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Rafael Guerra Ramos: “FAN nunca debe detentar el poder”

Rafael Guerra Ramos: “FAN nunca debe detentar el poder”

Rafael Guerra Ramos, exparlamentario, afirma que se inició en la lucha política por su rechazo al militarismo. “Allí comenzó mi absorción de los valores de la democracia y la comprensión de que el poder político debe estar en manos civiles”


Carlos Díaz

“La Constituyente es una provocación de guerra por parte de Maduro y desde su convocatoria el pueblo tiene nuevas razones para salir y permanecer en la calle”, asevera Rafael Guerra Ramos, exguerrillero, exmilitante del Partido Comunista de Venezuela, cofundador del Movimiento Al Socialismo (MAS) y exparlamentario del Congreso Nacional, en entrevista con “La Razón”.

“Ha habido un golpe progresivo en contra de la Constitución desde que el régimen le concedió todos los poderes represivos al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Hay dos grandes instrumentos de represión, muerte y crueldad contra el pueblo: las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN), que deberían estar al servicio de la República pero solo obedecen las órdenes del Ejecutivo; y el TSJ, que debería ser quien aplique la legalidad en el país pero que inclusive ha permitido que los civiles sean lanzados a los tribunales militares”, señala.

“Hay que tomar medidas para salir de la crisis que estamos viviendo, y una eventual Asamblea Nacional Constituyente solo vendría a profundizarla”, señala.

Agrega que la actuación de los cuerpos policiales se asemeja mucho a la aplicada por la Seguridad Nacional durante la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. “También están los llamados colectivos armados y los cuales han sido señalados de ser delincuentes uniformados. Esto no es extraño porque en el gobierno de Ospina Pérez, en Colombia, y después de la muerte de Gaitán, fue creado Los Pájaros, cuerpo para matar, atropellar y reprimir, y que generó la violencia en el país”.

Guerra Ramos es de la opinión, asimismo, de que el Presidente Nicolás Maduro es un agente al servicio del gobierno de Cuba quien desde hace muchos años ha obtenido formación y adiestramiento por parte del Partido Comunista cubano y del G2. “Su nacionalidad es perfectamente conocida y él es también prisionero del Cártel de los Soles, encabezado por Diosdado Cabello y su combo”, indica.

En cuanto a la situación de manifestaciones diarias en el país por la escasez de alimentos y la convocatoria a Constituyente, indica que al gobierno no le importa que aquí haya un baño de sangre de los venezolanos sino únicamente aferrarse al poder. “Sin ese poder se les va la vida, porque entonces no podrán escapar de la justicia nacional e internacional, y por eso son capaces de todo para defenderlo”.

“CHÁVEZ NO ME ENGAÑÓ, FUE UN TEATRERO”

¿De cuáles Constituyentes usted fue testigo y cuál recuerda por su importancia y trascendencia?

— Era casi un adolescente cuando se convocó la Constituyente de 1946.  Allí participaron Jóvito Villalba, Gustavo Machado, Andrés Eloy Blanco y un Domingo Alberto Rangel todavía joven. Fue una suerte de universidad para la enseñanza y el ejercicio democrático, sus sesiones se transmitían por radio y el pueblo seguía esos debates vibrantes, llenos de sabiduría, con alto nivel cultural y gran densidad democrática y política. Esa Constituyente produjo el voto para los mayores de 18 años, la mujer y los analfabetas, y, además, fijó las bases doctrinarias y políticas de nuestra democracia. Todas esas enseñanzas hicieron posible que los venezolanos pudiésemos soportar la dictadura militar de Pérez Jiménez.

¿Cuáles fueron sus razones para rechazar en 1992 la intentona golpista del fallecido Hugo Chávez?

— Por mi rechazo al militarismo. Me inicié en la lucha política en rechazo al golpe militar contra Rómulo Gallegos. Dije en ese entonces que ese golpe era una revancha de Doña Bárbara contra Santos Luzardo, es decir, de la barbarie contra la civilización. Allí comenzó mi absorción de los valores de la democracia y la comprensión de que el poder político debe estar en manos civiles; y que las Fuerzas Armadas, que tienen el monopolio de las armas, tienen que estar sometidas al poder civil y nunca debe detentar el poder.

