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Rómulo Gallegos: Los Aventureros

Aventura es la insurrección armada de los caudillos; aventura son las ansias incontenibles de poder político y de riqueza; aventura es engañar al pueblo con falsas promesas


Gustavo Luis Carrera

La obra narrativa de Rómulo Gallegos representa una fuente de inagotables experiencias lectoras y de apertura hacia una multiplicidad de temas humanos, sicológicos y sociales. En esta oportunidad destacamos un relato galleguiano de profundo   sentido paradigmático, digno de rememoración fuera del tiempo, y con particular aprovechamiento actual. Su lectura es estética lección literaria de idiosincrasia política.

LOS AVENTUREROS. Así se titula este relato que de antemano abre una incógnita en la mente del lector. Es el séptimo cuento publicado por Rómulo Gallegos, en este caso en la prestigiosa revista El Cojo Ilustrado, el 1o. de febrero de 1911. Posteriormente será incluido en un tomo de cuentos galleguianos justamente con el título de «Los Aventureros» (Imprenta Bolívar. Caracas. 1913). Dos personajes dominan la acción y el sentido profundo del relato: el caudillo montañés Matías Rodalira y el abogado Jacinto Ávila. El primero pasa a ser El Baquiano, como conocedor sin par de los caminos de la región; y el segundo es «el doctorcito», venido de la capital, después de pasar por «la Universidad que da prestigio y esplendor vinculados a un título que abre todas las puertas y allana todos los caminos». El cacique caudillesco y el abogado servil y ambicioso van a constituir la alianza necesaria para aspirar al poder político. Ello, en medio de un peculiar ambiente rural, que Gallegos describe con precisa y bien lograda definición pictórica. En contraste sobresale el acertado y aleccionador relieve de las tenebrosas figuras humanas.

EL CAMINO AL PODER. Siempre han sido dos los elementos básicos de la aventura hacia el poder: un caudillo y un abogado. Y es lo que Gallegos ofrece como ejemplo universal de un juego funesto en el camino al gobierno. El abogado Ávila convence al caudillo Rosalira de que él es el hombre necesario y oportuno para lanzarse a la lucha por el poder y el rechazo a la intervención extranjera. ¡Es el cuadro típico, en el pasado y en tiempos recientes, de una «alianza revolucionaria» con fines personalistas!

COMPLICIDAD Y CONTUBERNIO. El abogado, cómplice calculador, habla a los montoneros “a nombre del General Matías Rosalira”, leyendo “la proclama de guerra” invocando «las Instituciones, la Soberanía nacional, los fueros sagrados de la Patria y otras cosas más, altisonantes y arrebatadoras»; hasta que todos gritaron su apoyo a emprender la marcha contra el poder reinante y el ferrocarril extranjero. Se cumple el contubernio de los dos cómplices necesarios, presentados por Gallegos con extraordinaria fuerza convincente y acierto descriptivo. La misma asociación perversa que ha recorrido nuestra historia: siempre ha habido un caudillo y un abogado asociados para el abuso político. Al final, baja de la montaña «la montonera bisoña, ávida de sangre y botín». Y así, van los aventureros en marcha hacia el poder político, representado por la presidencia de la república. ¡Cuántas veces se ha repetido esta historia que Gallegos narra en literatura premonitoria!

VÁLVULA: Aventura es la insurrección armada de los caudillos; aventura son las ansias incontenibles de poder político y de riqueza; aventura es engañar al pueblo con falsas promesas. Rómulo Gallegos ofrece su cuadro social y político, con el título ejemplar de ‘Los Aventureros’, en sugerente narración para consumo de curiosos pensantes y de sufrientes de los embates de la “aventura» demagógica”.

glcarrera@yahoo.com