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Francisco Rodríguez: «Sin empresas no hay bienestar»

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Francisco Rodríguez, presidente del Fondo para la Investigación y Mejoramiento de la Productividad: “El presidente Maduro cuando dijo que la oposición debía acostumbrarse a dejarse gobernar, creo que expresa la concepción que abriga”


Enrique Meléndez

Francisco Rodríguez, presidente del Fondo para la Investigación y Mejoramiento de la Productividad, afirma que el sector de las pequeñas y medianas empresas, tanto manufactureras, como de servicios, es el más golpeado con la actual crisis económica. Según el ingeniero, los decretos de aumentos salariales son una de las causas de esta situación.

¿Cómo influye en Venezuela el triunfo de Donald Trump como presidente de Estados Unidos?

Yo creo que hay que ponerle mucha atención a esta victoria de Trump. Eso tiene un fondo bien importante para el tema de la productividad y para el tema de la coeficiencia. En el siglo XXI es clara ya la tendencia de que el trabajador no se valora solamente por sus habilidades manuales, sino también por sus habilidades intelectuales.

Ya el trabajador tiene que estar integrando equipos, comunicándose y estableciendo nuevos elementos donde la robótica es clave, y el trabajo no es sólo un esfuerzo físico. Esa realidad lleva entonces a que un trabajador desde su casa pueda estar en la fábrica, haciendo cosas, porque les puede mandar la información, y eso a través de un robot ser incorporado al producto que está saliendo.

Eso te lo digo, porque no deja de ser casual que en EEUU, tanto en California como en Nueva York, ganó la propuesta demócrata, mientras que en los estados del oeste medio ganaron los republicanos. Es interesante, porque es ahí donde estos cambios tecnológicos no han estado realizándose y han quedado rezagados en su desarrollo, y hoy en día las propuestas se basan en cómo tú puedes incorporar el paradigma Google a las nuevas fábricas que tienen necesariamente que existir en diversas partes del mundo, así como en cada sitio y en cada localidad tiene que haber empleo. Pero a costa de calificar y valorar cada vez más a las personas como entes, que producen conocimientos y como entes que incorporan sus conocimientos al trabajo.

El otro tema es el de la coeficiencia: no es mentira lo del calentamiento global, a pesar de que Trump lo niegue. No es mentira que se firmó el Acuerdo de París, donde quedó establecido un acuerdo mundial para que la temperatura no llegue a subir más de dos grados, y eso está implicando un cambio en las tecnologías que van a depender de energías limpias, y eso es una noticia que tiene que ser tomada por Venezuela.

“Ni las empresas pueden fortalecerse, ni el cliente lograr obtener los productos que está necesitando”

Más allá de que el señor Trump pueda poner un oleoducto adicional, que va a traer graves consecuencias ecológicas, porque va a venir desde Alaska hacia EEUU; más allá de que puedan haber búsquedas desastrosas para petróleos dentro de EEUU, nosotros como nación tenemos que ver también que la perspectiva no puede constituir la de ser aliados de Trump, en echar toneladas de CO2 a la atmósfera, porque el planeta se está calentando.

La perspectiva debiera ser no destruir la selva Amazónica bajo esa noción irresponsable del Arco Minero, sino la perspectiva debe ser la de integrarnos cada vez en una mejor calidad de vida y, obviamente, la industria petrolera en Venezuela tendrá muchos años para desarrollarse, pero puede hacerlo incorporando cada vez tecnologías más limpias, y eso va a implicar montarse también en los cambios de patrón del consumo energético hacia tecnologías más limpias.

¿En qué situación se encuentra la productividad empresarial hoy en día? ¿Se ha incrementado el cierre de empresas?

Todas las evidencias muestran que estamos ya en menos de cinco mil empresas manufactureras. Un dato de referencia: en el año 1998 teníamos once mil. Pero si nos comparamos con lo que debiéramos tener, debiéramos estar muy por encima de las quince mil empresas para poder acercarnos al deber ser de un país, que tiene una densidad, y algo que uno puede decir que está al alcance nuestro, como es Chile, que tiene más de ciento y pico mil de empresas manufactureras hoy en día funcionando.

