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Miguel Velarde: El éxito de los Clap es el hambre

En los Clap la producción no es local ni abastece, por el contrario proliferan los mismos vicios económicos del Gobierno como el chantaje, la corrupción y el desvío al mercado negro, explica el economista y asesor político


Mónica Duarte

Hace un año, el Gobierno anunció la implementación de un nuevo sistema de distribución y abastecimiento de alimentos, en lo que comenzaría como una resolución temporal y pasaría a ser la medida estelar de la econmía en 2016: los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).

Según los anuncios del Ministerio de Alimentación, estos grupos serían “la nueva forma de organización popular encargada de la distribución casa por casa de los productos regulados”. Pero hoy se han consolidado como organizaciones populares con capacidades de fiscalización, intervención comercial y alineación política a medida que el Gobierno les ha otorgado nuevas facultades, concentrando los anuncios económicos de los primeros meses de 2017.

Para evaluar esta medida, el economista, asesor político y especialista en gerencia pública, Miguel Velarde, comienza por los términos que le dan significado a las siglas conocidas por todos: “Podrán ser comités pero no están formados por más de cuatro personas que son quienes deciden a quién le dan cada bolsa, sin mayor criterio; no son locales porque todos los productos de la bolsa vienen desde México, Panamá y Brasil; no hay nada de producción porque han destruido la manufactura local y tampoco hay abastecimiento real pues eso le llega a un pequeño porcentaje de la población, que no pasa del 20 %”.

Para Velarde los Clap son una prueba del profundo fracaso del modelo pues demuestran cómo la crisis económica ha llegado a las mesas de las familias: “reflejan todo lo malo que se ha hecho en los últimos años”. Pero el mayor problema y el que parece sostenerse y expandirse en el tiempo con la consolidación de los comités como un sistema paralelo de asignación alimentaria, expresa el economista, son los vicios que han proliferado en los grupos que controlan cada entidad.

“Se están prestando a las mismas malas prácticas del Gobierno: primero, al chantaje político, a decir ‘si no te sacas un carnet no te doy comida’, que es lo más básico. Y segundo, para corrupción porque parece haber un sobreprecio que aún está por comprobarse y aunque no lo haya, existen denuncias de bolsas que se están revendiendo a un precio superior en el mercado paralelo”.

«Los Clap se están prestando a las mismas malas prácticas del Gobierno»

Salario desmoronado

Según la última Encuesta en de Condiciones de Vida 2016 los niveles de pobreza se encuentran en 82 % y hay 52 % de pobreza extrema ¿Qué significa que estos números de pobreza por ingreso se incrementen tanto?

Lo primero que hay que decir es que esos nuevos pobres son los ex clase media, y los que eran pobres o siguen siendo pobres o pasaron a la pobreza extrema. Lo segundo que hay que hacer es comparar esos números terribles con los de hace 18 años cuando comenzó este proceso político y este modelo económico. Claramente, a pesar de que el discurso fue en contra de la pobreza, hoy hay más pobres y hay más pobreza extrema en Venezuela. Además, hay una clase media que está completamente desaparecida y destruida. Eso puede confirmarse viendo cifras de la destrucción del sector productivo y del sector privado, la desaparición práctica de las exportaciones de productos venezolanos, porque eso explica mucho el porqué esa destrucción de la clase media que vivía y trabajaba en eso y que ahora son pobres.

Clase media desaparecida

– Velarde destaca que «hay una clase media que está completamente desaparecida y destruida» por la desplome del sector privado en el que trabajaba este estrato.

– Esta actividad productiva nacional se encuentra en 35 % de su capacidad, según la última encuesta de coyuntura de Conindustria 2017.

La otra parte que es importante analizar es el tema de los ingresos, uno aquí analiza la altísima inflación, que es la más elevada del mundo, los niveles de escasez, que son los de un país en guerra sin estarlo, pero lo que no se analiza es cómo pierde el valor el salario de los venezolanos. No estaría bien, pero no importaría tanto que los precios subieran si el salario también sube o por lo menos no pierde valor. El problema del salario en Venezuela, que para mí es un problema más grave que la inflación o la escasez, es que se evapora, se va entre los dedos y eso es por la pérdida del valor de la moneda comparado con la inflación que está relacionada con los productos.

