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El embarazo adolescente está en riesgo de aumentar

Embarazo adolescente

Venezuela es la primera nación de América Latina con la tasa más alta de embarazo adolescente. A un problema histórico, que es multifactorial, ahora incide la falta de anticonceptivos producto de la crisis



Patricia Marcano / Mónica Duarte

Venezuela tiene más de una década posicionada en un ranking que no enorgullece. Al hacer una revisión de los informes denominados Estado de la población mundial, realizado cada año por el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa, por sus siglas en inglés), puede verse cómo el país, desde 1999, tiene la cifra más alta de Suramérica de embarazos en adolescentes.

Ese año la tasa de natalidad entre jóvenes de 15 a 19 años era de 98 nacimientos por cada 1.000 mujeres. La cifra comenzó a descender en el año 2001 (pasó a 95), continuó en 2005 (se ubicó en 91) y llegó a su punto más bajo en 2006 (90).

Pero a partir de 2008 la tasa subió. Venezuela reporta 101 nacimientos por cada 1.000 mujeres desde ese año y así se ha mantenido al menos hasta 2012, no ha habido otra actualización, ni siquiera en el informe de 2014 del Unfpa.

Venezuela siempre fue superada por Honduras y Nicaragua, pero en el reporte de 2014 estas naciones registraron tasas por primera vez más bajas que la venezolana (99 y 92, respectivamente), conduciendo al país a un nuevo escalafón: ahora es la primera nación de América Latina con más adolescentes embarazadas. Le sigue Ecuador con una tasa de 100 nacimientos.

Leoncio Barrios, psicólogo y analista social, recuerda que esos índices surgen de estadísticas oficiales. “Si un país tiene un mal reporte de estadísticas pudiera aparecer mejor ranqueado, con menores cifras, no porque el problema no exista sino porque no se reporta en zonas rurales, por ejemplo”.

Y aclara que Venezuela tiene una “ventaja paradójica” en esto, pues más de 85% de la población es urbana. “Tenemos cifras más altas que otros países más pobres y más desasistidos, pero existe la cifra. Eso no cambia el hecho de que esto sea un grave problema social y de salud pública”, dice Barrios.

24%

El Censo 2011 del INE registró que 24% de los nacidos vivos corresponden a madres menores de 19 años. En el Censo de 2001 la cifra fue 21,1%

Lo es porque a medida que esa tasa de natalidad en adolescentes fue aumentando, la edad de inicio de las relaciones sexuales fue bajando.

Darda Ramírez, pediatra y especialista en medicina del adolescente, ha atendido a niñas de 12 años embarazadas; recuerda que hace pocas semanas debieron hacerle un legrado uterino a una pequeña de esa edad. Por ello sostiene que el inicio sexual ya está entre los 11 y 12 años de edad.

Ramírez es la encargada de la consulta de Medicina del Adolescente en el hospital Materno Infantil del Este Joel Parpacen, ubicado en Petare, donde ve niñas de las zonas populares del municipio Sucre desde hace un año. Allí, de las 6.193 embarazadas que acudieron a la consulta prenatal entre enero y agosto de este año, 30% son adolescentes (1.858 jovencitas).

Barrios, quien mantiene su línea de investigación en salud sexual y reproductiva, asegura que en sectores populares los chamos ya tienen su primera relación sexual a los 12 (indica que en la clase media es más tarde, entre los 16 y 17 años).

Y para Ana María Aguirre, coordinadora del Programa para jóvenes y adolescentes de Plafam, el promedio está en los 12, aunque han registrado varios casos en niños de 10 años.

De ese inicio precoz hay datos oficiales que lo confirman. El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el año pasado el primer boletín del Subcomité de Embarazo en Adolescentes, donde presentan cifras del Ministerio de Educación referidas a las estudiantes embarazadas.

En el año escolar 2012-2013 el despacho registró que, en educación básica, 21,39% de las niñas de 12 años estaba embarazada, en el caso de las estudiantes de 13 años el porcentaje era de 19,08% y en las de 14 años era mayor: 28,32%.

¿Deseo, protección o respeto?

