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Editorial | La continuación de la oscuridad

Cecodap solicita medidas preventivas por escasez de medicamentos para niños

El país con las reservas petroleras más grandes del planeta, maltrata a sus ciudadanos más vulnerables


Un grupo de niños con cáncer tranca una calle. Los chicos llevan pancartas y usan tapabocas. No tienen medicinas para su tratamiento. Están desesperados y exigen insumos para poder vivir. Piden ser escuchados frente a un hospital abandonado a su suerte, el JM de los Ríos. Una escena que se vivió en pleno corazón de la capital, hace apenas unos días. Venezuela, el país con las reservas petroleras más grandes del planeta, maltrata a sus ciudadanos más vulnerables. Sólo ante esas imágenes el Estado reacciona y consigue las medicinas que alcanzarán para 15 días de tratamientos. El drama promete reciclarse.

En otro momento que grafica el país de estos tiempos, se ven cadáveres tirados en el suelo. La cámara hace un paneo brusco y entran en cuadro unos policías uniformados, traen a un hombre detenido. Entre varios lo sujetan y lo ponen frente a su verdugo. De un tiro a quemarropa el detenido es ajusticiado a sangre fría por un funcionario del Estado, mientras el resto de sus compañeros, cómplices de la atrocidad, se encarga de limpiar la escena del crimen cometido en Aragua, según confesó el gobernador de esa entidad.

Venezuela hoy se repite. Las violaciones del pasado están vivas en el presente. El país nunca enterró al ciclo anterior. Padece una prolongación del mismo, con actores formados en tiempos de decadencia. El gobierno de hoy es producto de lo peor de nuestro pasado reciente. Lo malo es que la oposición burócrata también viene de allí. Son los hijos de la democracia deformada, la continuación de la decadencia. Conviven y no se asquean. Se usan y se necesitan. Robaron y roban, a pesar de los niños. Prometen un futuro de más de lo mismo. PLH