, ,

El paquetazo de Maduro

Las medidas económicas aplicadas por Nicolás Maduro contra el pueblo han tenido efectos devastadores


EDE

La única forma de digerir lo que está ocurriendo y está por venir es bajo la perspectiva de la lucha que cada venezolano tendrá que llevar adelante para superar lo peor de la crisis, porque eso es lo que viene.

A lo macro, los indicadores económicos son oscuros: seguiremos siendo el país con más inflación en el mundo por cuarto año consecutivo y todo apunta a que es posible alcanzar los cuatro dígitos por primera vez en nuestra historia; el desabastecimiento se sentirá con fuerza en los primeros meses de 2017 y el producto interno bruto se contraerá por lo menos en 4 puntos, lo que nos colocará nuevamente como la peor economía de la región. Eso se traduce en más pobreza, más hambre, en una mayor brecha en las desigualdades muy marcadas dentro de nuestra sociedad. El paquetazo neoliberal aplicado por el Ejecutivo que preside Nicolás Maduro seguirá su marcha y también se tienen previstos ajustes en los servicios públicos y nada descarta un nuevo aumento de la gasolina.

Las recomendaciones de los especialistas en lo micro, dentro de cada hogar, apuntan a que cada familia recorte de inmediato los gastos innecesarios, a que los venezolanos nos ajustemos aún más los cinturones. El bolívar está en el peor momento de su historia y cada día que pasa pierde su valor, por lo que ahorrar en la moneda nacional no es una opción ni para los pocos que tienen oportunidad de ello.

En cuanto a los derechos políticos de los venezolanos, la situación es igualmente preocupante. El derecho al voto, fundamental en democracia, ha sido secuestrado hasta nuevo aviso, hasta que el Gobierno vislumbre que no tiene otra opción o que la suya sea la única opción. La clase gobernante no se atreverá a realizar elecciones de buenas a primeras y sobre los partidos de la oposición está la amenaza de ilegalización.

El tema de las libertades públicas, con una actitud depredadora como la mostrada por el Gobierno, tampoco será mucho más fácil. El ataque hacia los medios independientes puede intensificarse y la asfixia que sufren «La Razón» y otros periódicos, por parte del Estado, al no suministrar la materia prima fundamental como el papel, pone en riesgo la libertad de expresión y la libertad de prensa. Por otra parte, el debido proceso, el derecho a la defensa y a un juicio justo, están en manos de un sistema judicial corrompido desde su más alto tribunal hasta los despachos más remotos, por lo que el uso de la justicia para coaccionar tampoco ha de sorprender en los meses por venir. La represión nuevamente será una carta que el Gobierno podrá usar a su antojo, ante la mirada cómplice de las instituciones.

A pesar del control extremo, de la oscura impronta de una revolución fallida, el cambio ya está en el espíritu de los venezolanos, decididos a poner término a tanta agonía, a que este 2017 sea el inicio del fin de una pesadilla que ya se ha prolongado por mucho tiempo. El pulso entre la Venezuela democrática y los cogollos, de uno y otro lado, dará inicio a una etapa en la que el colapso del sistema implantado a la fuerza dará pasó a otra etapa de la República. De la lucha de cada uno de los venezolanos dependerá que el futuro sea mejor. De la dirigencia que pretende acompañar este nuevo momento, lo menos que se puede esperar es una profunda revisión autocrítica. Venezuela repudia más de lo mismo, los venezolanos no quieren saber de cúpulas, de negociaciones opacas, de diálogos entre caciques. El país está urgido y aborrece las prácticas que durante 2016 hicieron gala los representantes del Gobierno y de la MUD. Qué cambien ya o la consigna en breve será qué se vayan todos. La indignación crece y 2017 podría ser el año del desenlace y éste debe ser lo más democrático y lo menos doloroso posible.