informaciones del mismo Cendas, se necesitan 4,7 salarios mínimos para poder comprar la canasta básica, que en junio de 2015 se ubicó en 32.023,51, cuando en 2010 con dos salarios mínimos para la época (Bs. 2.530) se podía adquirir la misma canasta básica.

De acuerdo a la Fundación Bengoa, el progresivo aumento de la canasta alimentaria normativa y los precios al consumidor indican un incremento en la pobreza extrema y ponen en riesgo la seguridad alimentaria, “que a su vez se ve comprometida entre otras cosas por el bajo nivel educativo de las madres, que en aproximadamente un 30% son jefas del hogar”, tal como lo expresan en su sitio web.

A tasa Simadi, Bs 198,31, el salario mínimo equivale a 37,42 dólares. Es decir, 1,24 dólares por día. De tomar esa tasa como referencia del precio del dólar pondría a Venezuela en una situación de retroceso frente al logro de los objetivos del milenio alcanzado en 2006. No obstante, el Gobierno ha reiterado en varias oportunidades que solo 5% de la economía nacional accede al Sistema Marginal de Divisas. Pero la pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo apunta a que el precio real del dólar se acerca mucho más a la tasa Simadi que a la tasa oficial.

Empanadas
La harina, el arroz, el pan y las pastas son los primeros tres alimentos que se compran con más frecuencia cada semana en el hogar venezolano

Desnutrición y sobrepeso

La situación económica ha hecho que en muchos hogares se dejen de comprar alimentos más saludables como proteínas de alta calidad, vegetales y frutas y se sustituyan por harina, panes y cereales que son más económicos y dan mayor sensación de saciedad. “Hay una sustitución del patrón de alimentación saludable por uno mas calórico que es más barato”, especifica la médico especializada en nutrición Marianela Herrera Cuenca.

Una de las principales conclusiones de la Encuesta de Condiciones de Vida en el ámbito de la alimentación habla de una doble carga de desnutrición y obesidad. Es decir, que observan al mismo tiempo sobrepeso y bajo peso. La doctora Mercedes López, miembro del Consejo directivo de la Fundación Bengoa, explica en una nota de prensa de la fundación que esta “doble carga” es una epidemia nutricional que se presenta mayormente en países en desarrollo, porque se encuentran en un proceso de transición alimentaria.

Tal como lo destaca López en el mismo documento, en Venezuela desde la década del 60 incrementó el número de migraciones de las zonas rurales a las urbanas en busca de mejores oportunidades. “La población no prevé que se encontrará con una «pobreza urbana», comenzando a cambiar la llamada «dieta rural» por la «dieta moderna», en la cual prevalecen los alimentos procesados, ricos en grasas saturadas, azúcares y proteínas de origen animal y en ese ambiente de carencias y mala alimentación se presenta la doble carga nutricional”, explica en el mismo documento.

La harina, el arroz, el pan y las pastas son los primeros tres alimentos que se compran con más frecuencia cada semana en el hogar en todos los estratos socioeconómicos, de acuerdo a la Encovi. El pollo aparece como el quinto alimento comprado con más frecuencia. Lo que podría indicar una tendencia al mayor consumo de carbohidratos.

El consumo de proteínas varía de acuerdo al estrato socioeconómico. En el caso de los estratos más bajos prevalecen la mortadela, el pollo y las sardinas, mientras que en los más altos las carnes rojas, el pollo y los pescados. La leche, los lácteos y leguminosas están disminuido en todos los estratos y el huevo desapareció de la mesa de los más pobres. Mientras que los vegetales y las frutas sólo aparecen en la lista de los estratos altos.

[quote_center]“Hay una sustitución del patrón de alimentación saludable por uno mas calórico que es más barato”[/quote_center]

11% en situación de hambre

La escasez y la dificultad para conseguir ciertos productos también comienzan a afectar a la población. Herrera, investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela que participó en el proyecto de la Encovi, asegura que “puedes tener los medios y no conseguir leche. Por eso se ve cada vez más la sustitución de leche por agua de pasta y agua de arroz en la alimentación de los lactantes”.

La investigadora además señala que alrededor de 80% de los encuestados manifestó sentir estrés por no poder pagar o conseguir alimentos.

Una de las banderas del Gobierno de Hugo Chávez fue que gracias a las misiones sociales y a la mejor distribución de la renta petrolera, los venezolanos podían hacer tres comidas al día, en contraste con lo que ocurría en décadas de crisis económica severa como la del 80 y el 90. No obstante, los estudios de Maritza Landaeta y Herrera para la Encovi muestran que 11,3% de los encuestados están en situación de hambre, 39% de los que realizan menos de tres comidas al día pertenecen a los sectores más pobres y 8,4% de las personas de menos ingresos tiene una alimentación deficiente.