Carolina (nombre ficticio para resguardar su identidad) conoció a su actual pareja cuando tenía 15 años y a los 16 quedó embarazada. Ahora tiene 18, él 21, crían a un bebé de 2 años y esperan otro.

“Yo sí me cuidaba, conocía los métodos anticonceptivos pero yo quería ser mamá. Hablé con él y le dije que quería un bebé. Dejé de cuidarme, me costó mucho, yo estaba preocupada porque lo intentábamos y lo intentábamos y nada. Cuando por fin la prueba salió positiva me tranquilicé porque yo quería tener un hijo. Yo lo planifiqué”, asegura.

Carolina relata que su mamá se oponía a la relación, por eso le decía que iba a la iglesia cuando en realidad iba a encontrarse con su novio. Quería vivir con él y tener de una vez un bebé; “yo quería todo junto y como ya teníamos un año, ya era tiempo. Construimos nuestro techito y mi mamá está tranquila”. Ella estudió hasta 8vo grado y él tampoco es bachiller.

[otw_shortcode_content_toggle title=»Lea el testimonio completo de Carolina aquí» opened=»closed»]»Cuando lo conocí yo tenía 15 y él 17. Nosotros nos cuidábamos, yo sí me cuidaba, conocía los métodos anticonceptivos pero yo quería ser mamá. Hablé con él y le dije que quería un bebé.

Dejé de cuidarme pero me costó mucho embarazarme, yo estaba preocupada porque lo intentábamos y lo intentábamos y nada. Cuando por fin la prueba salió positiva me tranquilicé porque yo quería tener un hijo. Ya lo teníamos pensado y yo lo planifiqué.

Apenas quedé embarazada me fui a vivir con él y desde entonces hemos estado haciendo nuestro techito, construimos arriba de la casa de su mamá. Lo hice así porque yo quería todo junto, además ya teníamos un año y me pareció que ya era tiempo. Mi bebé cumple 2 años ahora en octubre.

Mi mamá siempre se opuso, no le gustaba que lo viera. Era un problema siempre. Yo le decía que iba a la iglesia pero en realidad lo iba a ver a él.

Cuando me fui a vivir con él ella se quedó tranquila porque vio que estaba construyendo una casita para nosotros. Mi mamá tiene 36 o 38 años, no recuerdo. Ella me tuvo a los 17.

Ahorita tengo 18 años y estoy embarazada otra vez, tengo 4 meses, pero ella no fue planificada. A ella no la quería ahorita. Lo que pasó fue que las pastillas me cayeron mal, me las cambiaron, tenía anemia y bueno, ahora estamos luchando con ella, el bebé y la situación económica.

Claro que la quiero, pero yo prefería tenerla más adelante cuando el bebé entrara a preescolar y yo estuviera más tranquila. Cuando nazca me quiero poner el aparato del brazo para no tener otro bebé tan pronto. Es que el problema ahorita es la situación económica, que no se consigue nada y todo está muy caro.

Yo no quiero tener hijos de otra pareja porque la otra pareja no va a querer a los hijos de otro sino a los propios. Yo viví eso con mi mamá y mi papá, por eso no quiero tener hijos de distintas parejas.

Llegué hasta 2do año de bachillerato. Quiero estudiar, terminar el bachillerato pero ahorita no puedo porque estoy embarazada. Mi pareja tiene 21 años y trabaja. Tampoco terminó de estudiar pero luchamos juntos por nuestro bebé, ahora serán dos».

Carolina (nombre ficticio para resguardar su identidad), vive en la parroquia El Valle, en Caracas. [/otw_shortcode_content_toggle]

Esa “planificación” que defiende Carolina no es un caso atípico. Un estudio realizado por el Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Idenna), publicado en noviembre de 2014, reveló que 42,9% de las madres adolescentes quería tener un bebé a esa edad.

37%

Según el censo 2011, ese es el porcentaje de la población de niños, niñas y adolescentes menores de 19 años existentes en el país

El estudio, denominado Diagnóstico de los Factores Generadores del Embarazo a edad Temprana y en Adolescentes, fue realizado en la población de 10 a 19 años de Zulia y Miranda, los dos con más densidad de población y que les permitió hacer proyecciones nacionales. En el caso zuliano, ese “deseo” fue manifestado por 49,7% de las adolescentes y en Miranda por 32,3%.

