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Colette Capriles: «El Gobierno parece haber perdido el pudor»

Colette Capriles

La manifestación del 1º de septiembre significa un desafío para la oposición, pero también para el Gobierno, y su éxito político no dependerá de la cantidad de asistentes sino del mensaje, el impacto, la reacción del adversario, y lo que se logre en términos de la agenda que se tiene, asegura la profesora de la USB


Patricia Marcano

Romper la inercia de un proceso político en el cual el Gobierno ha obstaculizado el revocatorio sin que esto le haya generado, hasta ahora, un costo político; aceptar (la oposición) el desafío de medir la fuerza que pueda llegar a tener en la calle, la fuerza de la gente y de la protesta; y establecer el inicio de una cadena de acontecimientos que van a presionar al Gobierno en distintos ámbitos, no solo con manifestaciones masivas sino también pequeñas, de distintos sectores de la sociedad.

Esto es parte de lo que estaría en el tablero del juego político con la manifestación del 1º de septiembre, convocada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y denominada “la toma de Caracas”, una actividad que para Colette Capriles, psicólogo social y filósofo, está “bien espectada” a pesar del contexto adverso en la que se efectuará.

«si no es una verdadera iniciativa unitaria, no habrá éxito»

“En el fondo el Gobierno se siente bastante cómodo porque poco a poco ha logrado que la voluntad de cambio no cuaje, ha logrado efectivamente obstaculizar la solución política, por la vía del ejercicio inconstitucional del poder, en la medida en que se ha vuelto menos republicano y ha irrespetado el acuerdo básico de la división de poderes, utilizando al TSJ y al CNE para cerrar el espacio del juego político”.

Para la profesora de Ciencias Sociales en la Universidad Simón Bolívar, y quien también ha pertenecido a la cátedra de Filosofía Política, la apuesta del próximo jueves es bastante alta para los dos sectores pero, más allá de los escenarios que puedan esperarse y los que realmente ocurran, aclara que “el juego está abierto y no es predecible”.

En convocatorias anteriores de la oposición, como la exigencia de la planilla del 1% o la validación de las firmas, ha sido poca la gente que los acompaña. ¿Esto se repetirá el 1-S o cree que esta vez sí será masivo?

Lo importante del 1-S es la capacidad logística. Las manifestaciones convocadas hasta ahora han sido muy improvisadas, no se pueden comparar con esto que está planificado con anticipación, que exige claridad sobre la movilización de gente desde los distintos estados y ha sido organizada unitariamente.

Esas manifestaciones previas han estado más vinculadas al liderazgo de Henrique Capriles o de algún otro dirigente. En este caso se supone que es una iniciativa unitaria, es más, si no es una verdadera iniciativa unitaria, en el sentido no solamente de que aparezcan todos sino de que todos trabajen para la construcción del éxito, no habrá éxito. Eso queda muy claro.

Aquí hay un desafío importante y para la oposición hay muchas limitaciones, y esto hay que tomarlo en cuenta. Para cumplir con una la logística tan complicada no hay dinero, hay que contar con la benevolencia de transportistas, se pone en juego toda una red de contribución solidaria.

¿Qué impacto político puede tener la marcha? 

Más allá del número de cuántos fueron, y esto lo digo desde hace 15 años cuando se daban las grandes manifestaciones, el problema no es medir, como digo yo, los culos por metro cuadrado; eso no es lo que hace el éxito político. El éxito político lo hace el mensaje, el impacto, la reacción del adversario, y lo que se logre en términos de la agenda que se tiene. Y la agenda que está para el 1-S está asociada al éxito del referendo revocatorio (RR).

«el objetivo fundamental es que la recolección de firmas sea un evento político, no algo administrativo ni formal»

Independientemente de que la gente utilice la ocasión para protestar, como debe hacerlo, por la situación general, que obedece a una crisis política que solo se va a resolver a través de un método electoral, veremos hasta qué punto el Gobierno lee el mensaje y cede en lo que yo pienso es lo mas importante, que la recolección del 20% se haga en condiciones óptimas. Porque el impacto político ahí no es lograr ese 20%, es sobrepasarlo, es convertir la recolección de firmas en el revocatorio, en el impacto político que sería el revocatorio.

