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«Si el Gobierno quiere derrotar la inflación tiene que liberar los precios»

Inflación

Más de 20.000 precios están sujetos a controles, varios han sido ajustados pero aún escasean. Economistas estiman que la inflación mensual ha estado entre 15% y 25% durante este año


Patricia Marcano

“Yo no he visto nada sobre esos aumentos del Gobierno, yo lo que he visto es que cuando no se consigue harina para las arepas y uno la sustituye por yuca o plátano, ahí mismo aumentan la yuca y el plátano porque saben que la gente los busca por ser un poco más baratos”, responde Vivian Guerra.

“¿Harina pan a 190? A mi me la venden a 2.500, el paquete de arroz en 3.000, la leche en polvo en 8.000, el kilo de azúcar en 3.500. Esto es horroroso, los perjudicados somos nosotros porque ellos tienen las despensas llenas”, contesta Zuleima Vera.

“Aquí uno pierde el hilo del costo de cada cosa porque cada comercio tiene el precio que más le parece y el salario así no alcanza. La raíz es política y uno, el pueblo, es el que paga”, dice María Borges.

«nadie produce para perder, ni siquiera la empresa de la economía social»

Vivian, Zuleima y María son ciudadanas de a pie, consultadas junto a otros venezolanos sobre los ajustes de precios que ha autorizado el Gobierno a través de la Sundde (Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos), a partir de marzo.

¿Han comprado a esos nuevos precios? ¿Han aparecido los alimentos y productos regulados tras el ajuste? ¿Les alcanza el sueldo para comprarlos? La respuesta repetida fue “no”.

“Que los aumenten me parece normal, el problema es que no aparecen los productos. Los tienen los bachaqueros pero no estoy de acuerdo con eso, ellos aumentan demasiado. Hoy por suerte conseguí leche en 315 bolívares, pero me fui a hacer la cola a las 3 de la mañana y salí en la tarde. Por ahí la venden en 4.000 bolívares”, relata Rafael Jaspe, otro consultado.

En lo que va de año se han autorizado aumentos en la leche, harina, café tostado y molido, arroz blanco de mesa y Paddy, maíz y azúcar, por citar algunos alimentos; así como en productos de limpieza e higiene personal (pañales, jabón de baño, toallas sanitarias, papel higiénico, crema dental).

Luego de esos anuncios han aparecido en los supermercados -de manera intermitente- algunas presentaciones de café a Bs 6.300 el kilo, paquetes de 900 gramos de leche en polvo a Bs 3.904 y a Bs 4.375 según la marca, y en el caso de la empresa del Estado Lácteos Los Andes a Bs 2.450 el kilo.

Granos como las caraotas rojas, garbanzos y lentejas a un “PV Justo” de Bs 3.949 los 500 gramos, y un queso fundido para untar que costaba Bs 734 ha pasado a Bs 1.430. El aumento de todos los rubros, regulados o no, es evidente, bien sea por ajustes, inflación o especulación.

Inflación
Algunos precios han pasado 24 meses y más sin ser actualizados

Control rígido, ajustes distorsionados

Para el economista Víctor Álvarez, investigador del Centro Internacional Miranda y exministro de Industrias Básicas y Minería, lo que está ocurriendo es “la ruptura del dique de los precios controlados, por una política de control de precios muy mal llevada, totalmente rígida y contradictoria”.

Explica que la política de precios justos (denominada por él “precios sustos”), lo que ha hecho es congelar el precio de venta final del producto y dejar liberados los costos de las materias primas, insumos, bienes intermedios y hasta de la fuerza de trabajo, porque anualmente se decretan varios aumentos de salario. Ahí la contradicción.

«buena parte del sector privado está importando con sus propios dólares. Esas divisas se están marcando a tasa paralela y eso también influye en los precios»

“Llega un momento en el que el incremento incesante de los costos de producción no solo iguala al precio congelado sino que lo supera y eso se convierte en un severo desincentivo para seguir produciendo, porque nadie produce para perder, ni siquiera la empresa de la economía social”.