Pero Darda Ramírez asegura que “nadie a los 14, 15 o 16 decide ser mamá”. A su juicio lo que ocurre con estas niñas (aclara que según la Convención sobre los Derechos del Niño, toda persona por debajo de 18 años se considera niño), es que en la relación de madre, padre e hijo hay una carencia profunda de amor. Además no hay comunicación, control y falta supervisión.

“Muy pocas asumen que es un error porque les falta tanto afecto que ser madres les da como un poder, las hace sentir alguien en la vida. Hay niñas que me dicen ‘este bebé sí es mío, voy a velar por él y lo voy a querer como a mí no me han querido’, y eso es válido si vienes de un hogar con carencias”, explica Ramírez.

Para el psicólogo Leoncio Barrios, que 42% de las adolescentes quiera ser mamá es un dato muy preocupante porque “los organismos trabajan en función de la prevención de un problema, pero si la gente no lo asume como problema, no habrá tal prevención”.

Barrios plantea varias circunstancias que pudieran explicar ese deseo en zonas populares. Una es la tesis argumentada por el padre Alejandro Moreno: quedar embarazada de uno de los líderes o miembros de bandas les da una protección en el barrio, que de otra forma sería difícil obtener.

Es una “meta”, incluso para algunas familias, “como forma paradójica de garantizar la vida y la protección que no obtienen por vías institucionales, pero además les da prestigio”.

Algo similar ocurre si la pareja es mucho mayor. Ella cree que logrará protección y apoyo económico por su adultez pero en la mayoría de los casos no sucede, indica Barrios, por razones económicas, de estilo de vida y de la concepción que ese adulto tenga de la paternidad y la pareja; su interés puede ser únicamente el sexo.

Una segunda causa estaría relacionada con el respeto. “En sectores populares y campesinos el embarazo es una suerte de visa para pasar a la edad adulta, sin importar la edad biológica. Si te conviertes en madre ya no eres la niña sino una mujer, y eso tiene una resonancia de respeto, del cual carecen los niños, niñas y adolescentes a pesar de la Lopnna”. Lo mismo aplica para el niño, pero en realidad es una concepción simbólica, no son más independientes ni autónomos, aclara Barrios.

29,79%

Casi 30% de las estudiantes de 17 años estaba embarazada en el año escolar 2012-2013. Le seguían las de 16 años (29,62%) y las de 15 años (24,22%) según el Min-Educación

Esto no ocurre en sectores clase media y alta, acota el psicólogo. En estos casos el embarazo afecta el “prestigio social” de la familia pero hay recursos económicos y conocimiento para enfrentarlo, e incluso optar por un aborto en el sector privado, pese a ser ilegal. Por ello los datos de embarazo adolescente en estos sectores son “una cifra negra”.

Y como tercer aspecto está la expectativa de vida. Los adolescentes y jóvenes de zonas populares tienen más probabilidades de morir por la violencia que sus pares de clase media y alta, explica.

“Ellos se mueren más que nosotros y más jóvenes, la mayoría por debajo de los 40. Cuando saben que la vida de ellos es mucho más vulnerable que el resto del país, tienen que tener más hijos y más pronto. Sus ciclos de vida son más acelerados que los nuestros”.


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Mitos y desinformación

Adriana comenzó a tener relaciones sexuales a los 13 años; después de varios encuentros con su pareja, de 20 años, quedó embarazada. Se enteró cuando tenía dos meses de gestación.

Cuenta que en el Materno Infantil de El Valle le hicieron la prueba de embarazo y estaba con su mamá cuando recibió el resultado. “Ella se puso a llorar, se desesperó, me preguntó qué íbamos a hacer, como insinuando que abortara, pero yo le dije que no, que yo quería saber qué tan grande es la responsabilidad de ser madre”.

“Cuando estábamos allí escuchamos a un médico hablando con otra mamá, le decía que su hija de 12 años se podía morir, que ya era el tercer intento de aborto y que solo podía salvarse ella o el bebé. Mi mamá se sorprendió, le preguntó al doctor por qué podía pasar eso y allí entendió. Me dijo que mejor tuviera al bebé”.

