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Editorial | Con los ojos vendados

¿Pueden mirarnos a los ojos y decirnos que no han hecho ni un tímido contacto con el FMI?


El gobierno ha traído el tema del Fondo Monetario Internacional a la opinión pública. Excelente. Que comience el debate. ¿Maduro es capaz de jurar por sus ancestros que no nos veremos en la necesidad como país de acudir por un préstamo al Fondo Monetario Internacional? ¿Puede mirarnos a los ojos sin rubor y decirnos que durante su gestión no ha hecho ni un tímido contacto con el FMI o el Banco Mundial? ¿Quién nos explica cuál es la encomienda gubernamental que se le dio al Banque Lazard? La crisis económica es una realidad tangible, como lo es también que, a pesar de vivir la etapa con mayores ingresos petroleros de nuestra historia, acudir al FMI es una posibilidad. Lamentable, porque bien sabemos lo que eso implica. Injustificable, porque el país dilapidó miles de millones de dólares. Los años de vacas gordas no sirvieron para prepararnos para tiempos de vacas flacas. Todo fue derroche, corrupción, mala cabeza en la administración de los recursos.

Los guerreros económicos, que todo lo justifican con teorías de la conspiración, tienen encantado al poder. La tesis de la eterna conspiración de los otros se cae con ejemplos cotidianos. Cada vez que usted se acerca a una bomba y pide aceite para su vehículo, encuentra un “no hay” como respuesta. En las estaciones de servicio del Estado no hay lubricantes, en Venezuela, un país petrolero. A pesar de ello, la respuesta siempre tiene que ver con profundizar más aún en los errores, controlar y así asfixiar. Pero la retórica del poder, esa de las campañas y propagandas tiene su talón de Aquiles en la realidad. Alexis Tsipras, el griego, prometió mandar al demonio a la troika europea. En un parpadeo rompió su palabra y tuvo que firmar un rescate que costará muchas lágrimas al pueblo griego. Duele el sacrificio, también el engaño. Es como ir al matadero con los ojos vendados. EDE