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La tesis chavista del enemigo externo

El pueblo venezolano no se ha movido de su lugar, lo que le ha permitido resistir y vencer


Oscar Battaglini

Esta ”tesis” deriva de:

1.- La concepción elaborada y aplicada en el ejercicio del poder por el stalinismo desde que asumió la dirección del Estado soviético a raíz de la muerte de Lenin en 1924. De acuerdo a su visión de las cosas, lo que ocurría internamente en la sociedad rusa, no era una consecuencia directa del sistema político implantado a partir de esa fecha, sino que era más bien causada por una determinación externa, representada en una primera instancia por la política de los Estados unidos en el curso de la “Guerra Fría”.

2.- La idea que siempre han tenido los Estados Unidos de que su problemática interna -sobre todo en lo atinente a su seguridad nacional- es promovida por un factor externo que en el proceso reciente estuvo representado precisamente por la URSS estalinista, y en estos momentos por el fundamentalismo árabe.

Como puede verse con toda claridad, la “tesis” que en nuestra región le sirvió de manera perfecta a la burocracia cubana para “justificar” su permanencia en el poder en lo que va desde 1959 a esta fecha.

Es evidente que esa socorrida “tesis” es la misma que el chavismo gubernamental nos ha aplicado a los venezolanos desde que está en el poder. Según ella, la crisis catastrófica que se vive en Venezuela, no es producto del modelo económico y político que el chavismo oficial ha puesto en práctica a su paso por la dirección política nacional, sino que la misma se debe fundamentalmente a una supuesta “guerra económica”, combinada o apoyada por una guerra mediática que factores empresariales internos y elementos de la oposición estarían adelantando en contra de la economía del país y su estabilidad política; todo ello bajo las instrucciones y los auspicios del imperio norteamericano.

Pero resulta curioso comprobar que esa prédica en contra de los Estados Unidos se mantiene no obstante ser este país el más importante comprador del petróleo Venezolano, sin cuyo aporte en dólares, tanto la economía venezolana como el Gobierno de Maduro, se verían forzados a “bajar la Santamaría”, situación que se hace aún más precaria por el hecho de que Venezuela es el principal socio comprador de los Estados Unidos en América Latina.

Adicionalmente, en este mismo orden, es necesario registrar que esta trama tiene como telón de fondo, las actuales negociaciones que han dado paso al restablecimiento pleno de las relaciones diplomáticas entre los dos Estados.

La conclusión a la que necesariamente se llega al evaluar la tesis del “enemigo externo”, es que siempre se ha tratado de una gran farsa que le ha permitido a quienes se han aprovechado de ella desde el poder, no sólo ocultar sus verdaderos designios políticos, sino también la realización de acciones contrarias a los intereses de la sociedad mundial (en general) y de las sociedades concretas en las que ese fenómeno se ha puesto de manifiesto. A nombre de la mencionada “tesis” como sabemos, el estalinismo implantó un régimen de terror en la sociedad rusa que sólo puede equipararse a lo ocurrido en Alemania bajo el dominio nazi.

Son numerosas las guerras que los Estados Unidos han desarrollado en el pasado y desarrollan en el presente a nombre de la tesis del “enemigo externo”: Viet Nam, Afganistán, Iraq, Libia, Siria, etcétera, son algunos de los casos más recientes y conocidos. En Venezuela, el chavismo gubernamental ha llegado al extremo de considerar cualquier declaración, pronunciamiento, etcétera, que se haga en el exterior acerca de nuestra situación interna como una injerencia en nuestros asuntos.

Llama poderosamente la atención que esto lo afirme un Gobierno que tiene a otro Gobierno extranjero (el cubano) participando activa y directamente en el diseño, la definición, dirección y ejecución práctica de la política general del Estado venezolano. ¡Cosas veredes, Sancho amigo!

En atención a este hecho es muy probable que en nuestro medio se esté gestando una reproducción del modelo político que en Cuba no sólo liquidó su capacidad productiva en el plano económico, sino que sumió a esa sociedad en un estado tal de desesperación y angustia, que hoy tiene como correlato, el que la burocracia gobernante desde hace más de medio siglo, haya tenido que salir “in extremis” a abrirle las puertas de par en par al imperio, para hacer negocios en los que este ha estado siempre interesado y que ahora se convierten en la base de sustentación de su perpetuación definitiva en el ejercicio del poder.

A partir de ahora ya no será más “el bloqueo” la causa de los males de la sociedad cubana, ni la gran y acomodaticia justificación de su política chambona y depredadora en el ejercicio del poder.

La burocracia chavista aspira a un destino semejante al de la burocracia cubana, pero aquí, por lo que se sabe, no tiene ninguna posibilidad de convertirse en la realidad que vive acariciando en medio de la desesperación que los embarga sobre todo después de la apabullante derrota política sufrida a manos de la oposición en las elecciones parlamentarias del 6D. Pero lo que más la aterroriza, es la muerte anunciada contenida en ese resultado electoral.

Esto significa que en Venezuela, no existe la posibilidad de que la burocracia gobernante llegue a un acuerdo con el imperio que la consolide en el poder como ocurre en estos momentos con su par cubana. En cambio, la burocracia madurista está condenada hasta el día de su muerte anunciada, a vivir quejándose de la oposición en su contra que le llega desde el exterior. A seguir afirmando -tal como lo hace en la actualidad- que la crisis venezolana es una crisis inducida y acicateada por el imperio norteamericano con el apoyo de un empresariado y una oposición política apátridas.

Aquí, como es sabido, ese discurso ha resultado completamente nulo e inútil.

En primer lugar porque la causalidad de la crisis que nos afecta a todos los venezolanos, es tan evidente (la incuria, la incapacidad, la improvisación, los desaciertos y torpezas, en fin, la incapacidad de unos gobernantes ignorantes, pero por sobre todo, la naturaleza de una política que ha fracasado en todas partes donde se ha ensayado) que no podía permanecer oculta al entendimiento de una sociedad que –pese a todo lo negativo que se haya podido haber vivido en el pasado- no ha perdido su capacidad para discernir y entender a cabalidad la tragedia a la que hemos sido sometidos por el presente Gobierno.

Y en segundo lugar, porque el pueblo venezolano no se ha movido de su lugar, lo que le ha permitido resistir y vencer.

Esto es lo que hace que nos sintamos orgullosos de pertenecer a un pueblo que ha sido capaz de tomar en sus manos los problemas generados por este mal Gobierno, y colocarse con una decisión inquebrantable, en el camino de la solución de los mismos. Seguros estamos de que lo lograremos.