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La desalmada mentira de este tiempo

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La mentira tiene patas cortas y mientras se haga periodismo sin memoria, será peor


Julián Rivas

En la anterior edición de estas notas adelantamos sobre un escrito de Alvin y Heidi Toffler titulado “Clinton, Hollywood y el futuro de la verdad”, que da cuenta de cómo la mentira y la manipulación se ha impuesto a las sociedades, poniendo en duda el futuro de “la verdad”.

Los Toffler destacan que la película satírica “Wag the Dogs” es visionaria del uso que habría de adquirir la propaganda para desviar la atención sobre los escándalos sexuales de un presidente gringo, lo que a la postre ocurrió con Bill Clinton. “Para lograrlo, persuaden a los medios -y al publico- de que Estados Unidos está en guerra con Albania. Con tomas de combates y escenas de TV falsas de destrucción, además de la manufactura artificial de un héroe, con éxito sacan a la historia sexual de los encabezados y ayudan al Presidente a ganar la reelección”, comentan sobre esta película que tuvo como primeros actores a Robert De Niro y Dustin Hoffman.

“Ahora volvamos a la realidad (o quizás al surrealismo): Saddam Hussein en Irak obstruye el trabajo del equipo de la ONU que investiga sus armas químicas y biológicas. El presidente Bill Clinton amenaza con emprender una acción militar. Y los medios en Bagdad dicen que si los misiles de crucero atacan a Irak, será porque Clinton quiere desviar la atención del escandalo sexual que está azotando su carrera”, explican a propósito del caso de la becaria Mónica Lewinsky, señalada de “relaciones inapropiadas” con Clinton.

Así las cosas, el asunto sin fronteras entre ficción y realidad es persistente en el cine. Clint Eastwood es un superpolicía que habría estado cuando asesinaron a Kennedy. “In the line of fire” es prueba de las primeras digitalizaciones perfectas. En Forrest Gump, el actor Tom Hanks es cercano a Nixon. Contact es una película que tiene a Clinton como figura estelar, a partir de una edición de sus discursos.

“Hollywood no es el único manipulador. Ahora casi cualquiera puede ser un ilusionista de alta tecnología”, advierten los Toffler, en 1998. Los noticieros hacen lo mismo. Aquí mismito vemos a Televen y Globovisión presentando noticias interesadas.

También los Toffler destacan el caso de una sonada telenovela de Hungría en la cual la familia central tiene un nuevo vecino, un coronel del ejercito húngaro, Lajos Korda, que está a favor de incorporar a este país, ex integrante de la Cortina de Hierro, como diría Jurate Rosales, a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Luego se descubrió que Korda era producto de un guión que al ser incorporado a la telenovela le costó 36.000 dólares al Ministerio de Defensa húngaro para ser “infiltrado” en el culebrón.

Y curiosamente el surrealismo ha tocado a la Asamblea Nacional. Esta semana, jueves 28, en el Capitolio fueron recibidos integrantes de la comunidad israelita de Caracas, en lobby para ver si obtienen los viejos privilegios que les otorgó Rómulo Betancourt. Los adeco-fascistas condenaron el holocausto de la Segunda Guerra Mundial pero no la matanza que todos los días hace en este tiempo Israel contra el pueblo palestino. El promotor de la presencia sionista fue Henry Ramos. Es un guión del reality show en que se convirtió la AN. Por eso andan desesperados por lograr mayor cobertura mediática.

Los Toffler concluyen: ¿Qué es lo que significan estas herramientas, técnicas y filosofías para el futuro de la “verdad” misma? Señalan hacia una peligrosa división en la sociedad. Por un lado el cinismo total. Por otro, pequeños grupos que, buscando algo que aferrarse en un ambiente crecientemente complejo, relativo y de rápido cambio. Prefieren creer en una sola “verdad” y creer en ella de manera fanática. Ambos son malas noticias para la democracia. Somos testigos del fin de la verdad, como se ha conocido, cuando menos en Occidente, desde la Revolución Industrial y la Era del Alumbramiento”.

Por supuesto que la mentira tiene patas cortas y mientras se haga periodismo sin memoria, será peor. Tampoco hay posibilidades de debatir sobre política en Venezuela, porque la mentira es parte del libreto. Eso cuesta. La guerra de cuarta generación se nutre de la falacia. Armas de destrucción masiva, narco estado, estado fallido, limpieza étnica, protección humanitaria, amenaza nuclear. Todo esto en menos de un cuarto de siglo ha servido para la expansión anglosionista. Aniquilaron Irak, Libia, se agrede a Siria. Curiosamente Israel sigue tan campante, con lideres impunes en medio de tantas masacres. Pobres diputados que dominan la Asamblea Nacional.

El periodismo está en crisis. Predomina el espectáculo y está ausente la verdad. Los vuelcos en favor de la burguesía son como un virus que provocan amnesia. Un ejemplo, Carlos Blanco, después que escribió “Proceso Político” como condena al perecismo, se convirtió en adeco y luego en promotor de María Machado. Lo mismo Blanco Muñoz, “Cabeza e’ Colchón”, quien ahora da vivas a Estados Unidos. Dicen que las mujeres los cambiaron, una constante entre los intelectuales rajaos. Vaya pa’ la auyama, como decía un famoso cómico de los sesenta y setenta.

 

REVOLUCIÓN

La política es compleja porque siempre está presente el sello de clase. Aconsejamos a los pueblos que pelen los ojos. Hasta con los falsos rojos hay que tener cuidado. Como dicen por ahí, cuando existen intereses creados se limita con el chantaje. Si votas por mí será tu ultima cola. Tendrás salario en dólares. Caramba. Ahora tenemos diputados del bachaqueo.

Llegará el día de la emancipación de los hombres, de la auténtica liberación. Mientras tanto, que siga la lucha de clases. Se trata, al modo Alí Primera, entre otras cosas, de llenar con flores el fusil de poemas y afinar la puntería del canto contra las bestias.

Por estos días en que lo productivo es un eslogan, los falsos rojos andan frenéticos por hacer negocios. Hasta Israel es el ejemplo, pa’ que vean. Por la calle del medio. Estamos infiltrados, diría un amigo. Como en los cuentos de Ismail Kadare, en la Albania post Hoxha, ahora los egoístas tratan de llevarse un pedazo de Estado. Ojo. Vaya por ahí con mucho fundamento, dicen los viejos en mi pueblo. Es que el pueblo inexorablemente vencerá.

Por supuesto que en política hay gente que se cae a embustes. Hasta los grandes hombres, alto nivel. Por ejemplo, Gandhi, quien por razones religiosas no acabó el sistema de castas del hinduismo. Hoy, setenta y cinco años después, la India tiene agitación social. Millones de indios rechazan la exclusión y la pobreza, la explotación y el servilismo. Algo advirtió quien hizo la constitución de la India, Bhimran Ramji Ambedkar, un intocable que logró el salto formativo hasta la sabiduría. “Mahatmas vienen y mahatmas van, pero los intocables permanecen como intocables”.

La revolución socialista en India es vista por muchos como el giro definitivo de la humanidad. Los naxalistas se proponen el triunfo en décadas. El capitalismo no puede desactivar la explotación. Pero de esto no habla la prensa. No existe Jan Myrdal o Arundhati Roy como fuente de información en los grandes medios.

Aquí existe Jaime Bayly, un desmemoriado lleno de vanidad. Triste espectáculo mayamero. Así anda el mundo, por ahora.