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El anticristo es de la CIA

Se peló Lula con un programa socialdemócrata y desarrollista que olvidó que la burguesía hereda las malas costumbres


Julián Rivas

El golpe de estado contra Dilma Rousseff es uno de los acontecimientos más graves de la historia de América. Tan nefasto como cuando Napoleón Bonaparte vendió la Louisiana española a Thomas Jefferson. Tan felón como el robo de la mitad de México. Son expresiones de la voracidad anglosajona. Sigue activa la geopolítica de Francis Drake.

En verdad preocupa el poco abordaje de la historia de estos asuntos. Alguien preguntó por qué el estado Portuguesa lleva ese nombre Obvio que no es en recuerdo a la dueña de una panadería. Eso se gestó en el periodo de tiempo de 1580 a 1650 cuando España y Portugal eran la misma nación. Desde Felipe Segundo, heredero e los derechos de su sobrino el Rey Sebastián, muerto en Marruecos.

Curiosamente, en ese tiempo es cuando, según Michel Foucault, se impone la razón de Estado. Eso hace el “stablisment” gringo cuando agrede pueblos. Lo aprendieron de sus progenitores ingleses. “El estado es la firme dominación sobre los pueblo”, admite Foucault. No importaría territorio, provincia o reino ni fronteras. La razón de Estado, advierte Foucault, servirá para fundar, conservar y ampliar la dominación sobre los pueblos. Eso pasa en Brasil, curiosamente el país donde murió Foucault. Por eso la dictadura de las burguesías y el autoritarismo liberal, el fascismo, el perro mundo que tenemos. No valen las Naciones Unidas. Revolución es la salida.

Portugal, con apenas una pequeña punta triangular de Suramérica, según el Tratado de Tordesillas de 1494, se extendió hacia el oeste americano durante esas 6 décadas porque el rey Felipe II y sus herederos admitieron que un solo reino no tiene división limítrofe. En medio de las guerras de religión, del terrorismo promovido por los ingleses es que pudo Portugal separarse de España a partir de 1640. En 1570 Francis Drake incursiono como pirata en el Caribe, hoy es el Comando Sur. En 1587 Francis Drake atacó Lisboa, en 1595 intentó saquear Maracaibo y abrió camino a la talasocracia anglo-gringa cuando en 1570 llegó a islas de la actual Indonesia.

Portugal, que siempre fue una pobre potencia colonial, de inmediato hipotecó el Brasil y sus colonias de África a los malvados ingleses, que controlaron su comercio, multiplicaron el imperdonable negocio de la esclavitud y por supuesto pusieron de espaldas al naciente pueblo brasileño de los demás pueblos de la región. Hasta que llegó Lula con sus cambios, cortos pero históricos. No se sorprenda si el golpista Temer no quiere negros en su gabinete.

Triste lo de Brasil. Un escritor portugués, Eco de Queiros, de mediados del diecinueve tuvo una vida en paralelo con el ultimo medio siglo del Brasil portugués. Vivió el impacto global de la crisis del capitalismo, en 1875, del impacto en los precios de eso que ahora llaman “commodities”, las materias primas, particularmente en el extractivismo mineral del que gozó Portugal a costilla de sus colonias en América y África. Todo para usufructo de los ingleses. Decía que se copiaba hasta el modo de caminar de los ingleses.

En eso está la burguesía brasilena. Se peló Lula con un programa socialdemócrata y desarrollista que olvidó que la burguesía hereda las malas costumbres. Animal del monte coge pal monte. Esa burguesía ahora se alió a los gringos, que por anglosajones, son lo mismo.

El pueblo de Brasil volverá con más fuerza. Ese golpe es una metida de un palo a la rueda de la historia latinoamericana, que seguirá su curso, con el pueblo, no con la burguesía imperialista. Habrá necesidad de una constituyente por la democracia popular. No hay democracia con la burguesía. ¿Democracia burguesa? Nooo. Eso es una negación, contradicción, lo que los filósofos llaman un oximorón.

Estos anglos malvados

La geopolítica de 500 años es aleccionadora. Sacar del baúl la alianza eterna entre Inglaterra y Portugal de 1386, fue asunto inmediato para la Casa de Braganza en 1642. Luego vino el tratado de Westminster en 1654 y Methuen en 1703. Los textiles, el tabaco y el horrible negocio de la esclavitud, más el transporte, quedó en manos de los ingleses. Ahora quieren el petróleo, controlar la banca y reducir a Brasil al servilismo. Nada de Brics, Unasur, ni ocho cuartos. La idea es adscribir a Brasil a la hegemonía de la Otan.

