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EDITORIAL | Asfixia a los medios

Decenas de periódicos venezolanos están en una delicada situación por falta de papel, insumo que es monopolizado por el Estado


EDE

La situación de los medios de comunicación en Venezuela es límite, en especial para la prensa escrita. El principal insumo de los periódicos es el papel y el Estado, a través del Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM), es desde hace varios meses el único proveedor para la gran mayoría de los diarios nacionales y regionales. A lo largo de 2016 la venta de papel ha ido disminuyendo de forma dramática.

En muchos casos, como sucede con LA RAZÓN, la cantidad de papel suministrado es insuficiente para poder circular, poniendo en riesgo un esfuerzo que durante 21 años hemos realizado de forma ininterrumpida acompañados por nuestros fieles lectores. Hugo Cabezas, presidente del CEAM, aseguró hace apenas unas semanas que garantizaba el suministro para todos los diarios del país. Le tomamos la palabra y le recordamos, tal como le hemos hecho saber en misivas entregadas en sus oficinas del CEAM el 16 de junio y el 5 de septiembre, además del llamado realizado en nuestro editorial del domingo 18 de septiembre de este año, que con las cuatro bobinas mensuales que despacha a LA RAZÓN es imposible poder continuar con nuestra labor periodística.

Esta tendencia supone un atentado en contra de la libertad de expresión, la libertad de prensa y el derecho al trabajo de nuestro valioso grupo de periodistas, personal administrativo y de talleres. Desde mediados de año el CEAM nos ha vendido 4 bobinas mensuales, cuando nuestro semanario requiere de, al menos, 12 bobinas de papel para seguir circulando en condiciones ya de por sí difíciles.

LA RAZÓN se ha caracterizado por ser un periódico combativo, valiente, que ha enfrentado todas las dificultades que desde su fundación se le han presentado. Hemos aprendido a subsistir sin necesidad de pautas publicitarias, convirtiéndonos en un verdadero milagro editorial que ha sobrevivido gracias a nuestros lectores. Hemos sorteado las dificultades que implican que nuestro editor esté en el exilio desde el año 2000, hemos mantenido nuestra lucha a pesar de los allanamientos y de las amenazas. Hemos sido testigos de un inicio de siglo convulso y siempre hemos servido de contrapeso ante los grandes factores de poder. Esa es nuestra razón de ser.

Ante momentos tan delicados de la nación pedimos a nuestros lectores que nos sigan acompañando y adelantamos excusas si por la actual coyuntura nos vemos obligados a reducir aún más nuestra paginación con el objetivo final de sobrevivir por unas semanas más a la asfixia que supone para un periódico no poder contar con papel.

Al defensor del Pueblo, Tarek William Saab, también le hacemos un llamado público para que interceda ante el CEAM y se nos garantice poder trabajar, sólo eso. El caso de LA RAZÓN, repetimos, no es aislado. Son decenas de periódicos que están en nuestra misma situación. De no tomar los correctivos urgentes que tan delicada situación amerita, podríamos presenciar una verdadera masacre en contra de los medios independientes, un cierre masivo sin precedentes.

Es nuestro deber alzar la voz para evitar más atentados en contra de los derechos de la nación.