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Virginia Contreras: “La situación es inaguantable”

Virginia Contreras

Virginia Contreras, abogada y defensora de gran parte de los militares de las intentonas golpistas del 4F y el 27N asegura que Hugo Chávez era “una especie de rehén de José Vicente Rangel”


Andreina García Reina

La realidad venezolana luce para la comunidad internacional “como a punto de una guerra civil” no convencional, según Virginia Contreras, abogada y exembajadora de Venezuela en la Organización de Estados Americanos durante el primer Gobierno de Hugo Chávez.

Para Contreras, exdirectora de Prisiones en Venezuela, jueza penal y defensora de la mayoría de los militares alzados en las intentonas golpistas del 4 de Febrero y del 27 de Noviembre de 1992, la crisis que atraviesa el país es apenas un cuarto de lo que pudiera pensarse que ocurría durante el segundo mandato del presidente Carlos Andrés Pérez, cuando este grupo de efectivos castrenses decidió sublevarse.

Desde Washington, con un libro en puertas sobre su vinculación a Hugo Chávez y dedicada a la consultoría independiente en materia de seguridad hemisférica, Contreras habla sobre cómo es percibida la situación de Venezuela desde el exterior, cómo será la relación del país con la administración Trump y asegura que no se arrepiente de haber defendido a quienes lo necesitaban.

¿Están dadas las condiciones para la aplicación de la Carta democrática?

Claro que está dada la posibilidad de aplicación de la Carta Democrática. Normalmente la gente no entiende que la democracia no es solamente participar en elecciones, existen unas garantías de derechos sociales, civiles, políticos y económicos que están vinculados al concepto de democracia. El objetivo fundamental de la OEA es la defensa y promoción de la democracia y la Carta Democrática Interamericana es un instrumento jurídico, aprobado en 2001. Hace unos cuantos meses se inició todo el procedimiento de parte del Secretario General [Luis Almagro], que solicitó la intervención de los 33 países. Si bien es cierto que no hubo una votación expresa para aplicar la Carta Democrática Interamericana, circunstancia que aprovechó en aquél momento el Gobierno de Venezuela para indicar que no se había iniciado el procedimiento, pues se dio por concluida esa reunión señalando que se estaba iniciando la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, porque la Carta se inicia cuando se comienza a discutir.

¿Pero la OEA ha podido hacer más?

Hay dos razones por las que la OEA no ha hecho más de lo que ha podido hacer, a pesar de que se ha reunido en varias oportunidades, apoyando la posibilidad de un diálogo en el Gobierno de Venezuela, y de que el Secretario General de la OEA el pasado martes hizo un comunicado en cuanto a la grave situación que vive el país por la falta de dinero en efectivo y la crisis que ha surgido en Venezuela, los ataques, heridos, muertes. La primera razón es porque, si bien en cierto que el Secretario General en alguna circunstancias tiene la facultad de solicitar la intervención de los países miembros para el análisis de la situación, no tiene derecho a voto en las reuniones del consejo permanente, las decisiones dependen de los países miembros de la OEA. Los países no pueden ir más allá que los ciudadanos de Venezuela. En otras palabras, el impulso que pudiera dársele a la aplicación de la Carta Democrática Interamericana debería provenir de Venezuela y lamentablemente hemos visto que la oposición venezolana ha dedicado mucho tiempo a discusiones internas, en cuanto a la organización de sus partidos, de su grupo o asuntos que no tienen trascendencia para la comunidad internacional. Hemos visto con preocupación cómo frente a los saqueos y el estado de sitio en el que se encuentran algunos estados de Venezuela la respuesta de la MUD es que entiende que tiene que reestructurarse, cuando estamos viendo un país en llamas. Todo esto no es ajeno a la comunidad internacional. Todo lo contrario. Cuando existen situaciones de crisis, todo esto se ve con una lupa. Es decir, afuera se ve mucho más magnificado de lo que los ciudadanos de Venezuela pueden imaginarse. Así que si el impulso no viene de adentro del país, y si la OEA no aprecia que hay un interés de parte de todos los sectores, no estamos hablando solo de la MUD. Si no existe esa unidad de criterio, nadie va a poder colaborar o apoyar reforma alguna para reestructurar la democracia en Venezuela.