Hay que fijarse una meta de firmas mucho más alta y ahí es donde el Gobierno sí se va a encontrar con los mayores obstáculos, la fecha al final no es tan importante porque el 20% lo tienen que recoger este año. Y si el 20% no es el 20% sino el 30%, o el 40%, es otro el escenario político y ahí podríamos ver entonces una modificación del calendario y una aceleración de la convocatoria al RR. Pero es crucial, el objetivo de la marcha del 1-S es que el Gobierno entienda que tiene que darle curso institucional a la resolución del conflicto, que no puede seguir obstaculizando un proceso que ya está en marcha.

¿Se marcaría un antes y un después del 1-S?

Lo importante no es tanto que haya un antes y un después del 1-S, es que hay un proceso continuo, esto forma parte de una cadena de eventos políticos que empezó el año pasado, el 6 de diciembre es inexplicable si uno no nota el deterioro del Gobierno de Maduro. Entonces, no es solamente lo que pase el 1-S, algo tiene que pasar después porque el objetivo fundamental es que la recolección de firmas sea un evento político, no algo administrativo ni formal. Yo siento que hay mucha claridad sobre esto en la oposición. Ahora, que haya posibilidades logísticas concretas, operativas y unitarias al servicio de esta idea es un asunto que no sabría decir. Creo que sí lo hay, pero no es tan fácil pronosticar si esto va a tener el éxito esperado.

¿Cuál pudiera ser la actitud del Gobierno luego de esa manifestación?

Creo que la medición de fuerzas del 1-S no va a cambiar de inmediato o explícitamente el discurso del Gobierno, el Gobierno más bien se va a atrincherar más, y mientras más exitosa sea esa marcha, más atrincheramiento, más radicalización. Esa es la respuesta. Aunque por detrás empiece a recibir presiones tanto del chavismo como de gente dentro del Gobierno, de factores disidentes y de factores internacionales para que ceda en algunas cosas con respecto al revocatorio.

“La política siempre es incertidumbre”

Creo que ese es el escenario más probable, pero depende del éxito masivo, de la organización, del entusiasmo. Pero no hay que esperar que el Gobierno cambie, por lo menos en su discurso. Más bien los datos que me llegan con respecto a que el madurismo está como más compacto, puede conducir al Gobierno de Maduro a más violencia institucional, a más radicalización.

El juego esta abierto y no es predecible. Creo que otra preocupación que hay, no de la gente sino más bien de los periodistas, es qué tan eficaz puede ser esta convocatoria para romper esta desesperanza, la inercia. El tema es que la gente no está esperando que una manifestación le resuelva el problema.

¿Y qué espera la gente?

La gente está muy clara en que la solución es electoral y que el Gobierno está negándose a esa postura; está clara con que el Gobierno es el responsable de las penurias, y está clara en que va a votar en cualquier oportunidad de votar. Ahora, que se pueda hacer visible esa voluntad de cambio fuera del ámbito electoral es lo que el Gobierno desafía y quiere evitar.

Ahí es donde está el desafío del 1-S, hay que mover a la gente, pero también crear un efecto en la gente, vaya o no vaya, de que aquí estamos y que sí vamos a crear el efecto electoral, sí vamos a lograr que el Gobierno ceda. ¿Se tendrá éxito o no? Bueno, la política siempre es incertidumbre, eso no está cantado, si estuviera cantado de antemano eso no sería política. Pero es el esfuerzo que se está haciendo.

«mientras más exitosa sea esa marcha, más atrincheramiento, más radicalización»

Más madurismo

¿Este año el chavismo se ha radicalizado?

Lo que uno ha visto es muy curioso porque las encuestas son contradictorias en eso. El chavismo en general ha perdido público, tanto en la percepción del Psuv, en aquellos que dicen que son del partido y que ya va por el 22% más o menos, como de los que dicen ser chavistas y no necesariamente coinciden entre los dos.

La impresión que da es que dentro del chavismo hay un cisma, una ruptura interna que tiene que ver con el apoyo que se le da a Maduro o no. El esquema básico desde afuera, diría uno, es que pudiera haber alrededor de un 30% de chavistas del cual más o menos la mitad es madurista, pero pareciera, y no sé bien las cifras porque no tengo las últimas encuestas, que mas bien lo que se ve es que disminuye el chavismo pero el que queda es el más madurista.

