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¿Qué es un golpe de Estado?

Los únicos capaces de dar un golpe de Estado son los militares, que tienen el monopolio de las armas


Gustavo Luis Carrera  

El uso común –vulgar– del idioma es una fuente invalorable de su enriquecimiento. Pero, por igual, es un riesgoso degredo de errores e idiotismos. Sobre todo, son de notar los lugares comunes y los falsos conceptos que se repiten, una y otra vez, sin revisión ni discernimiento. Es así como resulta frecuente que se califique de “golpe de Estado” en desarrollo, o en intención, a algo que no lo es en absoluto, que no puede serlo por definición y carácter.

LOS GOLPISTAS VERDADEROS. Dice el diccionario: “Golpe de Estado. Acción de una autoridad que viola las formas constitucionales y conquista el poder político por medios ilegales”. Otra definición: “Golpe de fuerza. Acto violento e ilegal para ejercer o adueñarse del poder”. Se alude a una autoridad en el sentido de órgano o institución capaz de tomar por la fuerza el mando en un país o territorio determinado. O por igual, de intentar hacerlo. Ya sea que triunfe o que fracase, se trata de una acción ilegítima, que corta el hilo constitucional y que se vale de la fuerza bruta. Así, los golpes de Estado, logrados o fallidos, han estado presentes a lo largo de la historia de Latinoamérica. Y en el caso de Venezuela, la experiencia se proyecta en el tiempo, lejano o de señalada cercanía. No siempre los golpistas han sido objeto de rechazo colectivo; derivado esto de su posterior actuación. Es materia de estudio para historiadores. Pero, desde la perspectiva de la corrección lingüística queremos dejar clara la propiedad en la utilización del término.

LOS GOLPISTAS HIPOTÉTICOS. Cuando se acusa a alguien, o a algún grupo, de golpistas, lo primero que habría que hacer, previamente, es considerar si el acusado, o los acusados, tienen la fuerza bruta necesaria para dar un golpe de Estado. Resulta evidente que este calificativo se maneja según los intereses caprichosos de los ignaros, o los tramposos, que lo endilgan a sus opositores políticos y sociales. Es así cómo se endosa el remoquete de golpe o de golpista a lo que no lo es. Y no lo es porque no puede serlo. Los únicos capaces de dar un golpe de Estado son los militares, que tienen el monopolio de las armas. Nunca se ha visto, ni se verá, un golpe de Estado desarmado. Es una mentira ridícula acusar de golpistas a civiles desprovistos de armas. Al menos la historia niega absolutamente esa posibilidad. Lo que ocurre actualmente en Brasil, con el enjuiciamiento de la presidenta, no es un golpe: allí no hay fuerza bruta en acción, sino procedimientos constitucionales. Si no, habría que calificar de golpe de Estado la abrupta y conspirativamente orquestada destitución de Carlos Andrés Pérez, en 1993. En todo país, inclusive en el nuestro, desde luego, no puede haber golpe de Estado sin la fuerza bruta capaz de descargarlo. Ya basta de idiotismos, de vulgarismos lingüísticos incorrectos.

VÁLVULA: “Un golpe de Estado lo da quienes tienen el poder militar para hacerlo. O para intentarlo, como se ha visto. Pero, un golpe de Estado no se da con gritos, ni con deseos, ni con leyes avaladas por la constitución. El golpe de Estado es como el golpe del boxeador: viene de un puño que trasmite la fuerza bruta. Todos los golpes de Estado, a lo largo de la historia, los han dado los militares, los que tienen cómo y con qué. El pueblo lo dice en su sabia experiencia: ‘deseos no empreñan’”.

glcarrera@yahoo.com