¿Qué opinión tiene sobre la actuación de la canciller Delcy Rodríguez en las últimas semanas?

La actitud de la Cancillera ha sobrepasado los límites del sentido común y de la ponderación. Lamentablemente el Gobierno venezolano no comprende que uno afuera debe demostrar una conducta y una actitud incluso mucho mejor que la que demuestra internamente. La actitud de la Cancillera no solamente la podemos apreciar o analizar desde su última intervención, cuando intentó participar en una reunión del Mercosur sin haber sido convocada, sino también durante sus visitas a la OEA. Yo todavía mantengo mucho contacto con la OEA y como estoy en Washington participo en las reuniones donde puede participar la sociedad civil y realmente la imagen de Venezuela deja mucho que desear. La conclusión que han dado los diplomáticos, los analistas, es que si esto es lo que hace la Cancillera afuera, cómo será lo que pasa con los venezolanos adentro por la actitud del Gobierno. Sobre todo porque la diplomacia requiere de manejar los asuntos con la mano izquierda. En los momentos más críticos, si uno desea ganar adeptos uno debe tener una actitud amplia, no una actitud de reto, de pelea. En el caso de la OEA es exactamente igual, con excepción de Bolivia y Nicaragua, que apoyan de manera automática a Venezuela cada vez que opina.

“Hugo Chávez tenía una doble personalidad”

¿Desde afuera cómo se percibe la crisis que vive el país?

En el exterior se ve como a punto de una guerra civil. En el exterior, me da pena decir o afirmar, que damos mucha lástima. Cualquier venezolano lo puede ratificar. En cualquier país en donde participe uno de alguna manera socialmente, con miembros de la comunidad internacional, cuando se enteran de que uno es venezolano lo miran con mucha pena, con mucha lástima. Realmente el país tarde o temprano va a terminar en una situación de violencia incontenible. Algunos expertos y analistas con mucha experiencia destacan que en otros países similares se han iniciado crisis políticas y faltas de acuerdo que terminan en una guerra civil, pero no se trata de una guerra civil declarada con una trinchera como uno se imagina que puede haber en este momento en Siria, pero sí en actos que comienzan con simple vandalismo, con simples manifestaciones públicas, pero que terminan con heridos y muertes y cuando a eso se le unan los grupos armados bolivarianos y se le unan las Fuerzas Armadas, pues cualquier cosa puede suceder. Creo que hay una alerta en la comunidad internacional, incluso en Navidad, respecto a lo que puede pasar en el país en los próximos días.

VIRGINIA CONTRERAS, DEFENSORA DE LOS MILITARES ALZADOS

¿Existen condiciones similares a las que existían en los 90 que puedan alentar un movimiento como el 4F o el 27N?

Razones existen en cuanto a que la situación del país es inaguantable. Esto es el 25 % de lo que podría pensarse que sucedió en el año 1992. Es decir, si los miembros de las Fuerzas Armadas decidieron restablecer, según ellos, el orden democrático en aquél momento porque pensaban que se cometían abusos, en este momento la situación se ha multiplicado a la enésima potencia. Ahora, por otro lado, desde la perspectiva de las Fuerzas Armadas, es prácticamente imposible imaginarse que sean capaces de dar un golpe de Estado, porque para que eso se produzca es necesario que exista un liderazgo, una persona capaz de aglutinar personas. Pero por otro lado las Fuerzas Armadas han perdido su capacidad de acción, por razones económicas más que políticas. Las Fuerzas Armadas están desentrenadas, están desarmadas, no están en capacidad siquiera de defender su propia frontera Eso sin contar que las Fuerzas Armadas están minadas de representantes del gobierno de Cuba, que participan supuestamente como espías y como personas que están interesadas en conocer cuál es la realidad para informarlo al Gobierno de Maduro.

¿Fue defensora de Chávez y de algunos militares del 4F? ¿En qué circunstancias conoce a Chávez y cómo se plantea su defensa?