Se dice que el salario mínimo ha dejado de ser un indicador para convertirse en el ingreso estándar de la mayoría de los venezolanos. ¿Es una distorsión o es normal que esto ocurra?

En otros países la población con ingreso de salario mínimo es solamente un porcentaje del total. Aquí hay una gran cantidad de personas que están ganando salario mínimo y que así ganan mucho menos de lo que gana alguien en el mercado informal, lo cual tampoco es normal, es una distorsión absoluta. Un ejemplo, más gráfico y más reciente, son los bachaqueros, que es un trabajo informal en el que hay muchos maestros de colegio y enfermeras de hospitales que han preferido dejar sus trabajos para irse a este sector y, aunque la formalidad incluye seguro de salud y otros beneficios, ellos han preferido dejar eso para ir a bachaquear porque ganan mucho más, no solo un poco más sino mucho más en ese trabajo informal.

Pero además cuando tú obligas a asumir el salario mínimo a las pocas y debilitadas empresas que tenemos hoy en Venezuela, en verdad no solucionas el problema económico de la gente pero sí destruyes mucho más a la empresa porque le estás obligando a pagar más sin ganar más como empresa. Entonces, la empresa tiene dos opciones, o despide gente, que al final está haciendo daño directo a las personas o, peor aún, cierran y quiebran. Y ahí no solamente estás destruyendo el sector productivo y el sector privado sino que también estás destruyendo empleos directos.

¿Esto va a terminar por destruir a las pequeñas y medianas empresas?

«un incremento obligado en los salarios no es positivo si no va de la mano de un aumento en el sector productivo»

Hay muchas cosas que afectan a todos. Es lo mismo que el desastre económico: a los primeros que afecta es a los más necesitados, a los más pobres, y al final terminan afectando a una clase media que la vuelven pobre y hasta a una clase más pudiente que vive con menor calidad de vida que hace unos años. Lo mismo pasa con las empresas, a los primeros que afectan es a los que tienen menos músculo de resistencia que son las pequeñas y medianas empresas, pero también terminan afectando a todos los que hacen vida aquí en Venezuela. El tema es que un incremento obligado en los salarios no es positivo si no va de la mano de un aumento en el sector productivo, de un crecimiento en el trabajo que haga una empresa con un producto. Si no se le da las condiciones para que venda más de sus productos ¿de dónde saca dinero para subir los salarios si cada vez venden menos y, de paso, por este sistema que para mí es el origen del cáncer económico en Venezuela, le controlan los precios?

El punto en que está la economía es tan grave que si no se hace un cambio estructural es imposible que cualquier cosa funcione. Y el ejemplo más claro de eso son todas esas medidas puntuales que se toman y después tienen un efecto contrario. Los Clap son el mejor ejemplo. Hace poco, el ministro de Comercio Exterior, Jesús Faría, tuvo que salir a decir que las bolsas están calculadas a Dicom porque si cuestan 10.000 bolívares los números a tasa de 1 dólar por 10 bolívares no daba el precio de importación, pero igual si está a tasa Dicom, al final son entre 70 y 60 dólares, un precio más razonable pero igual muy caro para lo que ofrece la bolsa.

Con esa migración al trabajo informal que mencionaba, ¿se ha eliminado el empleo de calidad, con sus beneficios e implicaciones competitivas, en Venezuela?

No solo es dramático que estás perdiendo el empleo de calidad sino que lo más dramático es que estás perdiendo a la gente de calidad. Si aquí vale más la pena ser bachaquero o taxista que ser maestro o investigador científico en una universidad, no solamente es que estás quitando ese empleo, sino que estás perdiendo a la gente y al hacerlo estás perdiendo el conocimiento y así estás perdiendo lo más importante que tiene un país que es la categoría y calidad de su sociedad.