Como parlamentario del entonces Congreso Nacional, ¿usted visitó a Chávez en prisión?

— Después de fracasado el golpe y de haber caído preso Hugo Chávez, el primer dirigente político de la oposición que lo visitó en el DIM fui yo,  y lo hice en mi rol de presidente de la Subcomisión de Derechos Humanos. Consideré, independientemente de mi condena al golpe de Estado, una obligación mía el constatar las condiciones en las cuales se encontraba ese prisionero, así como sus demás compañeros, como en el caso de Arias Cárdenas y todos los demás con quienes conversé.

“El día que visité a Chávez en el DIM me di cuenta que era fanfarrón, mentiroso, muy simpático y chistoso, no me engañó”

¿Qué impresión le causó su entrevista con Chávez?

— Me di cuenta en esa visita que era fanfarrón, mentiroso, muy simpático y chistoso, inteligente, audaz, no confié en él, no me engañó. Luego su calabozo se convirtió en una oficina política por donde desfilaba gente enamorada de su carisma y propia de la adicción a la cultura militarista que hay en Venezuela, y a él le gustaba toda esa atención. Paralelamente, se sembraba la antipolítica y el antipardidismo que eran difundidas por casi todos los medios de comunicación. Chávez era un farsante, un malabarista de la palabra, un engañador y un teatrero.

GOBIERNO DE TRANSICIÓN

El Gobierno dice que este proceso político amplió las libertades sociales, ha fomentado la inclusión social e impulsado la justa distribución de la riqueza petrolera, ¿está de acuerdo con este punto de vista?

— Chávez, horas después de su triunfo, juró que haría un gobierno para todos los venezolano, prometió recoger a los niños de la calle, acabar con la pobreza y el desarrollo del país. Ese discurso me dejó gratamente impresionado. Sin embargo, tuvo la fortuna de cosechar una abundancia de recursos como ningún otro gobierno anterior, con más de 2 billones de dólares que fueron derrochados y despilfarrados. No obstante, eso que llamó la justa distribución de la riqueza no fue más que el reparto obsceno de toda esa gigantesca riqueza a través del Plan Bolívar 2000, y el cual permitió que los militares se quedaran con millones de bolívares en sus bolsillos. Eso no fue una política social sino una política humillante, de confiscación de conciencia, que no es más que parasitismo social.

¿Fue positiva para el pueblo la creación de las misiones sociales para llevar salud, alimentos, educación y vivienda a los más pobres?

— El autor de ese plan no fue Chávez sino los Castro quienes implementaron ese gigantesco negociado mediante la venta esclavista de médicos y enfermeras cuyos salarios en dólares son depositados en las cuentas de La Habana, y aquí les pagan una miseria. También tenía el propósito político de inocular en nuestro país el veneno ideológico de los colonizadores de La Habana. Fue un proyecto magnífico para callar la conciencia y vender una ideología. No creo que desde entonces haya habido una justa distribución de la riqueza porque la industria, la infraestructura y el desarrollo nacional están hechos escombros ¿Es culpa del imperialismo, por ejemplo, lo que pasó con esas extraordinaria haciendas productoras y con el parque industrial venezolano? Es algo que debemos preguntarnos.

¿El “socialismo del siglo XXI” recoge realmente las ideas de la izquierda?

— Convirtieron al marxismo-leninismo, que se basa en la teoría de la lucha de clases, en la siembra de odio, de venezolanos contra venezolanos, de fanatismo, y todos ellos, especialmente la familia de Chávez, se aprovecharon económicamente de todo eso. Toda esa riqueza económica que disfrutó esa familia y altos funcionarios salió de la política de seguridad social y del reparto de la renta petrolera. Esto no es un problema teórico sino de sentido común, de honestidad personal. Porque hoy en día dudo de la honestidad de todos esos amigos míos que se quedaron medrando en el chavismo, y saludo que vengan de regreso después de haber aprovechado las oportunidades del chavismo por la venta de su conciencia. Hay que crear un amplio espacio para recibirlos porque creo en el gobierno de transición, creo en el diálogo porque la política es verbo.