Según otras encuestas de consumo citadas por la Fundación Bengoa, la distribución de macronutrientes en la dieta de todos los estratos es satisfactoria, aún cuando se observa mayor consumo en las familias con mayores ingresos. Los alimentos que proveen la mayor proporción de calorías en la dieta son las harinas de trigo, maíz, arroz y pasta, lo que explica la persistencia de desnutrición calórica en la población más humilde.

Así como existen personas en situación de hambre, la otra cara de la moneda de la “doble carga nutricional” se expresa en que en 2014 las familias de menores recursos consumían 2386 kcal por día mientras que los de mayores ingresos comían entre 1934 y 2300 por persona. Según un estudio realizado por el Instituto Nacional de Nutrición, se encontró que más de la mitad de los adultos en Venezuela tienen sobrepeso y por ende mayor riesgo de padecer diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Embarazos-Adolescentes
Según estudios hechos en el municipio Sucre de Miranda, 30% de las mujeres inició su embarazo con déficit nutricional y otro 30% lo inició con sobrepeso

Ciclo intergeneracional de malnutrición

Otra de las observaciones de la Encuesta de Condiciones de Vida es la alta prevalencia de embarazos adolescentes. Al respecto, Herrera llama la atención sobre una prueba piloto que realizó junto a su equipo durante 2014 en 173 mujeres embarazadas del municipio Sucre del Estado Miranda.

El estudio determinó que 30% de estas mujeres inició su embarazo con déficit nutricional y otro 30% lo inició con sobrepeso. “Esto es muy importante porque se refiere a los primeros 1000 días que son el comienzo de la vida”, precisa.

El déficit nutricional y sobrepeso en las mujeres encuestadas es un hecho que la experta en nutrición califica como “muy malo para el nuevo ser”, puesto que “una madre obesa o desnutrida puede dar a luz a un niño con bajo peso al nacer, un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y diabetes dos en la adultez”.

Sin embargo, el dato que se repite en este estudio y en la Encovi es que hay un porcentaje alto de madres adolescentes. “44% de las encuestadas dijo haber quedado embarazada antes de los 17 años. Súmale a esto una madre adolescente cuyo crecimiento compite con el del bebé. Hablamos de un círculo intergeneracional de malnutrición. Un caldo de cultivo de obesidad y otros trastornos sin políticas públicas”, advierte.

[quote_center]»El aumento de la llegada por emergencia de niños en situación de desnutrición es alarmante»[/quote_center]

Sin cifras

La crisis económica que atraviesa el país desde 2012 comienza a mostrar tendencias negativas en los logros obtenidos en materia de reducción de la pobreza y en la mejora de la alimentación de los venezolanos. La investigadora de la Universidad Católica Andrés Bello, María Ponce, llama la atención sobre la volatilidad de la pobreza como indicador y explica que como se mueve con el desempeño económico, “todos los datos apuntan a que esa pobreza estará mucho más alta este año”.

A su juicio, la falta de datos precisos dificulta la estimación de si el país cumple con sus objetivos de disminución de la pobreza. “El problema es que como el indicador se mueve hacia arriba y hacia abajo, nosotros no tenemos la misma fuente. El INE no ha publicado las cifras y nosotros no contamos con los mismos datos. No tenemos manera con la misma fuente de saber si Venezuela la va a cumplir o no. No hay indicios suficientes para poner en duda que esa meta se cumpla este año”, precisa.

Marianela Herrera coincide con Ponce, “no tenemos cifras oficiales sino de trabajos propios”, dice antes de destacar que “aunque no hay una estadística, sí puedo darte las impresiones de algunos colegas que trabajan en servicios de emergencia pediátrica en diferentes hospitales de niños del país. Ellos dicen que el aumento de la llegada por emergencia de niños en situación de desnutrición es alarmante”.

Un informe de la ONG Sinergia del 2013, firmado por Vanesa Cartaya, explica que el primer objetivo del milenio trazado por las Naciones Unidas para 2015 puede que no se cumpla por los diferentes criterios para evaluar el punto de partida. “De acuerdo a cifras de la Cepal, el porcentaje de personas en la pobreza en 1990 era 14%, mientras que según cifras del Gobierno ascendía a 24%”.


 

Si quieres contactar a la autora de este texto, escribe a andreina@larazon.net