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La vieja agresión anglo

El capitalismo es su sola bandera. La MUD es su instrumento


Julián Rivas

Estados Unidos no va a cambiar su política agresiva y hegemónica en América Latina. Son anglosajones. Por tanto, es imposible que una nación realmente independiente, como pretende mantenerse Venezuela, pueda tener mejores relaciones con Estados Unidos.

Es lamentable que aquí no se preste atención a las relaciones entre Estados Unidos y Reino Unido. Son siameses.

Obama lo reitera como si fuera fruto de una cartilla: Nuestra relación con Reino Unido perdurará y está por encima de la Unión Europea.

Los derechistas latinoamericanos, como Macri, olvidan que los gringos apoyaron a Inglaterra en Las Malvinas en 1983 y desde ahí la OEA es un parapeto.

“Incluso mientras Reino Unido busca la salida total de la Unión Europea (UE), juntos reafirmamos la relación especial que existe entre Estados Unidos y el Reino Unido”, enfatizó Obama en una rueda de prensa junto a la primera ministra británica, Theresa May, en la ciudad de Hangzhou (este de China), señala la prensa que cubrió la última cumbre del G20.

Ser anglosajón es el elemento identificatorio que el señor Trump saca a relucir para captar votos. Lo anglo es el mayor segmento electoral de Estados Unidos. Representan el 70 por ciento de la población de ese país.

Venezuela no es del gusto de esta gente perversa. Mucho antes, Walter Raleigh fue el que saqueó y quemó a San José de Oruña, en 1595.

La ciudad había sido fundada por Antonio de Berrío, quien la puso así en honor a María de Oruña, su esposa y sobrina de Jiménez de Quesada, el fundador de Bogotá.

Raleigh fue el que abrió la ambición de los monarcas ingleses por la Guayana venezolana. Raleigh siempre agredió con los preceptos calvinistas por delante.

El calvinismo es la fuente del anglosionismo. Colombia es base del anglosionismo, que impuso la paz de la OTAN y garantizó que Santos ni nadie del mando bogotano va a parar con sus huesos ante la Corte Penal Internacional en La Haya.

Por cierto, el anglosionismo luce fuerte en Televen. Ese canal se va en elogios a favor del Estado de Israel. Guarda silencio con las bombas nucleares israelitas, sus violaciones de derechos humanos.

Pone en duda la agresión de Estados Unidos a Siria. “La supuesta agresión”, dicen en el noticiero. Raro este periodismo donde el único peligro nuclear es Corea del Norte. Qué liso eres, Carlos Croes.

Esta semana hubo un debate entre la señora Clinton, anglosionista, y el señor Trump, angloracista, quienes se disputan la presidencia de Estados Unidos.

Pareció un pleito de vecinos, pero peligroso lo que perfilan. Solamente lo que se avecina en Estados Unidos obliga a una reconfiguración política del proceso bolivariano.

Estados Unidos tomó el testigo de los ingleses y está decidido a acabar con la América hispana. Lo que hicieron en Brasil con Dilma es un asunto grave, un hito en la historia de cinco siglos.

EL SOCIALISMO SEGÚN TRUMP

El candidato Trump dijo recientemente que los socialistas llevaron a la ruina a Venezuela. Cuáles socialistas. Acaso Luis Miquilena, su hija Sonia, Arcayita, o el hijo de Eudoro González, que se hizo multimillonario casualmente en su paso por la presidencia del Banco Industrial.

Ahora otro de los hijos de Eudoro González es diputado por Primero Justicia, es justiciero. Tremendos socialistas.

Mi amistad con Hugo Chávez siempre se mantuvo, pero lo relativo a la coincidencia política, el diálogo, lo afectó Luis Miquilena con intrigas. Cuando Miquilena fue nombrado jefe, dije que esto se jodió. El tiempo fue maestro.

Después le pregunté a una amiga común por Chávez, ya presidente. “Ay, ya sus amigos son otros, son Lula, Kirchner, Evo”, me dijo ella. En cierta medida creo que a Chávez le pasó como a Bolívar, que por irse al sur y dejar en el gobierno a Santander se le enredó el proceso.