Los ingleses y los gringos, que son los mismos perrorabiosos, tuvieron su última guerra entre 1812 y 1814. En diciembre de 1814 el nocivo John Quincy Adams firmó la paz con los ingleses en Gante, Bélgica. La noticia no llegó a tiempo para evitar la batalla de Nueva Orleans, culminada el 8 de enero de 1815, ganada por el general esclavista Andrew Jackson, que le llevó a la fama y a suceder en la presidencia a John Quincy Adams en 1829. De ahí viene el billete gringo de 20 dólares con la cara de Jackson, que ahora Obama, el guerrerista, saca de circulación y pone la cara de una esclava. Es que los gringos engañan.

Estados Unidos e Inglaterra son el combo dirigente del anglosionismo junto a Israel. Todavía hay intelectuales rajaos que no creen que el anglosionismo pretende dominar el mundo. De este asunto sabe más el limpiabotas de El Silencio que Ismael García, quien anda celebrando el golpe contra Dilma Rousseff. Él es un político primario, pero Capriles Radonski y Julio Borges, que visitaron academias gringas, o Moises Naim, o Ramón Guillermo Aveledo, esos sí saben en lo que andan los Estados Unidos.

“No estamos en carrera armamentística con nadie, no tenemos con ningún país un conflicto actual o potencial de esas dimensiones. Necesitamos unas fuerzas armadas para las dimensiones de las nuestras y para las demandas como las que tenemos nosotros”, dijo el ano pasado Ramón Guillermo Aveledo a la agencia rusa Ria Novosti, asegurando que de ganar las elecciones parlamentarias, como en efecto ocurrió, la oposición agrupada en la MUD modificaría la política de armamentista de Venezuela. Eso es servilismo al anglosionista.

Otro perro de presa del anglosionismo, Álvaro Uribe Vélez, que entregó Colombia al ejército gringo, a la Otan e Israel, ahora pide que Venezuela sea invadida por algún ejército de la región. La idea es acabar bolivarianismo e independencia. Bueno, Aveledo ya planteó su ideal, desarmar la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Algo así como que Venezuela se arme con el mauser mejorado, para combatir el narcotráfico, la minería ilegal. “Un tipo de equipamiento propio de esas amenazas”, dice el padre del paro cívico del beisbol. “Esos no son aviones de alta velocidad o baterías antiaéreas que parten de supuestos de conflicto, de guerra convencional, que no son los supuestos que Venezuela necesita”, insiste Aveledo, según nota de Sputnik.

Qué alcahuetes estos dirigentes de la MUD. Ni cuando Gómez, período fúnebre de nuestra historia. Mire, el esbirro gomecista Vicencio Pérez se atrevió a prohibir la venta de tierras del Apure a los ingleses. ¿Será que Aveledo es de la CIA, como ocurre con el nuevo presidente de Brasil, Michel Temer? Es posible. El Chúo Torrealba, actual jefe de la MUD, ya tocó la puerta en Washington y le dieron unos dólares.

Nos dice Caracciolo Parra Pérez en su escrito “Proyecto Inglés contra Tierra Firme”, y el régimen español en Venezuela, que entre 1806 y 1807 sir Arthur Wellesley, futuro lord Wellington, estudió la posibilidad de invadir Venezuela, entre otros territorios españoles de la época, en el marco de las guerras napoleónicas. Lo pensó y se echó para atrás. Ahora Álvaro Uribe, el mentor de Leopoldo López, sugiere invadir Venezuela. Desde la Asamblea Nacional también hay un diputado Florido que pide aplicar la Carta Democrática contra su propio país, carta gestada el 11 de septiembre de 2011, el día del derrumbe de las Torres gemelas de Nueva York. Échenle, échenle.

Si van a invadir Venezuela que el Chúo Torrealba venga montado en una tanqueta gringa. Pero debe saber, como dijo José Martí, que el hombre para ser guapo, tres cosas debe tener, buen garrote, buen cuchillo y piernas para correr. Hace poco al Chúo lo revolcaron en San Bernardino. Pegó la carrera y luego dijo, mostrando su pelada cabeza: Ni me despeinaron. Bueno, siga a Uribe y la CIA. Luego que no se queje. Esa es la MUD.