Pareciera que los no maduristas ya se están apartando incluso del chavismo, y eso no es una buena noticia; es buena en el sentido de que la gente está identificando al chavismo con el madurismo y por lo tanto no es muy buena la opinión que se pueda tener del chavismo. Es mala noticia para el chavismo porque hay chavismo no madurista que imagino tendrá planes de seguir siendo una fuerza política en el futuro. Y es mala noticia porque el Gobierno puede sentir que el poco apoyo que tiene es más leal y más compacto, es decir, está logrando deshacerse del chavismo incómodo.

“Maduro es un rehén de unos ideólogos que están haciendo experimentos con Venezuela”

¿Qué va a hacer ese chavismo incómodo o qué quiere hacer el chavismo que no es madurista? Ahí es donde aparece esta figura de Henry Falcón, que parece estar capitalizando esto o al menos no recibe la misma antipatía que otros líderes de la oposición y parece ser menos amenazante para esa identidad del chavismo. Aunque todavía le falta a la oposición demostrar cómo gobierna para poder captar esas voluntades. Pero también pueden estar buscando un liderazgo en otro, quizás alguno de los disidentes del chavismo.

¿Por qué su imagen se sigue deteriorando?

Lo que ha hecho que se deteriore más ha sido su negación a cualquier reforma, tanto en lo económico como en lo político, hacia una liberalización de la situación. Es como si él mismo se va creando su situación de aislamiento y de repudio. La política en Venezuela tiene un elemento irracional muy grande y el Gobierno es la prueba de eso.

Si Nicolás Maduro hubiera tomado decisiones económicas hace año y medio como las que le sugirió el propio Rafael Ramírez, que era un plan de ajustes hacia el mercado, tal vez hubiera evitado la petición del referendo porque la situación en Venezuela habría mejorado. Pero si aún eso no hubiera ocurrido, jugarse la carta del referéndum también era una posibilidad, no todo esta cantado en política.

Algo muy valorable en el proceso político actual es que, a pesar de la desesperanza, cuando se le pregunta a la gente si votaría en un referéndum el 84% dice que sí, y la última encuesta de Datanalisis arroja que 82% de las personas está dispuesta a votar en las regionales aunque no haya referéndum, porque quieren actuar legítimamente, ejerciendo un derecho. Este es uno los obstáculos más grandes que tiene el propio Gobierno, y al negarle a la gente la posibilidad de voto se sigue desmoronando. Uno no ve racionalidad en esto.  

“La gente no está esperando que una manifestación le resuelva el problema”

¿Por qué cree que se mantendría esa actitud?

Maduro es un rehén de unos ideólogos que están haciendo experimentos con Venezuela, y eso ocurrió ya con Chávez. Chávez fue también rehén de ellos pero Chávez era muy pragmático y tomaba las decisiones que había que tomar cuando las cosas no iban bien. Su carisma, entre comillas, le permitía encubrir sus fallas de origen.

Pero en el caso de Maduro uno ve más esta intervención, además está el señor Serrano, estos ideólogos farsantes, unos verdaderos impostores teóricos que le dicen a Maduro que radicalizarse como lo ha hecho es una contribución histórica de la civilización humana, que es el último mártir, que no se puede dejar morir el proyecto.

Es como esa metáfora de un poder que parece más condicionado por factores externos que por una lógica política del país. Es muy difícil de analizar. Una gran pregunta que todo el mundo se hace y es por qué el Gobierno persiste en este atrincheramiento, en esta radicalización.

¿Cómo interpreta el anuncio de Jorge Rodríguez de botar a quienes trabajan en cargos de confianza por firmar para el RR?

Es interesante porque obviamente el problema de Jorge Rodríguez podría haber sido resuelto sin decir nada. Si en verdad la preocupación es que funcionarios de confianza manifestaron su voluntad de votar contra Maduro, se botan sin decir nada porque son de confianza. Lo interesante es el anuncio y que se construya una caza de brujas con eso que por supuesto está tratando de anticiparse a lo que va a ser la recolección del 20%, eso es obvio. Es para tener impacto sobre el futuro. Lo importante no es que se boten sino que lo construyan como amenaza. No creo que eso le haga bien al Gobierno desde el punto de vista internacional pero también parece que han perdido el pudor.