Adriana (nombre ficticio también) reconoce haber quedado embarazada por no cuidarse. Nunca tomó pastillas porque le habían dicho que no eran efectivas si se le olvidaba tomar una y no usaron condón “porque eso era más que todo para las infecciones, no nos pareció necesario”. Tiene 14 años y 6 meses de gestación.

[otw_shortcode_content_toggle title=»Lea el testimonio completo de Adriana aquí» opened=»closed»]»Mi primera vez fue a los 13 años, pero en esa no quedé embarazada, fue después y con mi misma pareja. Él tiene 20 años.

Al principio yo no sentía mareos ni nada, solo que cuando llegaba del liceo me daba mucho sueño, no quería hacer tareas, y yo siempre fui muy activa, hago baloncesto, fútbol, dansol. Por eso a mi mamá le pareció raro y me dijo ‘tu no estás bien, o estás embarazada o estás enferma’.

Fuimos al Materno Infantil de El Valle a hacerme la prueba, fui con mi mamá. Cuando nos dieron el resultado positivo ella se puso a llorar, se desesperó, me preguntó qué íbamos a hacer, como insinuando que abortara, pero yo le dije que no, que yo quería saber qué tan grande es la responsabilidad de ser madre.

Cuando estábamos allí escuchamos a un médico hablando con otra mamá, le decía que su hija de 12 años se podía morir, que ya era el tercer intento de aborto y que solo podía salvarse ella o el bebé. Mi mamá se sorprendió, le preguntó al doctor por qué podía pasar eso y allí entendió. Me dijo que mejor tuviera al bebé.

Resulta que ya tenía 2 meses de embarazo. Ahí tenía 13 años. Ahorita tengo 14 y 6 meses de embarazo. El papá del bebé lo aceptó.

Para mi papá sí fue muy duro, él tiene 33 años, me dijo que cómo era eso de una niña criando a otro niño, y eso. Pero él me va a apoyar. Menos mal que soy su única hija y por su familia soy la única nieta, sobrina, todo. Y ellos tienen dinero así que estoy tranquila.

Yo digo que el niño no tiene la culpa de los errores y mi error fue no cuidarme. Yo no quiero abortar, mi meta es tenerlo, esa fue mi decisión. Y mi mamá me apoya.

Mis amigas del liceo se molestaron conmigo porque decidí tenerlo. Me dijeron que estaba loca, que me iba a dañar mi futuro, que tenía que abortar. Yo les dije que no, que además ellas estaban peor que yo. Les dije ‘tú tienes varios abortos, tú tienes una infección y tú como tienes el aparato del brazo tienes como cinco parejas y andas loqueando, en cambio yo tengo una sola pareja y voy a tener un hijo de él. Yo estoy mejor que ustedes. Somos unas muchachitas todas pero yo no estoy tan mal.

Nosotros no usamos condón porque eso era más que todo para las infecciones, no nos pareció necesario. Y como dicen que las pastillas tampoco funcionan si se te olvidan, yo no las tomaba.

Mi pareja y yo lo hemos tomado bien, ya tenemos 1 año juntos. Después del embarazo me voy a poner el aparatico del brazo porque yo no quiero tener bebés tan seguido.

Pasé para 4to año, no he empezado clases porque me estoy cambiando de liceo a uno que tiene una guardería al lado, porque la idea es dejar al bebé en un cuido, ir a mis clases, salir al lado a darle la tetica y volver.

También quiero regresar al baile, soy buena en dansol y me han pedido que regrese cuando pueda. No me arrepiento del embarazo porque decidí tener el bebé».

Adriana (nombre ficticio para proteger su identidad), vive en la parroquia Coche, en Caracas.[/otw_shortcode_content_toggle]

La decisión de no utilizar anticonceptivos es una constante en los embarazos a temprana edad. En el estudio del Idenna 79,8% de los encuestados reportó que no usaba ningún método cuando tuvo su primer hijo.

Ana María Aguirre, psicóloga y coordinadora del Programa para jóvenes y adolescentes de la Asociación de Planificación Familiar (Plafam), asegura que si bien hay un uso importante aún existe mucha desinformación.

