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El chavismo: un proyecto político reaccionario

El chavismo se difumina

Se está ante un proyecto que carece tanto de una opción programática como de una orientación teórica de avanzada


Oscar Battaglini

Para confirmar esa apreciación no hay sino que observar el uso que la burocracia chavista ha hecho del poder, y los resultados de su gestión gubernamental.

En ambas actuaciones no se percibe ni se registra un sólo hecho o un sólo rasgo que pueda considerarse como una realización efectiva y realmente transformadora, en sentido progresista, de la realidad venezolana actual. De ese modo se evidencia la impostura chavista al pretender calificar su paso por el poder como una acción política equiparable a una revolución socialista. La verdad es que se está ante un proyecto que carece tanto de una opción programática como de una orientación teórica de avanzada, crítica, moderna, actualizada, que le sirvan de base para la prefiguración de la sociedad superior que toda revolución autentica (por principio) se propone construir.

En este terreno, el chavismo no aparece vinculado a ninguna corriente del pensamiento político socialista-marxista deslastrados (depurados) de los mecanismos, de los dogmatismos y demás aberraciones que les impusiera el stalinismo. De ahí que su actividad en el ejercicio del poder haya estado regida básicamente por el voluntarismo espontaneista con el que opera el autócrata que manda desde Miraflores; por una especie de religiosidad católica burda, anacrónica y elemental, y por un esoterismo de procedencia cubana y de otras latitudes.

Es evidente que de esos elementos ideológicos no puede sino surgir una sociedad colmada de precariedades y penetrada por una profunda crisis en la que tenemos que seguir viviendo los venezolanos en este tiempo de la determinación chavista. Una sociedad montada sobre la misma maquinaria estatal-burocrática, corrupta, antidemocrática, represiva, etcétera, que en Venezuela ha regido desde los tiempos de Gómez. De hecho, ese Estado permanece tan vivo en sus viejas estructuras que no constituye una exageración afirmar que transcurre sin discontinuidad bajo el mandato chavista.

Ese sólo hecho confirma que el chavismo, con Chávez y sin Chávez, nunca ha estado interesado en promover la superación del orden social tradicional existente, el cual, en gran medida, ha permanecido oculto o disimulado detrás de la modernización artificial, postiza que aquí se ha hecho y funcionado con renta petrolera. Esto explica en parte la razón por la cual el chavismo gubernamental no ha puesto en ejercicio un plan general nacional, con miras a la formación de ese orden.

En tal sentido a lo más que se ha llegado es a la formulación de algunos planes parciales (Plan de Desarrollo Económico y social de la nación 2007-2013, el Plan Eje Apure – Orinoco, el Plan de la Patria) elaborados burocráticamente y que, como era de esperarse, no han tenido ningún resultado práctico efectivo a favor del país y del colectivo social venezolano. Contrariamente lo que se ha presenciado con el chavismo en el poder, es una gestión política en la que los problemas generados por la incuria de los gobiernos anteriores, no sólo no se han resuelto sino que se han hipertrofiado y dado paso al surgimiento de otros que al combinarse con los existentes, producen el cuadro catastrófico que actualmente presenta el país, acompañado lógicamente, del correspondiente malestar en aumento constante que de él se deriva.

Veamos de manera sucinta algunos aspectos concretos donde se muestra con toda claridad el carácter reaccionario del proyecto chavista.

1.- El militarismo

Chávez y el chavismo constituyen la última y más acabada representación del militarismo en nuestro país. Su irrupción en la vida política nacional, estuvo igualmente determinada por la concepción mesiánica de que el elemento militar debe intervenir directamente en el control del poder político de la sociedad venezolana. Eso es lo que por término medio ha venido ocurriendo en los 17 años que el chavismo tiene en el ejercicio del poder. “Claramente los militares están controlando la economía, la inteligencia y las armas. Están en un 25% de los ministerios. Los hombres con más poder del país tienen uniforme militar. Hay una toma del poder por parte de los militares” (Rocío San Miguel, directora de la ONG Control Ciudadano).

Es de hacer notar además que dicha situación se ha ido acentuando una vez que Chávez crea la fuerza armada chavista y comienza a gobernar en su nombre. De ese modo se confirma que esa estructura militar ha pasado a operar de hecho el poder político efectivo en la sociedad venezolana. Esto, dicho de otra manera, significa que el verdadero poder político en Venezuela no es el que todavía aparece como la representación formal del mismo, sino el que emana de la Comandancia General del Ejercito y pasa por el alto mando y el ministerio de la Defensa.

2.- La democracia

El chavismo con Chávez y sin Chávez, tiene 17 años afirmando que en Venezuela rige un democracia participativa y protagónica, pero cuando se cotejan las formulaciones que en materia burocrática se hacen en la Constitución vigente con el uso autoritario y autocrático que el chavismo ha hecho del poder, se evidencia la incongruencia y la enorme contradicción existente entre una cosa y la otra. La falta de autonomía que hoy exhiben los poderes públicos, la conversión de la mayoría de ellos en un apéndice servil del poder ejecutivo, la violación sistemática del derecho de expresión, el control totalitario de los medios de información, la violación a los derechos de los trabajadores, etcétera, son una muestra representativa del tipo de “democracia” que existe en Venezuela.

3.- La estatización autoritaria de la economía

Movido por el mecanismo de raíz stalinista de que la simple estatización de la economía conduce o es sinónimo de socialismo, el chavismo gubernamental puso en práctica una serie de medidas intervencionistas (expropiaciones, controles de precios al consumidor, control cambiario, etcétera) que han generado una caída general de las actividades productivas del país, y han provocado una de las peores crisis económicas de las que se tenga noticias en nuestro país. La inflación y la escasez de productos, alimentos y medicinas, las cuales son sus manifestaciones de mayor gravedad, no sólo han creado una situación de tensión y descomposición en el seno de la población aunado a un fuerte estado de explosividad con consecuencias impredecibles.

Las expectativas que existen en el interior de la sociedad venezolana es que esa situación comience a cambiar en el corto plazo, cuestión a la que se opone imprudentemente el régimen chavista, al tratar de sabotear por todos los medios la realización del referendo revocatorio, demandado por la inmensa mayoría de los venezolanos. No hay duda de que alrededor de este planteamiento habrá de centrarse la atención política nacional interesada en que el conflicto político planteado se procese constitucionalmente y en paz.