Sin empresas no hay bienestar. Sin empresas no hay maneras de hacer sostenible una economía, y la empresa manufacturera es uno de los rubros que debe estar activado en plena capacidad. Pero también hay que entender que las empresas de conocimiento, las empresas que pueden aplicarse en software, en aplicaciones, en comunicaciones, son clave para poder desarrollarse a nivel del siglo XXI.

Los datos que se tienen sobre la productividad son fatales. Los datos nos indican que hay una pérdida de más del 50% de las empresas, que han venido cerrando. Pero, además, que el promedio de la capacidad utilizada está alrededor de 35%. Esa es una noticia terrible, y está así consecuencia de factores que no están en las manos de la empresa: sin materia prima no se puede poner a funcionar una empresa; y para adquirir la materia prima, eso está cercenado por la posibilidad de obtener divisas, si son productos que vienen del exterior.

Pero también si son productos que vienen de Venezuela, como el caso de la industria de alimentos, que puede utilizar, y sería lo ideal, productos que se den en nuestros campos. Resulta que la permisería que hay que realizar para poder obtener materia prima constituye un viacrucis.

Ahí tienes el caso de esta semana, que ha sido muy nombrado, donde empresas Polar ha estado señalando el peligro que hay de que pueda parar sus plantas procesadoras de harina de maíz, porque no tiene materia prima en proceso. Pero ese no es el único rubro, sino que también ahí interviene el hecho de que el precio del producto es puesto con el criterio de un funcionario del Estado, que hace que haya empresas cuyo capital de trabajo se va deteriorando y cuyo capital de trabajo implica que no pueda afrontar las deudas cotidianas, y eso ha llevado a cerrar empresas.

Esta situación, además de inflación general, en la cual el régimen solamente lo que hace es estimularla mediante la impresión de monedas sin respaldo, está implicando es que las empresas tengan que aumentar el precio de sus productos, debido, además, a los decretos de aumento del salario mínimo cada cierto tiempo. Mientras, la productividad está bajando por lo que las ventas se ven limitadas, y eso es el perfecto esquema de perder-perder. Ni las empresas pueden fortalecerse, ni el cliente lograr obtener los productos que está necesitando, y el trabajador se ve cada vez más limitado y deteriorado.

¿Cuál es el sector empresarial más golpeado por estas circunstancias?

Yo diría que el sector de las pequeñas y medianas empresas, tanto manufactureras como de servicios. Porque estos cambios, que te he dicho, planteados de esta manera, resultan graves y uno los puede ver en la cotidianidad. En los centros comerciales tú ves menos locales abiertos y eso es producto de esta realidad.

Por ejemplo, en el caso de la empresa manufacturera, tú ves que se trata de un sector que no puede funcionar en una burbuja aislada. La empresa manufacturera forma parte de cadenas de producción. O sea, que necesita insumos que son producidos por otras empresas o tienen que ser adquiridos a través de mecanismos que, al no existir, hacen que esta empresa, que puede estar lista con todos sus equipos y maquinarias para su operatividad, no pueda funcionar. Eso está pasando.

De modo que tienes realidades como, por ejemplo, la industria automotriz que está casi al borde del cierre. Está trabajando a menos de 1 por ciento de su capacidad instalada. Hay empresas cuya denominación jurídica está funcionando, porque están esperando que haya nuevas posibilidades, pero no están produciendo. Y si no están produciendo, lo que están es acordando las obligaciones con sus trabajadores por responsabilidad social en muchos casos y, efectivamente, con una perspectiva de reconstruir al país.

¿Cómo está la industria de los alimentos?

La industria de los alimentos se encuentra en una situación de asedio en estos momentos por la serie de controles, por la forma como se han manejado los presupuestos de divisas para importar y, en particular, por la innumerable permisología y cadenas de alcabalas que a cualquiera empresa le resulta realmente demasiado oneroso el poder funcionar bajo ese esquema.

