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Promueven la profundización de la crisis

bolivares

Nadie puede pensar que una moneda tan devaluada como la venezolana pueda ser objeto de manipulaciones internacionales con propósitos especulativos


Oscar Battaglini

 

En Venezuela se da el caso insólito de un gobierno que en vez de atacar las causas de la crisis económica y social que él mismo propició, lo que hace con las medidas que toma es profundizarla. Eso es lo que ha venido ocurriendo desde el momento en que el chavismo se hizo con el poder desde diciembre de 1998. Como se recordará, el país atravesaba por una coyuntura que evidenciaba la imposibilidad de que los representantes del pacto de Punto Fijo, pudieran mantener por más tiempo el control del poder.

Esa era la circunstancia —es necesario enfatizarlo— aprovechada hábilmente por el chavismo para su abordaje del poder. Pero este hecho que se inicia con la promesa de ponerle punto final a la crisis socioeconómica y en general provocada por la descomposición del pacto de Punto Fijo, no fue superada nunca por el chavismo gubernamental; de manera contraria, lo que ha hecho es agudizarla hasta convertirla en la crisis que de modo insoportable perturba la vida de todos los venezolanos.

Si una cosa ha demostrado el chavismo de manera clara en el ejercicio del poder, es que no representa ninguna opción de cambio. Su gestión, desde un principio, se ha concretado a cabalgar la situación creada por el puntofijismo en el tiempo en el que este modelo político se mantuvo vigente. Del mismo modo el chavismo se dedicó a parasitar del rentismo petrolero. Eso es lo que explica que durante los 18 años que tiene en el poder, no se haya desarrollado una nueva economía de base reproductiva y autosustentable; lo que ha determinado que hoy seamos un país más rentista y parasitario que antes. Eso es lo que ha venido ocurriendo en el marco de la administración chavista, con el perjuicio incalculable de que han hecho más gravosa aún la situación existente, al aceptar la entrega de parte del país (12 %) y su soberanía a las trasnacionales de la minería depredadora mediante el gigantesco negociado del llamado “Arco Minero”.

Ahora, además del subdesarrollo y las limitaciones de todo tipo que ya presentaba la sociedad venezolana, han venido a sumarse la puesta en práctica de una serie de políticas disparatadas que debido al carácter improvisado del Gobierno han provocado entre otras cosas:

1.- La descomunal caída de la producción agrícola e industrial, lo que fundamentalmente explica el desabastecimiento y la escasez que afecta gravemente el consumo de la población.

2.- Una espiral inflacionaria que amenaza con ubicarse en 4 dígitos, esto, aunado a la escasez de alimentos y medicinas, se ha convertido en la mayor calamidad que afecta a los venezolanos.

3.- Una reconversión monetaria que ha dejado sin efecto la libre circulación del billete de Bs.100, alegando para ello que el billete en cuestión venía siendo objeto de manipulación financiera en el exterior con el fin de dañar la estabilidad (¿?) de nuestro signo monetario. Esta patraña no se la cree ni el mismo Gobierno, autor de la misma, porque nadie puede pensar que una moneda tan devaluada como la venezolana, que ha perdido casi toda su capacidad de compra en el mercado interno, pueda ser objeto de manipulaciones internacionales con propósitos especulativos, como si se tratara del dólar o de cualquier otra divisa estable y de libre convertibilidad.

Lo cierto —cosa que el Gobierno de Maduro también se niega a aceptar— es que ha sido la enorme demanda de dinero en efectivo provocada por la desvalorización a la que la inflación ha sometido al bolívar, lo que ha determinado la escasez de nuestro billete de mayor denominación, y no la supuesta conspiración inventada por el actual Gobierno.

El caos monetario creado por la genialidad del Gobierno de sacar de circulación el billete de Bs.100, mediante procedimientos autoritarios y compulsivos, ha generado en el seno de la población no sólo un sinnúmero de dificultades sino un enorme descontento debido a que millones de venezolanos que en su mayoría no dispone de mecanismos bancarios para el manejo de sus ingresos personales, se han visto obligados ante la inminencia de perderlos a gastarlos precipitadamente, a venderlos a bachaqueros por mucho menos de su valor que ya es decir bastante o devolverlos a los bancos de los cuales los habían recibido en calidad de sueldos o pensiones.

Esta medida antipopular y arbitraria del Gobierno, al tiempo que no contribuye a resolver ninguno de los grandes y graves problemas que hoy padecemos los venezolanos, constituye una verdadera expropiación a gran escala practicada en contra de la población que ha sido forzada a quedarse sin dinero en circunstancias y en una época del año en que la disponibilidad de ese recurso se hace más necesario e imperioso. Motivo por el cual la población de muchos lugares manifestó su descontento saqueando comercios y creando grandes disturbios como en Bolívar, donde hubo 5 fallecidos, más de 250 detenidos y se vieron afectados cerca de 400 comercios (el 90 %) que expenden alimentos y que fueron saqueados o destruidos en su totalidad con pérdidas inestimables y con la consecuente afectación de un importante grupo de trabajadores que perdieron sus fuentes de empleo, así como otro tanto de comerciantes que vieron esfumarse el fruto de su esfuerzo.

4.- La aparición del fenómeno del hambre que está causando estragos en el seno de numerosas familias, no sólo en aquellas que no disponen de un ingreso regular, sino en muchas de ellas que aún disponiendo de ese recurso no pueden cubrir adecuadamente sus necesidades alimenticias y de cualquiera otra índole, la situación a este respecto es tan grave que existen registros en los que se da cuenta de numerosos venezolanos que compiten con los perros callejeros por las sobras en los botaderos de basura. Ante este fenómeno, lo único que se le ocurre a Maduro y a su Gobierno, es el reparto paliativo de unas bolsas de comida, creyendo que de ese modo resuelven algo y lograrán acallar el creciente repudio popular. Constituye este drama parte del expediente frente al cual la nomenklatura chávezmadurista tendrá que responder cuando llegue el momento de la justicia.