¿Por qué se alzó en armas en la década de los años sesenta?

— Yo cometí el grave error de alzarme en 1960 e irme a la guerrilla porque prefiero la lucha política en paz que la vía de las armas. Nuestra gran equivocación fue habernos alzado en contra de la democracia. Nosotros fuimos actores principales contra el perezjimenismo, veníamos de la lucha por la democracia, nos dejamos encandilar por la prédica los barbudos de Sierra Maestra, confundimos la realidad con los deseos, sueños y las ilusiones. Despejamos los pies de la tierra y cometimos el error de botar una riqueza política que estaba en nuestras manos y todo el prestigio que traíamos de nuestra histórica lucha contra la dictadura y que era aclamada en las calles. Y fue cuando nos alzamos contra el gobierno democrático de Rómulo Betancourt quien había tomado medidas económicas duras que no fuimos capaces de entenderlas, para inaugurar entonces una política de carácter insurreccional.

“Dudo de la honestidad de amigos que vendieron su conciencia medrando en el chavismo”

“SE APROVECHAN DE LOS DIFUNTOS”

¿Cómo se produjo su incorporación a la lucha armada?

— Yo  vengo de las filas del PCV y fui uno de los 21 miembros del Comité Central del PCV que en el año 1970 abandonaron sus filas para fundar el MAS, un partido nuevo y que se convirtió en la gran esperanza de la izquierda venezolana. Esos 21 miembros estuvieron encabezados por Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff. En ese momento la izquierda estaba dispersa después de la derrota que sufrimos en la lucha armada. Yo fui jefe político y militar de los frentes guerrilleros Simón Bolívar (en Lara) y José Antonio Páez (entre Lara y Trujillo). El primer comandante del frente Simón Bolívar fue Argimiro Gabaldón y del José Antonio Páez fueron Fabricio Ojeda y después Lusben Petkoff. Sn embargo, las elecciones de diciembre de 1963 pusieron en evidencia que esa lucha política estaba derrotada.

¿Con qué país soñaba la izquierda desde la guerrilla?

— Particularmente, siempre he soñado con una Venezuela de igual oportunidades y derechos para todos, para que los venezolanos puedan realizarse, un país que pueda explotar a profundidad las enormes riquezas naturales.

¿Qué opina de la reivindicación del gobierno de la lucha armada?, inclusive, Maduro llevó a Fabricio Ojeda al Panteón Nacional

— Eso ha sido una impostura, una farsa, una manera de aprovechar a los difuntos para cosechar glorias ajenas. Ellos (el gobierno) no son socialistas, sino fascistas.

“CAMBIO A ASAMBLEA NACIONAL FUE FUNESTO”

Durante 20 años, Guerra Ramos ejerció la actividad parlamentaria en el extinto Congreso de la República, y sobre la Asamblea Nacional acota que “no existe ningún desacato porque ha cumplido con los mandatos de la Constitución.

Señala que lo que hay es una violación flagrante y un golpe de Estado desde el TSJ, es decir, del presidente Maduro en contra del pueblo venezolano.

“El cambio de Congreso a Asamblea Nacional fue funesto para el país porque se hizo sobre la base de la violación de normas elementales de la distribución proporcional del electorado. Me inclino ante el coraje de ese puñado de parlamentarios que ha estado defendiendo esa institución con todas las carencias, los saludo respetuosamente”, afirma.

¿Cómo analiza la relación comercial y política que se estrechó entre Cuba y Venezuela?

— Cuba convirtió a Venezuela en su base logística, luego de que Chávez vendiera su alma a un gobernante extranjero, él era una persona prosternada a otro Jefe de Estado. Esto era algo que no se había vivido antes. Chávez convirtió al país en instrumento de sumisión, algo contrario a la soberanía. El régimen no solo ha cometido el delito de saqueo sino también el de haber destruido el aparato productivo nacional y, además, de humillar al pueblo al cambiar la Bandera, el Escudo y el rostro del Libertador. Convirtió una política de seguridad social en algo tan ruin como crear una cultura de sumisión y parasitismo social para comprar conciencia, sobornar y traficar con el hambre y la miseria.

¿Hay presos políticos o políticos presos?

