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Para quienes no leen

El currículo académico a desarrollar debe ser preparado por un equipo de expertos con larga y amplia experiencia en educación


Luis Fuenmayor Toro

A mucha gente le gusta la política, algunos están metidos en ella en distintos niveles y formas, otros sólo ejercen la crítica de quienes piensan son sus adversarios y los hay quienes respaldan y defienden al Gobierno o a la MUD y quienes los adversan a ambos.

Pero en su mayoría tienen un grave defecto: no leen lo que se escribe o lo leen y no lo entienden, por tener nublada la mente con fanatismos casi religiosos.

Me he topado con quienes me increpan que sólo critico y que no presento propuestas de soluciones, con amigos a quienes religiosamente les he enviado todo lo que he publicado durante más de 15 años y me dicen, amigablemente: ¿Y por qué no haces proposiciones de lo que se debe hacer, por qué no orientas al Gobierno en ese sentido?, mientras otros me señalan que la Mesa está muy dispuesta a escuchar los distintos planteamientos, por lo que debería escribir al respecto.

Me he quedado estupefacto. No leyeron nada de lo que escrito sobre casi todos los temas, o no recuerdan lo que leyeron al no prestarle la atención debida, o no lo entendieron, o escribimos tan mal que no nos leen.

Puede ser también que soy un ingenuo que todavía piensa que la gente asume sus posiciones políticas, mediante la obtención de información, el conocimiento de lo que sucede y el análisis respectivo.

Éste será el “deber ser” y a lo mejor lo es en ciertos grupos poblacionales, pero claramente no es así para la mayoría, y menos hoy, angustiada y dedicada exclusivamente a resolver los problemas vitales del grupo familiar más íntimo: comer y sobrevivir a los antisociales, éstos últimos sus vecinos homicidas y los agentes policiales que para “protegerlos de los mismos”, invaden sus barrios y terminan asesinando inocentes en perversas ejecuciones extrajudiciales.

Soy responsable de estar anonadado por olvidar incluso una de las conclusiones a que hemos llegado, sobre la base de lo ocurrido en por lo menos los últimos 60 años.

Hemos dicho que, si la educación formal promedio de los venezolanos es de sólo 7 años, estamos hablando del conocimiento y preparación de niños que acaban de terminar la primaria, una primaria además muy deficiente, que no crea hábitos como el de lectura, que no enseña el lenguaje materno ni la matemática, por lo que está muy lejos de dar las herramientas para la comprensión de la realidad que se vive.

Éste hecho está presente y gravita negativamente en la sociedad venezolana y pesa mucho en la selección de los gobernantes a elegir.

Si añadimos la miseria como un elemento estructural de nuestra sociedad, hemos hallado el binomio perfecto para la manipulación por parte de los poderosos.

Tenemos escritas y publicadas nuestras opiniones sustentadas sobre el “qué hacer” nacional, tanto en la coyuntura actual como en el mediano y largo plazo.

En el tema educativo es necesario rescatar la educación primaria y secundaria de su gravísimo deterioro. Acabar la exclusión escolar, que está alrededor de los 4 millones de niños y adolescentes.

Darles cabida implica el rescate de los planteles existentes y la construcción de nuevos, sobre todo de liceos, pues el cupo de éstos es la mitad del de las escuelas primarias, lo que no garantiza la prosecución estudiantil.

Hay que formar con calidad los docentes adicionales necesarios, lo que incluye preparar 18 mil faltantes hoy en matemática, física y química, y cubrir el déficit en español e inglés.

Esto debe asumirse con un programa especial de formación con las universidades y seguimiento cercano del desempeño de los egresados.

Otro problema primordial es el abandono escolar como consecuencia del fracaso académico de los educandos.

Más del 40 por ciento de quienes ingresan en primer grado no se gradúan de bachilleres y cerca de un millón de adolescentes están fuera del sistema escolar, haciéndolos pasto de la delincuencia como victimarios o como víctimas.

Atender las necesidades económicas y sociales de estos educandos y sus familias es vital para el éxito de la propuesta.

Eliminar toda exoneración de cursar asignaturas, garantizar el cumplimiento de los 200 días anuales efectivos de clases y no de los 130 que hoy se dictan, la dotación suficientemente de recursos materiales, la seguridad personal en los planteles y el establecimiento de la carrera académica (concurso de ingreso, permanente formación, adecuado cumplimiento y pago de sueldos dignos, especiales incluso, para maestros y profesores), son medidas indispensables.

Un último aspecto, el más importante, es el currículo académico a desarrollar.

Debe ser preparado por un equipo de expertos con larga y amplia experiencia en educación de niños y adolescentes, que debe incluir personal académico de las universidades, pues una de las salidas de quienes terminan la secundaria es la educación universitaria, y debe estar en relación con los planes de desarrollo del país y las necesidades de trabajadores.

No debe ser ideologizado, debe eliminar el facilismo de docentes y educandos, garantizar la adquisición de los hábitos para el mantenimiento de la salud y el adecuado comportamiento ciudadano, el aprendizaje profundo del español hablado, escrito y leído, y los hábitos de lectura y estudio, por lo que toda escuela y liceo debe tener una biblioteca bien dotada y suficiente y salas de informática en relación con las necesidades educativas y de formación.

El currículo debe garantizar la enseñanza de las disciplinas del mundo contemporáneo, comenzando con la matemática, el segundo lenguaje después del materno, que debe ser bien dominada; las ciencias físicas y naturales, la geografía e historia de Venezuela y universal, la informática, así como iniciar el entrenamiento en un oficio y la realización de actividades físicas. ¿Leerán?