Para colmo, Santander de vicepresidente amarró acuerdos con Estados Unidos. Miquilena creó las condiciones para darle un golpe de Estado, lo que ocurrió en abril de 2002.

Me alegra que Chávez haya reconocido que el socialismo es el camino inevitable para la humanidad. Pero el socialismo tiene muchas interpretaciones.

Felipe González y los socialdemócratas europeos se declaran socialistas. Triste. Me quedo con la definición de un amigo: Estado socialista es un aparato político, pero que rige una economía fundamentada en el uso y producción de capitales. Lo que Marx explicó muy bien, expansión del capital.

Por supuesto que esto requiere una banca honesta, burocracia controlada, y sobre todo vigilancia revolucionaria, lo que ha faltado. Los oportunistas y arribistas se disfrazaron de revolucionarios y se metieron en cambote en el chavismo.

Muchos de los que lanzaban denuestos e insultos a Chávez en los tiempos duros de los 90, muchos de los que lo vieron con indiferencia, que nunca le prestaron atención, que eran del chiripero calderista, adecos o copeyanos, ahora tienen vara alta en el proceso. Esto es parte del problema.

Me dicen que Chávez quiso aplicar los correctivos pero no tuvo tiempo. Murió.

Esta semana vi a un copeyano que fue gobernador. Que si él es demócrata cristiano, que deplora el autoritarismo y no le gusta el socialismo.

Primero le dije que la Iglesia lleva dos siglos fracasando, con papas enfermos y criminales y nadie ha cancelado la discusión sobre la Iglesia.

Así vemos que el Vaticano, que nunca se ocupó de los derechos humanos en Colombia, ahora hace misa por la paz de la OTAN.

En la discusión medieval el tema religioso se fundamentaba en la búsqueda de la salvación de las almas. En la política de hoy el objetivo es la emancipación de los hombres.

Con el poder de las masas populares todo hombre y mujer puede avanzar hacia sociedades realmente democráticas.

San Bernardo de Clairvaux advirtió en el siglo XII que no vale saber mucho para quien no se reconoce a sí mismo. Qué eres, quién eres y cómo eres.

El conocimiento propio es un paso hacia el conocimiento de Dios, decía. El amor al prójimo y la humildad abren las puertas para la contemplación de Dios, agregó.

Y en efecto de qué vale vestirse de rojo si es un farsante. Un falso rojo jamás será socialista.

Lo hemos visto: llenan el buche y luego aterrizan con su plata malhabida en Estados Unidos, o en algunas de esas islas que el viejo sistema colonial de cinco siglos mantiene en el Caribe para chupar los recursos de América Latina.

Los paraísos fiscales son la moderna cueva de piratas de angloholandeses, como si estuviéramos en el siglo diecisiete.

Le dije hace poco a la misma amiga que López Contreras, gomecista, en tiempos de una Venezuela muy pobre, se vio en la obligación de expropiar a los gomecistas.

Me replicó que ahora los vivarachos tienen testaferros. No es suficiente, advertí. La ética es lo que importa, la voluntad política para hacer correctivos. El fondo de la corrupción es el lucro capitalista, capitalista.

El sistema estadounidense fue hecho para los plutócratas. En 1798, Estados Unidos, con John Adams de presidente, estaba en guerra contra los revolucionarios franceses de Guadalupe. El jefe militar de los gringos en esa “Guerra de Brigantes” fue Alexander Hamilton, que venia de ser el primer Secretario del Tesoro.

Se trató de la primera y no la última de varias incursiones de ese Imperio en el Caribe. En 1798 Adams sostuvo: “Las academias cultas que no están bajo inmediata inspección del gobierno… son incompatibles con el orden social”.

Es la misma historia anglosajona y la misma pretensión de dominar el mundo. El capitalismo es su sola bandera. La MUD es su instrumento. Lo bueno es que los pueblos tienen mejores herramientas para aprender. Viva el pueblo venezolano.