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Historia y corrupción

La corrupción se ha generalizado y los comerciantes llevan la batuta


Julián Rivas

Los problemas de Venezuela deben ser abordados en primer término desde la política. Fundamental para conocer lo que somos como pueblo y construir una sociedad democrática.

Un aspecto ineludible de una sociedad democrática revolucionaria es que sus fundamentos conceptuales sean sólidos. Si hay leyes que se cumplan. Pero sobre todo que sus intelectuales sean honestos consigo mismo, en primer lugar, para que luego dicten “catedra” a la sociedad.

Es que hay cosas aparentemente tan sencillas, que los intelectuales terminan torciendo. Sobre todo esos intelectuales rajaos.

Ok. Un intelectual rajao es aquel proveniente del campo de la izquierda que termina sirviendo a la derecha, por diversas circunstancias, pero lo básico es que sus posiciones de ahora entran en abierta confrontación con las ideas que mantuvieron en el pasado.

Hay cosas tan sencillas que no necesitarían mayor explicación. Pero por la naturaleza de los intelectuales que están al servicio de la burguesía, es necesario explicar con fuerza.

Se requiere un trabajo revolucionario de educación de las masas populares. Por eso hemos insistido en que hay que ganarse a la mayor parte de los educadores a la causa revolucionaria.

Primero hay que partir de la explicación de la verdad. Como que las bases de la nación venezolana se instauraron en el período colonial. Hay quienes creen que lo más importante de nuestra historia comienza el 19 de abril de 1810, evento que por lo demás deforman de su contenido histórico. Los medios ayudan a difundir semejante desatino.

Las capas intelectuales al servicio de la burguesía desconocen que históricamente el Estado tiene un sello de clases, es parte de una sociedad de clases, con relaciones de producción de clases. En fin, que hay lucha de clases.

Los ridículos difunden la idea de que en las sociedades capitalistas las relaciones sociales son equilibradas, armónicas, y alegres. En fin, niegan la guerra económica.

Estos días un intelectual dijo que los gobiernos civiles han sido mejores que los militares. Pudiéramos decir que es verdad. O es el deber ser. Pero esto es como esconder la mosca que estaba en el sancocho. Civiles o militares, todos estos gobiernos han estado al servicio de las oligarquías y el imperialismo.

Ah, y se lanzan diariamente sandeces contra el socialismo, desconociendo que en Venezuela predomina el modo de vida capitalista. Blanco Muñoz, un intelectual rajao, apuesta a Estados Unidos y dice que Venezuela no existe.

Un amigo dice que los historiadores más nefastos en Venezuela son Guillermo Morón y Elías Pino Iturrieta. Grave si vemos que los discípulos de Pino Iturrieta son los que llevan la batuta entre los historiadores oficiales del proceso político que hoy tenemos en Venezuela.

Pero hay que debatir: ¿La crisis de alimentos es nueva en Venezuela? Les digo que no. El problema es resolverla. Pero la historia es muy clara. Veamos qué nos dice Rómulo Betancourt en “Venezuela, Política y Petróleo” sobre esa década que siguió a la muerte de Gómez, por lo demás influenciada por sucesos externos, como el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, cuyo estallido iba a producir nuevos desequilibrios en la economía de la nación, el panorama de la producción y consumo internos era desolador. Cuarenta gramos per cápita era el consumo de carne, según datos oficiales del Ministerio de Agricultura.

El consumo de leche oscilaba entre la cifra más alta en algunas regiones, que era de 0,250 de litro, por persona, hasta la ínfima cantidad de 0,005 de litro por persona, correspondiente a los habitantes del estado Monagas, otrora asiento de una próspera industria pecuaria y transformada ya para entonces en centro del recién nacido emporio petrolero del oriente nacional… Sobre el trigo importado cobra el Fisco un impuesto equivalente al 240% del valor original de ese artículo de generalizado consumo.

La subalimentación del pueblo la reflejaba esta conclusión a que arribó un médico pediatra, después de realizar encuestas en la población obrera de la capital de la República: “De cien niños proletarios de Caracas, menores de un año y mayores de tres meses, 85 encuéntranse en camino de perecer por alimentación defectuosa”.

Cierto es que de estos asuntos nos habló Jesús Maria Pacheco hace tres meses. En los años cuarenta hubo hambre en Venezuela.

Él cuenta que había que caminar lejos para conseguir algo de maíz. Pacheco fue joven adeco, fundador del MIR, parlamentario, perseguido político y da cuenta de una época atroz en Venezuela. Nada bonita como pretende hacer difundir el fantasma adeco-copeyano.

Decía Rómulo Betancourt que abaratar el costo de la vida era posible… pero el desarrollo industrial avanzó a paso de tortuga. Con Betancourt de gobernante ocurrió lo mismo. Y con Carlos Andrés Pérez fue peor. ¿Por qué? Lo de siempre.

En Venezuela se quiere construir una economía desde el Estado en favor de capas comerciales. Por cierto agrupadas en Consecomercio, que hoy dirige la fea con bolas.

El primer gobernante que pretendió industrializar a Venezuela, con planes esbozados, fue Carlos III de España. Eso ocurrió a fines del siglo XVIII. Ya en la República con predominio de Páez algo se intentó. Hubo inestabilidad.

Con Guzmán Blanco otro intento. Con Gómez llego la tragedia cuyas consecuencias nos ilustra Rómulo Betancourt.

Hay que revisar la estructura económica de Venezuela. Tener claro que la industria es un componente de la economía. Que el sector servicios mueve el grueso del billete.

Que el turismo aquí tiene vida. Pero hay que reducir a dos tipos de malandrines: el hampa común y los comerciantes agiotistas.

La ética es vital. Hace diez años, en Indonesia, se abrió un debate sobre la corrupción que condujo a la creación de un Comité Anticorrupción.

En ese debate previo intervino un señor muy versado de origen indio. Siempre lo veía en las actividades diplomáticas que se programan en Yakarta.

En una entrevista que le hizo un periódico, él advirtió que la corrupción existe en todos los países del mundo pero que para ese momento en Indonesia era muy alta, lo que era grave ante el resto del mundo: “No nos respetan”.

Mire, la corrupción se ha generalizado y los comerciantes llevan la batuta. Eso no lo admite la fea con bolas de Consecomercio.

Incluso entre capas trabajadoras hay corrupción. Y debe ser combatida. Ejemplo: en Guayana hay técnicos que hacen lo imposibles para que los nombren vigilantes. Averigüe usted por qué será.

¡Viva Venezuela! We will come back. Volveremos sobre el tema.

Colofón: Nuevamente el señor Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, interviene en los asuntos de Venezuela. Lo hace por instrucciones de sus jefes en Washington.

Tuerce el derecho internacional cuando dice que en Venezuela hay crisis humanitaria. Que uno sepa, en nuestro país no hay conflicto armado o una catástrofe natural.

Pero aprovecha uno para advertir: si en Venezuela hay crisis humanitaria entonces hay que buscar a los criminales de guerra económica. El camino conduce a los acaparadores, grandes bachaqueros. Fedecámaras debe poner sus barbas en remojo.