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¿Existe una política cultural?

La historia muestra una multitud de casos de empobrecimiento mental y creativo que resultan del sectarismo cultural


Gustavo Luis Carrera

Cuando se habla de una política cultural se hace referencia a un plan nacional de estímulo y difusión del producto cultural.

Entendiéndose por cultura la creación humana en sus distintas perspectivas artísticas y espirituales en general, ya sean tradicionales o de nueva producción.

Así, lo cultural es lo propio de lo que no es natural, sino de lo añadido por la imaginación y la confección humanas. Y tal dimensión no tiene dueño ni acepta discriminaciones.

POLÍTICA CULTURAL NO ES DIRIGISMO. Una verdadera política cultural debe fundarse en impulsar la creatividad, sin pretender obligarla a someterse a los dictados de una doctrina o a los requerimientos de un gobierno accidental, como es todo gobierno. Y esta es la tentación a la cual ceden los sistemas oficiales: imponen una manera de pensar, pretendiendo convertirla en una manera de sentir. Tal como acontece cuando se establecen temas o enfoques ideológicos obligatorios. Política cultural es estímulo libre y universal, no un envilecedor dirigismo. La historia está llena de ejemplos del fracaso del dirigismo cultural. Nunca ha sido posible imponer orientaciones forzadas y limitantes a los creadores de arte y cultura.

POLÍTICA CULTURAL NO ES SECTARISMO. Cuando se pretende establecer qué es lo correcto, dejando fuera todo lo que se considera incorrecto, se hace una distinción prejuiciada y discriminatoria. Esta diferenciación es un acto sectario inaceptable; en el fondo es una acción propia de la ignorancia y el ventajismo. La ignorancia de desconocer que el pensamiento no es único, sino polivalente. El ventajismo de usar la fuerza bruta que le da el ser gobierno al sector discriminador. Política cultural es abrirse a la diversidad ideológica, artística y humana, sin exclusiones, sin segregaciones. Igualmente, la historia muestra una multitud de casos de empobrecimiento mental y creativo que resultan del sectarismo cultural; quizás bastaría con recordar el totalitarismo nazi y la autocracia comunista. Ambos, con el sectarismo mataron el posible florecimiento cultural que se nutre de la diversidad.

EL VACÍO NO ES UNA POLÍTICA CULTURAL. Para algunos, en un sentido especulativo, la mejor política cultural es la que no existe. Pero, en el fondo, se trata de un planteamiento que nace de la mala experiencia de la política cultural aplicada, sectariamente, por un gobierno. Y, a fin de cuentas es explicable esta afirmación negativa: para sufrir una mala o pobre política cultural, sectaria y dirigista, más vale no tener ninguna. Pero, este enfoque puede ser el utilizado por un Ministerio de la Cultura ausente, que vive de su vacío ignorante y holgazán.

VÁLVULA: “Una política cultural debe regirse por dos principios básicos, elementales y muy concretos: la libertad creadora y la diversidad valorativa. Así como no hay un patrón único para el pensamiento, tampoco lo hay para el arte y la dimensión cultural. En todo caso, el vacío no es, en modo alguno, una política, es un escondite de la incapacidad y del dogmatismo”.

glcarrera@yahoo.com