— Eso es un neolenguaje, eso es un descaro, una sinvergüenzura.

“LA MÁS CRUEL DE LAS DICTADURAS”

¿Por qué la FAN no se ha pronunciado ni investigado sobre la nacionalidad de Maduro?

— Porque la FAN está dominada por el Cartel de los Soles y por la inteligencia cubana del G2. Allí en la FAN todos desconfían de todos. Te voy a contar una pequeña anécdota, sin decir nombre: Un oficial, amigo mío, con las lágrimas en los ojos me dijo: “Pedí la baja y mi jefe inmediato, un cubano, con una gran alegría, me felicitó”. Y ese oficial de brillante carrera, al siguiente día comenzó a embalar sus cosas para irse del país.

¿Estamos en una dictadura?

— Esta es la más cruel de las dictaduras que yo he padecido. La crueldad consiste en la adulteración y prostitución de las palabras, se ha prostituido la libertad de prensa y de los medios, se han trastocado los valores, la verdad ha sido convertida en mentira, la educación actoral sustituyó a la educación política.

“Yo fui víctima de la tortura cuando Pérez Jiménez. La Seguridad Nacional fue el instrumento más eficaz para infundir miedo y terror; quien se metía con la dictadura iba preso, al exilio o para la sepultura. Había abundancia, pleno empleo, grandes construcciones se hicieron con inmigrantes. Pérez Jiménez se dio el lujo de hablar de progreso. Vayan ahora a ver los escombros del Metro, la inseguridad, el hambre y la miseria. Esto es una pesadilla porque han sido invertidos los valores, se atropella, se abusa. Yo también conocí a La Habana antes de la revolución, y era una ciudad fabulosa, hermosa, varios años después volvimos y mi esposa salió horrorizada: niñas vendiendo su cuerpo, la ciudad convertida en escombros. Hacia allá va Caracas.


“La lucha que no acaba”

Rafael Guerra Ramos nació el 21 de mayo de 193o en El Alacrán, caserío ubicado en los límites de los estados Guárico y Anzoátegui. Cuando se le pregunta su edad, responde sin titubeo: “Tengo 87”. “Me siento bien a mi edad aunque estoy triste por no poder participar más activamente en la recuperación de la democracia”, agrega.

Está casado, tiene4 hijos y 7 nietos. Su biblioteca está tapizada de libros, fotografías de su padre y recuerdos de una vida con historias todavía por contar. “Soy un lector ávido”, destaca mientras saborea un café preparado por su esposa y hojea uno de los ejemplares de su libro “La lucha que no acaba. Vida política de Rafael Guerra Ramos”, escrito por María Teresa Romero.

¿Con cuáles amigos de la lucha armada mantiene contacto?

— Con todos mis viejos compañeros: Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff, con Douglas Bravo no porque siempre estuvimos enfrentados: él era un guerrerista y yo un hombre civilizado, yo estuve en contra de la lucha armada y él a favor, y a espaldas, inclusive, de la línea política del partido al cual pertenecíamos.

¿Cómo surgió la idea de su libro?

— Mi familia es muy unida y uno de mis sobrinos estuvo empeñado en que yo escribiera mis memorias. Hasta entonces, yo solo les contaba mis vivencias y recuerdos pero nunca había pensado en la posibilidad de un libro. Mi sobrino me puso en contacto con María Teresa Romero, de quien había leído las biografías de Rómulo Betancourt y Simón Alberto Consalvi. El libro se iba a bautizar en Caracas pero debido a toda la situación que estamos viviendo se decidió que fuese en Miami.

¿Qué les han dicho Pompeyo y Teodoro sobre el libro?

— Yo se los llevé personalmente. Cuando visité a Teodoro estaba acostado en la cama porque tuvo una fractura en la columna y casi no hablamos. La próxima semana lo voy a visitar otra vez, quizás ya se lo leyó porque él también es un lector ávido como yo.

Agrega que asiste con su esposa a todas las manifestaciones que convoca la oposición a donde también acuden las zonas populares y no solo la clase media, señala “Las banderas de la oposición son las elecciones, el gobierno debe respetar la Constitución. Queremos salir de estos delincuentes del gobierno mediante los votos”, indica.