Al final, los que han podido y los que pueden se van, para poder hacer carrera y trabajar en lo que ellos se han preparado. Pero muchos de los que no pueden irse deciden renunciar a su vocación para sobrevivir. Entonces, la consecuencia de eso no solamente queda en que se perdió ese empleo o se perdió ese buen trabajador, queda en que ese buen maestro ya no enseña y no traspasa ese conocimiento, entonces en la nueva generación los alumnos van a ser peores profesionales de lo que podrían ser. Este es un círculo vicioso muy grave que termina haciendo que las sociedades sean mucho más pobres, pero no solo económicamente hablando sino culturalmente e intelectualmente.


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“Todavía no se puede sacar los Clap”

«La crisis de los salarios es más grave que la inflación y la escasez», señala Miguel Velarde. Foto JALH

¿Es posible desmontar una medida cómo el Clap? ¿La población lo aceptaría?

El problema es que la gente tiene hambre y obviamente va a aceptar una bolsa de comida, ese es el éxito de los Clap. Pero la medida no es darle una bolsa más grande, porque la solución nunca va a ser darle una bolsa de comida eternamente a la gente, sino que la gente pueda trabajar y gane lo suficiente para poder ir a comprar, que los precios sean comprables y que haya productos para comprar, para elegir llevarse lo que se quiera, de la marca que se quiera, el día de la semana que se quiera.

No se puede levantar la bolsa de comida si tienes un control de cambio a 10 bolívares, otro a 700 y el real a 4.000, y tampoco se puede sacar la bolsa de comida a la gente si tienes una inflación de 2.000 % porque no le va a alcanzar el dinero, y si no le das su caja, no tiene comida. Lo que tienes que hacer es desmontar todo el modelo; si eso pasa, la gente no va a necesitar la bolsa, va a necesitar su empleo.

Hace días se anunció una nueva regularización de las panaderías y muchos estuvieron de acuerdo, y esto pareciera ir hacia lo que se ha denominado una «criminalización del comerciante» ¿Es esto efecto de esa crisis de los ingresos?

Es una absoluta distorsión y no es culpa de la gente, pero sí es responsabilidad de los que podemos hacer un análisis correcto, no se puede criminalizar a quien es también víctima. A veces esos modelos son muy hábiles en ponerte a pelear a ti con tu vecino cuando la culpa es de otros. Un ejemplo claro es cuando hubo la escasez de agua embotellada. A las empresas que producían agua les pusieron un control de precio de venta inferior al costo de producción, en estos escenarios una empresa que produce solo agua, cierra para no producir a pérdida, pero otras compañías más grandes que hacen otros productos aplican lo que se llama “transferencia de costos”. Para no perder el mercado y para evitar intervención del Estado hacen caso pero esos números extra que están perdiendo con el precio de venta lo transfirieren a otras cosas, en ese momento lo hacían con aguas saborizadas que en ese momento costaban 10 veces más y con lo que cobraban extra caro en ese y otros productos cubrían los costos de esta agua.

Desde hace tiempo las panaderías, con el control de precio en el pan, han hecho una transferencia de costos a otros productos

Las panaderías hacen igual, desde hace tiempo como tienen control de precio en el pan, han hecho esa transferencia de costos a otros productos, entre otras cosas a las tortas. Entonces, la harina que agarraban la usaban para producir tortas que sí las vendían caras y con eso cubrían los costos del pan. Ahora los acusan de usar la harina para vender tortas y hacerse ricos, así que exigieron usar el 90 % de la harina en el pan, pero no van a dar los costos, y a las que no puedan seguir las van a intervenir, así que va a pasar lo mismo que con todas las empresas que se han adueñado y que están secándose. Mientras no dejen vender libremente los perjudicados van a ser las mismas personas que se quejaban que no van a encontrar ni siquiera pan para comprar.

Dentro de tantas distorsiones ¿Cómo se puede reactivar el sector productivo?