“Cuando les llega la información en 8vo grado ya tienen muchos mitos sobre los condones y otros métodos, que van en contra de su uso. La mayoría los conoce entre los 10 y 12 años y creen que el condón es chimbo o que las pastillas engordan”.

El acceso y uso de anticonceptivos está garantizado para todos los mayores de 14 años en el artículo 50 de la Ley Orgánica para la Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (Lopnna).

Sin embargo, un estudio de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa) sobre Derechos de salud sexual y reproductiva, publicado este año, demuestra que existe una resistencia cultural a permitir las consultas y servicios de salud sexual en adolescentes sin control de los padres; 46% de estos dijo desconocer y no estar de acuerdo con ese artículo.

70%

Esa es la cantidad de madres adolescentes que no logra completar la educación básica, según el Min-Salud, a pesar de que la Lopnna les garantiza el derecho

La educación sexual y el acceso a información correcta y oportuna en las escuelas son muy limitados y tardíos. Muchos docentes aún desconocen los lineamientos de instrucción sexual, no saben implementarlos o tienen miedo a la reacción de los papás, comenta Aguirre.

Otro factor que preocupa a los especialistas es la falta de anticonceptivos, que ronda el 85% en los inventarios de las farmacias, y que podría disparar los embarazos no deseados. Aunque no hay datos oficiales los expertos aseguran que ya está ocurriendo.

Ramírez informó tener en su consulta varias adolescentes que debieron cambiar el anticonceptivo oral por otro, porque no se conseguía el indicado, y en ese cambio quedaron embarazadas.

Así le pasó a Carolina. Ella no tenía planificado tener otro bebé pero cambió de pastillas, las nuevas no le funcionaron porque tenía anemia y su pareja no usó condón porque están muy caros. Tiene 4 meses de embarazo y está preocupada. “A ella no la quería ahorita sino más adelante. Ahorita todo está muy caro, nada se consigue. Es mucha presión pero estamos luchando”.

Ramírez, también defensora de los derechos de niños y adolescentes, lamenta que en una situación crítica como la actual, no haya especialistas dedicados de lleno a estos adolescentes. El único postgrado de Medicina del Adolescente en el país era dado en el JM de Los Ríos y desde hace 4 años está desierto. “No llegamos a 40 en todo el país”.

Círculo de la pobreza

Claudia Clemente tiene 22 años trabajando en la asociación civil Niña Madre, ubicada en Coche, donde dan orientación a adolescentes embarazadas.

“Me preocupa que a estas alturas, con tantos avances, no haya conciencia de esperar el momento ideal. Eso viene de la familia, de los valores. Aquí hemos logrado que después de tener ese primer bebé esperen 5 u 8 años para el segundo, y así puedan terminar sus estudios”, dice.

Esta asociación educó a los docentes del colegio Madre María, en Cochecito, y el resultado aún se ve, tienen más de 5 años sin embarazadas en sus aulas. De educación sexual debe hablarse con profundidad, recalca. “El problema es que no hay un hilo conductor que refuerce lo que aquí damos. Al salir eso debe seguir en la casa, en el liceo, es un trabajo en todos los niveles”.

El grupo de adolescentes de 15 a 19 años reporta el 20% de los casos de infecciones de transmisión sexual (ITS) según reportes del Min-Salud

Por ser un problema multifactorial, los especialistas consideran que para bajar la tasa debe haber cambios en la educación pública, voluntad política, priorizar recursos, reconocer y conocer el problema y formar recurso humano. De lo contrario estos embarazos seguirán ampliando el círculo de pobreza.

“Un muchacho más es una limitación económica. Si la mamá y el papá desertan del sistema educativo tendrán menos posibilidades de obtener un ingreso, de ser competitivos para entrar al mercado laboral, de tener un buen sueldo, de darle una educación de calidad a ese niño. La realidad es que en muchas familias donde se repite la maternidad temprana y se convierten en abuelas a los 30 años, ven a ese bebé como una bendición de Dios. No ven que se afectan económicamente, ven que donde comen cuatro comen cinco”, detalla Barrios.


Para contactar a las autoras de esta historia escriba a patricia@larazon.net o a monicaduarte@larazon.net