Es obvio que la industria de alimentos sigue funcionando, pero lo hace, de acuerdo a la información que dio el presidente de Cavidea, a no más del 35%. Cuando tenemos la realidad de una sociedad, que pide a todo grito poder comprar alimentos y poder superar la situación, que ya nadie puede decir que no la conoce;,porque está a la vista de todos, y está expresada en escasez.

“La industria automotriz que está casi al borde del cierre. Está trabajando a menos de 1 por ciento de su capacidad instalada”

Otra industria que está en una situación muy comprometida es la industria farmacéutica, en donde uno puede ver al asistir a las farmacias que los productos, sean de la marca que sean y de la denominación que sea, no se consiguen.

¿Qué explica el hecho del asedio a las empresas Polar?

Yo creo que ese es un tema que escapa a la lógica económica. El asedio a las empresas es un tema, ciertamente, que expresa una concepción la sociedad, donde unos son los que la dirigen y otros los que tienen que obedecer. El presidente Maduro cuando dijo que la oposición debía acostumbrarse a dejarse gobernar, creo que expresa la concepción que abriga.

Según esa visión, lo que estaría haciendo con tanto asedio es garantizar que empresas Polar siga produciendo, pero es que las evidencias han sido absolutamente claras: esas empresas han seguido funcionando, a pesar del Gobierno. Las amenazas de que van a expropiar, ya han mostrado la noción palpable de que toda aquella empresa que pasa por esta situación, se traduce en empresa que no sigue produciendo.

De modo que yo diría que en el momento en que cese tanta verborrea y tanta manera de decir las cosas de las formas que no son, el país tiene que encontrar la manera de fortalecer las empresas, además que cada empresa pueda tomar las decisiones que más le convengan, y no que un funcionario de un ministerio, de una alcaldía o de una alcabala le dé permiso para funcionar. Eso no quita que en la reconstrucción del país, efectivamente, el rol que debe jugar el Estado sea menor. Al contrario, lo que tiene que hacer es reconocer que no hay forma de que la sociedad pueda construir su bienestar, sino trabajando, y ese trabajo se va a expresar en empresas que tienen que ser productivas y competitivas.


Economía del siglo XXI

¿Qué incidencias tiene el proyecto de reforma de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación actualmente en el área empresarial venezolana?

Es bien importante que se comprenda que cada vez más en Venezuela necesitamos desarrollar una economía competitiva, una economía sostenible, una economía que sea capaz de sustentar un nivel de vida adecuado y de acuerdo a las realidades y parámetros del siglo XXI. No podemos conformarnos con tener un nivel de vida del siglo XIX cuando lo que teníamos era malaria, difteria y otras enfermedades que ya son tratables con un mínimo de organización social y de salud pública.

Esta reforma viene a ser un anhelo clave ante la confiscación que significó la ley vigente en su modo actual, es decir, la ley vigente desde el 2010, y en donde se obligaba a las empresas a darle un 0,5%, 1% o 2%, dependiendo del rubro de producción de cada sector, al Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología. Estamos hablando de unas magnitudes muy grandes. En el país es importante que se financie, que se tenga una idea de que hay que invertir en ciencia, tecnología e innovación. Pero no puede ser que el Estado confisque esos montos, que deben dedicar las empresas, para luego ellos repartirlos y, de acuerdo a la escasa información que se tiene, dada la opacidad que caracteriza a este Gobierno, es que no llega a incidir de manera importante en los indicadores que pueden dar evidencias de que se está haciendo ciencia, tecnología e innovación de manera adecuada y fructífera.

Esa es la realidad en la que se inserta este proyecto de reforma de la LOCTI que yo considero que es muy pertinente, muy necesario. Pero tiene que ser hecho bajo una noción que permita y facilite que las empresas, que son los elementos claves, además de la oferta que está representada por los científicos, por las universidades, por los institutos de investigación y desarrollo tecnológico, puedan realmente utilizar esos fondos para fortalecerse, mejorar su competitividad y hacerse cada vez más sostenibles.