Al liquidar los inventarios y vender todo lo que están en los depósitos, llegan los problemas de escasez, desabastecimiento, acaparamiento y especulación, que solamente se resuelven si se reactiva la producción, indica Álvarez.

Leonardo Vera, economista y profesor de la UCV, recuerda que la política de controles comenzó en 2003 y que actualmente existen más de 20.000 precios sujetos a controles, pues cuando se regula el precio de un producto se hace sobre todas sus presentaciones.

De ahí que el abanico sea tan amplio y los aumentos que se sienten en la calle sean tantos. Como algunos rubros tenían 1 año, 18 meses o 24 meses sin una actualización, “se producen estos brincos en los precios”, agrega Álvarez.

Además de las acciones tomadas en el Consejo Nacional de Economía Productiva y la Sundde, hay otros elementos que están incidiendo en los incrementos en general.

Asdrúbal Oliveros, economista y director de Ecoanalítica, sostiene que al ser el Dicom (dólar flotante o complementario) una tasa legal, muchas industrias y empresas están asumiendo esa tasa dentro de las estructuras de costo, incidiendo como un elemento de presión hacia el alza de los precios. Más cuando el Dicom se ha ido depreciando: comenzó en Bs 206 por dólar en marzo y actualmente está en Bs 644.

«La raíz es política y uno, el pueblo, es el que paga»

“Otro tema importante es que con la restricción de divisas tan profunda que ha habido este año, buena parte del sector privado está importando con sus propios dólares. Esas divisas se están marcando a tasa paralela y eso también influye”.

Según cálculos de Ecoanalítica, 55% de las importaciones realizadas por el sector privado en el primer semestre de 2016 se hicieron con dólares propios o a tasa paralela.

“Lamentablemente es una tendencia que no creo que se detenga en los próximos meses sino que se va a seguir profundizando”, sentencia Oliveros.

Escasez e inflación
Las empresas más pequeñas, con canales informales, son las que se están arriesgando a importar a dólar paralelo y por esa vía están llegando productos, pero esto no normaliza toda la cadena», explica Oliveros

¿Por qué no aparecen?

Que los productos comiencen a estar disponibles y se mantengan con regularidad en los anaqueles no depende de un solo factor.

Leonardo Vera plantea varios escenarios. Puede ser que el precio nuevo o ajustado siga siendo irreal y poco rentable, “y esto pasó con varios de los ajustes anunciados por Pérez Abad”, quien fue ministro de Industria y Comercio hasta el 2 de agosto.

En varias ocasiones los gremios declararon que el precio negociado con el ministro no fue el mismo que se aplicó, “lo cual quiere decir que en el Gobierno hay unos que negocian y se sientan a escuchar al sector privado para ver cuál podría ser la mejor política de precios y magnitud de los ajustes, y otros son los que realmente toman la medida”, comenta Vera.

«Los ajustes se están haciendo a costa del empobrecimiento de la gente»

Habría que ver cómo es el comportamiento tras la designación de Carlos Faría como sustituto de Miguel Pérez Abad. Este tipo de negociaciones y encuentros con el sector privado no serían nuevos para él, pues ya como viceministro de Industrias intermedias y ligeras (desde 2012), se ha reunido con empresarios de distintos sectores.

Otra causa puede estar en la ausencia de un insumo clave en la producción de ese producto, en la falta de materia prima, de repuestos para las maquinarias, de semillas, abono o agroquímicos. Todo en su conjunto hace que los productos fallen.

“En el pasado reciente los brotes de escasez se abatían con las importaciones gubernamentales, pero como ya no hay suficientes divisas y Venezuela perdió el crédito, una manera de poder conjurar los problemas de escasez es sincerando los precios”, explica Víctor Álvarez.