«Es muy claro que el gobierno apuesta a la nada, a que todo siga igual»

“Si no es en el 16, tampoco será en el 17” 

¿Tiene sentido hacer el RR en 2017? 

El problema está en que si el Gobierno se niega a hacer elecciones en 2016, que no es solo el RR, también son las regionales, no hay razones para que el Gobierno quiera hacerlas en 2017. Ellos podrían aplicar la misma lógica el año que viene. Si el Gobierno considera que puede imponer el calendario electoral a su leal entender, no va a hacer elecciones ni en el 16 ni en el 17, sino que construirá un momento, cuando el petróleo llegue a 200 o a 100.

Esto es muy importante porque el gran riesgo del Gobierno de no hacer el RR en 2016 es que abona el terreno para no hacer elecciones ni en 2017 ni en 2018, y entrar en una dictadura abierta en el sentido más clásico de la palabra, en la suspensión de toda oportunidad electoral, y eso hay que subrayárselo, porque sería bien incoherente del Gobierno, pienso yo, no ir a lecciones en 2016 y sí hacerlo en 2017.

Desde el punto de vista de la oposición creo que sí tiene lógica considerarlo, pero hasta que no quede claro el panorama de 2016 es prematuro hacer cualquier especulación. El fracaso tiene un costo, tienes que apostar al éxito. Es complicado, no lo descartaría totalmente pero si el Gobierno logra el éxito de no hacer nada en 2016, no tiene por qué ceder mínimamente en 2017.

«¿En qué condiciones puede llegar un Gobierno al 2018? ¿Puede llegar? Sí. ¿Podemos estar peor? Sí, sin duda, todo puede pasar»

¿Pero entonces este es un año decisivo?

Justamente, los meses que están por venir son decisivos porque además de esto que estamos planteando, nadie predice o anticipa un mejoramiento de la situación económica sino todo lo contrario, y un empeoramiento de las relaciones internacionales del Gobierno; más aislamiento significa eso, y más penuria. Hay que ver…

Es muy claro que el gobierno apuesta a la nada, a que todo siga igual, a controlar la situación, a mejorar levemente sus niveles de eficiencia con esta distribución de comida básica y a aguantar, pasar el chaparrón. El problema es que el chaparrón se le va a ir prolongando. ¿Pasa el chaparrón hasta cuándo, enero? ¿Llegas al 2018 cómo, en qué condiciones puede llegar un Gobierno al 2018? ¿Puede llegar? Sí. ¿Podemos estar peor? Sí, podemos estar peor, sin duda, todo puede pasar. ¿Es eso un proyecto? ¿Un proyecto de qué?

Eso lo veo como un juego muy sutil y perverso, es como muy difícil dar una respuesta sobre qué está pensando el Gobierno que puede hacer con eso, Al final yo no puedo creer que no haya la mínima responsabilidad política. La gente se está muriendo de hambre de verdad, podrán negarlo y decir que no hay crisis, pero claro que la hay.


Colette Capriles
La MUD debe crear pronto un mecanismo para definir las candidaturas presidenciales, señala la profesora de la USB. Foto: Edgardo Agüero

La discusión que debe darse

¿La oposición está dividida?

Hay una discusión de fondo que no está siendo aireada, tal vez porque no es el momento, y es el tema de las candidaturas presidenciales en caso de un cambio de Gobierno. Esas son cosas que hay que tener claras en el corto plazo si se espera que esto tenga éxito.

Por supuesto que hay intereses en eso, intereses diversos, hay candidatos claros que apuntan a poblaciones distintas, yo veo a Henry Falcón moviéndose pero con un público distinto al que tendría Capriles y al que tendría Ramos Allup, por citar a los tres nombres que están por allí. Pero cuidado y hay más porque “el que respira, aspira”, como dicen aquí.

El problema es que hay que crear un mecanismo para decidir eso y esto ayudaría a disminuir no las divisiones sino las tensiones en términos tácticos, porque al tener una estrategia común post referendo eso te ordena el presente.

Pero es una discusión que nadie quiere dar porque tiene sus riesgos y porque podría generar divisiones, gente que puede no estar contenta con una decisión mayoritaria. Pero el hecho de que eso no se discuta, ni haya claridad sobre eso todavía, hace que haya interferencias.


Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a: patricia@larazon.net