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Malandro Island

Islas Griegas

“Ta’ barato dame dos”, dijo el diputado-gorila de la Asamblea Nacional


O.E

Suma adeptos, la idea de comprar una isla para salir de la tragedia de la chorocracia roja, rojita.

El gobierno del presidente Alexis Tsipras está por rematar 1.200 islas del mar Jónico, para reparar el desastre que dejaron los chavistas griegos. La de Omfori será sacada a subasta a partir de 61,9 millones de dólares, la de Dulichium por 49,5 millones, la de Aegean la por 43,3 millones. La oportunidad la pintan calva. “Ta’ barato dame dos”, pensará para sus adentros y sus afueras el diputado-gorila de la Asamblea Nacional, cuando lea la presente crónica.

El nudo gordiano es el siguiente. Hasta que los chavomaduristas no se larguen no cesarán la escasez, la inflación, la inseguridad, pero sobre todo, el saqueo a nuestra Tesorería Pública. Pero temerosos de lo que les espera, se aferran al poder, como sea. Muy comprensible, por lo demás, si tomamos en cuenta el calibre de sus robos y violaciones de derechos humanos. Pero nadie gana cuando el juego se tranca.

[quote_center]Están por rematar 1.200 islas del mar Jónico, para reponer del desastre que dejaron los chavistas griegos[/quote_center]

¿Creen que van a dejar el coroto y quedarse, aquí, en Caracas, esperando la avalancha de carcelazos por todos sus latrocinios? ¿Se van a mudar a NY, París, Londres, Madrid, La Habana, para que les caiga la DEA o una extradición express? Fidel de primero, porque a cambio de unos barriles de petróleo, vende a su abuela en el cementerio.

Una isla griega es la solución. Malandro Island, porque esos nombres griegos no tienen sabor. Será un lugar seguro, amistoso, donde los jerarcas bolivarianos puedan pasarlo gordo, disfrutando de sus millones, sin las molestias de citatorios judiciales, miradas feas, escuadrones anticorrupción, mentadas de progenitoras, fiscales –fiscales de verdad, no los de doña Luisa.

Lo sé. Habrá quien no esté de acuerdo con semejante indulgencia plenaria. Pero nosotros nos decantamos por una salida práctica. Además, semejante taifa, cargada de dólares, euros, yenes, yuanes, pesos macuquinos y hasta lingotes de oro. Seguro que la islita no aguanta tanto peso, se hunde y lo demás queda por cuenta de los tiburones.