Oliveros lo ve desde otra óptica. “Estos ajustes parecieran más bien un mecanismo de sobrevivencia del chavismo, de hacer frente al grave problema de caja que tiene este año y no a lo que los economistas entendemos como un programa de estabilización económica”.

Para el director de Ecoanalítica, los ajustes aprobados no son estables ni sostenibles en términos económicos porque se han estado haciendo “a costa del empobrecimiento de la gente y además sin la reactivación profunda del aparato productivo”.

«En el pasado reciente los brotes de escasez se abatían con las importaciones gubernamentales»

Sobre la escasez que persiste a pesar de esas medidas, considera que la opacidad del sistema cambiario ha hecho que las empresas grandes no operen con la tasa del mercado negro y sean las empresas más pequeñas, con canales informales, las que se estén arriesgando y por donde estén llegando ciertos productos, pero esto no impacta en toda la cadena.

“Puede que empieces a ver algunos productos que algún privado traiga pero no una normalización total del abastecimiento que permita resolver el tema de las colas, del mercado negro y bachaqueo”, indicó.

Subsanar los problemas del sector productivo será posible si la economía se orienta hacia el libre mercado, para vender a unos precios más o menos razonables donde la rentabilidad sea devuelta y se pueda comenzar a reinvertir y rescatar la infraestructura, sostiene Vera, profesor de la UCV.

inflación
«El BCV debe parar la máquina de hacer billetes», reitera Álvarez. Foto: Spiegel Online

Es la inflación

Un nuevo incremento del salario mínimo entrará en vigencia el 1º de septiembre. Se trata del aumento número 13 decretado por Nicolás Maduro, el tercero de este año y el más alto que se ha otorgado en tiempos de revolución bolivariana.

El aumento que entró en vigencia el 1º de marzo fue de 20% con un ajuste del ticket de alimentación de 1,5 unidades tributarias (U.T) a 2,5 (salario de Bs 11.578 más Bs 13.275 en cestatickets). El 1º de mayo comenzó a regir el segundo, de 30%, con otro ajuste del ticket a 3,5 U.T (Bs 15.051 más Bs 18.585).

Con el nuevo aumento de 50% y el incremento del ticket a 8 U.T (este beneficio entra en vigencia el 1º de agosto, no en septiembre), el ingreso mínimo quedará en Bs 22.576 y se complementará con Bs 42.480 del bono de alimentación. Bs 65.056 en total.


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Para Asdrúbal Oliveros este aumento de salario presionará la inflación (debido al gasto que generará en la economía), destruirá el poder adquisitivo y profundizará la crisis, informó tras el anuncio.

La mejor manera de proteger el salario real de los trabajadores, la calidad de vida y el bienestar en estos momentos, según palabras de Víctor Álvarez, es erradicando la inflación. “De lo contrario todos los aumentos de sueldo que se decreten se van a volver sal y agua porque la inflación será muy superior al porcentaje de aumento otorgado”.

En los últimos siete meses la inflación ha cabalgado entre el 20% y 25% por mes, indicó Álvarez, mientras que Leonardo Vera la estima entre 15% y 20%.

“Aunque los trabajadores ganen más bolívares en términos reales pueden adquirir menos bienes y, por lo tanto, muchas de sus necesidades básicas y esenciales quedan insatisfechas. Así que la mejor política para proteger la capacidad adquisitiva y calidad de vida de las familias es parar la inflación”, reitera.

«No hay manera de salir de un control de precios tan amplio de manera gradual porque no terminaríamos nunca»

El problema es que el Gobierno ha confundido la inflación con especulación y la han atacado como si se tratara de un delito -continúa explicando el exministro- no como una consecuencia inevitable de los desajustes y desequilibrios macroeconómicos y sectoriales productivos que está sufriendo el país”.

Incluso la Ley Orgánica de Precios Justos y la Sundde han fracasado en su intento de contenerla, asevera Álvarez, pues en 2013 la inflación cerró en 56%, luego subió a 68% y el año pasado llegó a 180,9%. “Es la espiral inflacionaria más grande del siglo XXI y XX”.

