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Los tiempos, realidad y ficción

Capriles impulsa referendo revocatorio presidencial

El pueblo debe dejarse de ilusiones y prepararse para la lucha


Julián Rivas

En su taburete de limpiabotas, el viejo es capaz de demostrar la diferencia en las maneras de bailar entre Tongolele y María Antonieta Pons. Mueve cinturas y brazos mientras sostiene en sus manos un pedazo de trapo embadurnado con betún.

Más de setenta años de existencia han servido para que este caraqueño haya acumulado experiencia propia, testimonios de vida, experticia de buen lustrabotas. Siempre con buen talante, acumula refranes, y optimismo ante la vida. Parte se lo debe a Caracas, donde nació, a los Valles del Tuy, donde vive, a estadías en el interior del país, y algún viaje a Colombia, donde vio mucho y regresó corriendo. Por lo visto mucha lectura de revistas y periódicos es fuente de sus conocimientos. Y por supuesto haber sido asiduo de los salones de cine que se multiplicaron por Caracas a mediados del siglo veinte, es una de sus fortalezas.

El viejo, todavía activo, también tiene anécdotas de políticos de antes, sobre todo de aquellos tiempos en que la Caracas bañada de modernidad recibía escritores, boxeadores, peloteros, toreros y artistas. El cine mexicano se apropió de la música cubana, de los bailes y algo hawaiano nos llegó con Tongolele. El lele es de allá, advierte.

El viejo como que también le entra a la historia antigua y la geografía. Habla sobre Plutarco y Alejandro Magno, o sobre los ríos Éufrates y Tigris, que nacen de afluentes de los alrededores de la Georgia de Stalin y Lavrenti Beria para alejarse y luego abrazarse en el Golfo Pérsico. Carajo, se va rápido el tiempo de la limpieza o la pulida.

Pero el cine es su pasión, a tal extremo que puede describir la deriva de la Metro-Goldwyn-Meyer, sus intríngulis, conflictos, competencias. En el cine lo venezolano está presente. Una película sobre Juan Vicente Gómez se hizo a partir de unas tomas de Maracay y las costas de Aragua. El grueso de la grabación es de estudios mexicanos. En otra película, un río mexicano simuló ser el Orinoco, con el error de que supuestamente llevaba a Canaima. ¿El equívoco cuál es? Canaima está en el río Caroní, que tiene saltos, barreras que imposibilitan la navegación. Por lo que Jorge Negrete no pudo llegar a Canaima en un botecito. Eso solo pasa en el cine.

El viejo se sabe de memoria los nombres de las compañeras de las grandes películas de Clark Gable. Tambien habla de las esposas del famoso actor, del polémico beso con Vivien Leigh, a tal extremo que muchos creen que Vivien fue su esposa.

Él insiste en que con el cine hay que tener cuidado porque no siempre la realidad es presentada como es. Cierto, no es lo mismo realidad y ficción.

El referendo es un pajarito preñao

Lamentable que Henrique Capriles no sepa diferenciar ficción de realidad. En días pasados no supo explicar qué fue el 19 de abril de 1810.

En parte esto es una tragedia. Lo mismo le ocurre a los brasileros. Lula, que llegó a sugerir diálogos en Venezuela, finalmente le ha visto la cara al Diablo. El anglosionismo es un germen que tiene casi cinco siglos de sembrado en América.

Capriles no sabe nada del impacto de la revolución francesa en la monarquía española, el rol de Godoy y los afrancesados, o del mismo Emparan en sus idas y venidas.

Este es el problema de los derechistas. Poco les interesa la venezolanidad. Son servidores el imperio estadounidense.

Capriles anda eufórico, exultante, porque está recogiendo firmas para el referendo revocatorio. Solamente les digo: creer en Capriles es como creer en pajaritos preñados.

Pobre del pobre que vive sonando un cielo, diría Felipe Pirela. Con los ricos plutócratas, con los agentes de la CIA, con la MUD, solo conseguirá el pueblo nuevas cadenas para eternizar la esclavitud del pueblo y la dependencia al bloque anglosionista y de la Otan. Vean a Colombia… Ja.

Capriles es un pajarito preñado. El objetivo del revocatorio es un objetivo de Estados Unidos. El revocatorio en sí es un pajarito preñado. Esto no lo advierten los intelectuales rajaos porque esos están despechados. Sus razones tendrán.

Pero el pueblo lo que tiene que hacer es la revolución. Este país requiere una especie de despercudida. Hay que echar creolina para que se vayan las culebras. Sobran los agentes de Estados Unidos, que es el que anda en la maniobra, aprovechando los errores y debilidades de los falsos rojos.

La génesis del anglosionismo, del cual Capriles es representante, lleva medio milenio. No sabemos hasta dónde Lula está enterado de esto. Pero si supiera que los tratados de Westminster (1654) y Methuen (1703) son producto de sujetos anglófilos que amarraron a Brasil hasta el sol de hoy. Son tratados de presunta amistad, pero mejor comercio para los ingleses. Portugal bajo los ingleses. De allí viene el Brasil dependiente. Capriles sería algo asó como Francisco Gomes Henriques, el “Forra gaitas”, banquero encubierto, o Manoel Fernández Villareal, promotor de la restauración del viejo orden, que es el que gustaba a los ingleses. Caramba, pero si Jacobo de Caceres parece un antecedente de Julio Borges. Válgame Dios.

Viva el pueblo, viva la revolución. Ojo pelao. Cuidado se deja preñar con ilusiones. El referendo es como el cuento de “la última cola”. Para engañar incautos. Deseche las ilusiones y prepárese para la lucha.