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El Gobierno logró lo que quería, la MUD no

El Gobierno logró lo que quería, la MUD no

El secuestro de los poderes públicos por parte del régimen ha hecho imposible que la voluntad del soberano se pueda manifestar en forma democrática


Humberto González Briceño

Estamos en diciembre y es importante hacer un balance de la confrontación Gobierno-MUD para saber dónde estamos y hacia dónde vamos. El rechazo a la dictadura chavista en la calle es masivo. No hay ciudad ni pueblo en Venezuela que no haya visto una protesta en contra del Gobierno. Este rechazo no es fortuito. Es el resultado del más dramático fracaso de la revolución bolivariana en estos 18 años. La conclusión de los venezolanos es muy sencilla: hoy estamos mucho peor que ayer cuando Chávez tomó el poder.

Este rechazo al Gobierno alcanzó un  momento crucial hace exactamente un año cuando la alianza electoral de la MUD tomó el control de la Asamblea Nacional. Desde entonces la popularidad del régimen ha ido en picada por el grave deterioro de la situación social y económica del país. Pero el secuestro de los poderes públicos por parte del régimen ha hecho imposible que la voluntad del soberano se pueda manifestar en forma democrática.

El año 2016 se ha ido en intentos infructuosos por activar mecanismos constitucionales para remediar la crisis política. No hay forma que la voluntad de los venezolanos se exprese, porque el revocatorio fue cancelado y las elecciones de gobernadores suspendidas sin aviso y sin protesto.

La agudización de la crisis social y económica es lo que propagó en forma masiva el descontento. A las manifestaciones espontáneas de la calle se sumaron las movilizaciones organizadas por la MUD que lograron un punto cúspide en septiembre de este año. Al verse acorralado por decisivas fuerzas internas y externas el régimen afinó su estrategia de “quemar lapsos para ganar tiempo”. La lógica del oficialismo es simplemente tratar de posponer cualquier elección hasta un momento en que la economía se pueda recuperar y posiblemente estar en condiciones de confrontar electoralmente  a la oposición y mantener el poder. Cancelar el revocatorio y diferir las elecciones son acciones que requerían ser legitimadas, justamente dentro y fuera de Venezuela. Así nace el diálogo. Una brillante estrategia para hacerle creer a la MUD que lo que no podía lograr en la calle lo podía conseguir en la mesa.

El diálogo es una escena que cae muy bien en pequeños círculos políticos y diplomáticos. Nadie quiere negarse a dialogar y aparecer como apostando a la sinrazón. Pero en la calle ese acercamiento entre Gobierno y MUD, sin agenda y sin lapsos, solo creó más confusión y desconcierto. Hoy la MUD luce entrampada, aún discutiendo internamente si es beneficioso ir o no ir a la sesión del 13 de enero. El Gobierno, por su parte, sigue golpeado en la calle, pero luce victorioso porque logra su objetivo.

El objetivo del régimen era cancelar el revocatorio, suspender las elecciones regionales y evitar cualquier conteo electoral en el 2016. Lo logró. El objetivo de la MUD era sacar a Maduro este año. No se pudo.

¿Qué pasó? ¿No estaban claros los objetivos? ¿O estaban claros pero la MUD carece de estrategia para lograrlos? El balance de la actual coyuntura y del estado de la lucha contra la dictadura debe incluir una autocrítica de los factores que integran la MUD y su desempeño. No se puede seguir con la política del cheque en blanco. Así como el Gobierno debe rendir cuentas, la MUD debe hacer lo mismo con los ciudadanos quienes son, en definitiva, los primero dolientes de esta lucha.

@humbertotweets