A su juicio la inflación debe atacarse por dos vías: erradicando la manera inflacionaria como se financia el déficit fiscal (parar en el BCV la máquina de hacer billetes) y reactivando la producción con políticas agrícolas, industriales y tecnológicas, lo que amerita derogar las medidas que la ahorcan y desestimulan.

“Es decir, si el Gobierno quiere derrotar la inflación tiene que liberar los precios”, enfatiza Álvarez.

Leonardo Vera coincide con él y considera que la eliminación del control de precios de la noche a la mañana es la mejor manera de acabar por el problema inflacionario.

“No hay manera de salir de un control de precios tan amplio de manera gradual porque no terminaríamos nunca, y ese círculo vicioso de ajustes, inflación y ajustes no terminaría nunca”.

«el Gobierno ha confundido la inflación con especulación y la han atacado como si se tratara de un delito»

Esta medida tendría un impacto “que hay que advertir y comunicar”, y requerirá de un programa de subsidios directos a la población más vulnerable (puede ser transitorio y debe estar bien focalizado), porque generaría un incremento de precios abrupto en las primeras semanas y meses. “Pero eso logrará que la inflación baje abruptamente en lo sucesivo”, asegura Vera.

Se trata de cambiar los subsidios indirectos que reciben los consumidores con los precios controlados a subsidios directos para poder salir de los controles de precios.

“El Gobierno cree que si flexibiliza o libera los precios la inflación se va a desquiciar, y no, la inflación ya ha llegado a unos niveles que solamente reactivando la producción y generando una abundante oferta de productos los precios bajarán, porque al haber abundante producción no habrá acaparamiento, ni especulación”, explica Víctor Álvarez.

«Venezuela necesita un verdadero programa de estabilización, más que de ajustes, que conste de una fase de emergencia, otra de estabilización y una de reformas estructurales», acota el director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros.

Detalla que en la primera etapa de emergencia es necesario conseguir liquidez externa. Lo demás amerita la construcción de acuerdos políticos amplios “que no se están viendo en estos momentos”, así como “trascender del actual Gobierno”.


«Estamos en un escenario anormal»

El economista Ramón Lobo, diputado del Psuv e integrante de la comisión de Finanzas de la AN, está de acuerdo con la necesidad de incrementar la producción nacional. Asegura que los ajustes aprobados “buscan normalizar la producción”, reconoce que hay precios rezagados que necesitan ajustes, y que ciertos rubros han aumentando por la migración de la tasa preferencial al Dicom por la reducción de los ingresos petroleros en 70%.

No duda que algunos incrementos afecten a ciertos sectores de la población, pero aclara que “la mayor afectación la conseguimos en el nivel inflacionario, producto en 70% de una ola especulativa”.

Por ello es enfático al decir que para bajar la inflación hay que controlar primero la especulación, la cual tiene entre sus causas “ese mecanismo de las páginas web para fijar unas tasas de cambio que no corresponden con la racionalidad económica”. Y en segundo término aboga por incrementar la producción para tener más oferta de productos y con ello “menos pugna entre los consumidores para adquirirlos”.

No está de acuerdo con desmontar el control de precios sino con hacer los ajustes según la realidad existente, los cuales son compensados actualmente con varias políticas: los aumentos de salario, mantener algunos productos esenciales a tasa preferencial, la participación del pueblo en la producción y distribución para disminuir costos, el acceso a pensiones, viviendas, canaimitas, las tarjetas de misiones. “No puedes medir la atención a la población solamente por nivel de ingreso, hay que verlo de manera integral”.

“Recordemos que estamos en un escenario anormal, vivimos una guerra económica donde las variables no responden a una racionalidad en la interacción de los agentes económicos, sino a una visión partidista donde actúan estructuras oligopólicas. Los ataques de la derecha son señal de desespero porque saben que vamos a tener un segundo semestre más favorable”.


Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a: patricia@larazon.net