Sí se pueden reactivar todos los sectores de la economía. Además, Venezuela está llegando a un punto en el que no solo se va a poder reactivar sino que se va a tener que reactivar. Porque nos guste o no, que para mí es una buena noticia, el país se va a tener que replantear su relación con el petróleo. En la coyuntura mundial donde el precio del petróleo ha caído, hay nuevos tipos de petróleo y hay nuevas energías alternativas, algo se recuperará el precio del petróleo en los próximos años pero nunca llegará a los niveles que llegó a principios de este siglo, y con el paso del tiempo el petróleo cada vez va a valer menos y se va a usar menos. Entonces, la solución y la reconstrucción de Venezuela ya no podrá ser bajo el paradigma del petróleo y eso nos va a obligar un nuevo modelo de economía. Vamos a tener que hacer otros productos para exportarlos y eso va a obligar a mirar a otros sectores que siempre han sido secundarios porque era muy fácil ganar plata con el petróleo. Un ejemplo es el área de tecnología e innovación, no es solo trabajar en ganadería y agricultura, que también va a tener que reactivarse, sino hacer un centro de conocimiento y de innovación, y yo creo que Venezuela tiene las capacidades.

La inflación acumulada entre enero y febrero 2017 es de 42,5 %, según la comisión de finanzas de la Asamblea Nacional ¿Se puede vivir con una inflación tan alta durante tanto tiempo?

El tema es que los países no quiebran, esa es la mala noticia. La gente vive cada vez peor, y solamente puede comer más basura más gente. Y mientras se sigan tomando las medidas repetidas las cosas van a ser peor. Este 2017 vamos a extrañar el 2016, que ya ha cerrado con una inflación entre 500 % y 700 % según organismos internacionales, pero este 2017 se pronostica con 1.600 %, más del doble de inflación. Y eso se explica porque ahora se están encontrando más productos de los que se encontraban el año pasado, porque efectivamente a inicios de 2016 no había nada. Eso es grave pero la condición que pueda darse en el país es peor, porque empiezan a aparecer los productos pero a precios mucho más altos, con inflación mayor pero menos escasez.

Una cosa es una cola de gente que después de cinco horas sabe que algo se va a poder llevar, que personas al lado de vitrinas llenas de comida a precios que jamás va a poder pagar, incluso después de las mismas cinco horas de cola. Eso pone la situación mucho más tensa, puede generar conflicto, violencia y caos social porque ahora hay más oferta pero los precios son muchos más altos de lo que serían con una economía libre en Venezuela. Los productos que uno encuentra están todos a precio de Nueva York, no de Lima ni de Bogotá, cuando los conviertes a otras monedas son precios de las economías más caras del mundo y eso tampoco es real, es una distorsión absoluta que genera este sistema de controles.

«Estamos comprando productos a precio de Nueva York, eso es una distorsión absoluta»

¿Esto es una dolarización en términos prácticos de la economía?

Yo lo llamo el sinceramiento de la economía. A pesar de que son precios muy caros, el sinceramiento es porque, al final, eso es lo que está costando traer esos productos y venderlos acá; si se usa el dólar real ese es el costo. El problema es que cuando el Gobierno tenía suficientes divisas para inyectar a un dólar barato, se tenían productos más económicos que en cualquier otra parte del mundo pero no era un precio auténtico, era un precio subsidiado por las finanzas del Gobierno, ahora tienes el precio verdadero. Lo que pasa es que lo único verdadero en la economía son esos costos de productos, porque el salario no está a los niveles internacionales. Y si todos los índices están distorsionados y los productos no, estos van a parecer inalcanzables.


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Dependencia de los subsidios

Foto JALH

La Encovi señala que ocho de cada diez personas dependen y aprovechan los subsidios sociales ¿Esto se puede calificar un éxito para el modelo de Gobierno?

Si el país es como una familia y el Gobierno son los padres ¿es un éxito que de 10 hijos que tengan, ocho dependan de ellos? Jamás puede ser una victoria que tanta gente dependa de extender su mano al Gobierno del país. El éxito de los padres con sus hijos es que los 10 vivan de lo que producen y sean independientes, así el éxito de un Gobierno es darle las condiciones a sus ciudadanos de salud, educación y de oportunidades para que puedan vivir del fruto de su trabajo y que con su salario coman, viajen, compren su vivienda y sea de ellos, que no sea lo que el Gobierno te da o lo que te deja de dar. Porque cuando el padre se gana la lotería, no le importa mantener a ocho hijos pero luego se le va a acabar el dinero. Y eso es lo que pasa hoy en Venezuela, un Gobierno que hace que sus ciudadanos dependan de las misiones y los subsidios, tarde o temprano va a mostrarse como un fracaso.


Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a:  monicaduarte@larazon.net