Fui defensora del 80% de los oficiales que participaron el 4F y del 90% de los que participaron el 27N. En mi caso, que por cierto doy la primicia porque a partir del año que viene tengo un contrato para hacer un libro sobre mi experiencia con Hugo Chávez, fue un caso particular porque yo no tenía ninguna relación con las Fuerzas Armadas, ni tampoco tenía ningún conocimiento de que ocurriría un golpe de Estado. Yo era juez penal y me correspondió ejecutar un recurso de amparo que habían interpuesto algunos familiares de los militares, entre ellos Hugo Chávez, porque habían sido trasladados ilegalmente desde el Cuartel San Carlos en Caracas, hasta la cárcel de Yare, que era una cárcel común. Ilegalmente porque existen convenios, como el convenio de Ginebra, que habla sobre el tratamiento a los militares en situaciones de conflicto y exige que los militares estén en recintos militares y no cárceles de presos comunes. A raíz de mi intervención profesional, porque tuve que actuar como juez, hubo una serie de consecuencias en mi contra. En aquél momento era el Gobierno de Carlos Andrés Pérez y al final por la utilización de una artimaña legal terminé fuera del Poder Judicial. Una vez fuera del Poder Judicial, estos mismos procesados me mandan a llamar para hacer un acto de desagravio frente a lo que había sucedido y por esas cosas de la vida, en las que estás en el momento indicado y en el lugar indicado, en aquel momento el Comandante Chávez dice un chiste como que “tú deberías defendernos”. A partir de ese día yo les dije “ustedes quieren que yo los defienda, yo los voy a defender” y me dediqué a ayudarlos. Independientemente de que hubiesen participado en golpes de Estado o no, quiero resaltar que las condiciones en las que se encontraban en ese momento sin permiso para tener defensa de abogados, sin permiso para portar su uniforme militar, aislados en una cárcel de presos comunes de máxima peligrosidad, sin derecho a relacionarse con sus familiares, realmente pensé que era un reto profesional.

¿Fue la única defensora?

No fui la única abogada que participó, creamos un grupo de abogados. Por cierto, me llama mucho la atención que a raíz de la muerte de Hugo Chávez, la esposa del presidente Nicolás Maduro se hace llamar la primera combatiente y defensora de los procesados militares. Que yo sepa ella jamás en la vida fue abogada del presidente Chávez ni mucho menos.

¿Cree que se tratan igual de mal a los presos políticos de hoy que a estos militares que se alzaron en armas en los 90?

El trato que se les da a los presos políticos es absolutamente vejatorio e injusto, comenzando porque en Venezuela no deberían existir presos políticos. El derecho a disentir no puede ser un delito. Si nos pusiéramos hablar de tipos de cárceles, de cómo fueron aquellas y de cómo son éstas, realmente no tendría sentido. En aquellas circunstancias, indistintamente de las razones que hubieran amparado las acciones de estos militares, ellos actuaron con conocimiento de causa y por lo tanto asumían una responsabilidad. En este caso estamos hablando de personas que sencillamente han estado manifestado en la calle, o que han llamado a la sociedad civil a organizarse y que por eso son tratados como si fueran delincuentes. Esto es algo inaceptable en cualquier sociedad del mundo, y más en Venezuela que se ha caracterizado por abrirle las puertas a muchos ciudadanos que han sido maltratados por gobiernos dictatoriales en América Latina.

Sale del Gobierno de Chávez durante el paso por la Cancillería de José Vicente Rangel, ¿por qué se distancia de Hugo Chávez?

Esto forma parte de la leyenda negra o lo que llaman la leyenda urbana de Venezuela. Era embajadora y habíamos realizado bastantes actividades que realmente cambiaron la imagen del presidente Chávez. Recordemos que cuando Chávez era candidato presidencial, ni siquiera tenía visa para ingresar a los Estados Unidos. El trabajo fue titánico. Siendo yo embajadora de un organismo multilateral como la OEA, que defiende la democracia, era fundamental demostrarle al gobierno estadounidense que Chávez era un demócrata, independientemente de que en el pasado hubiera liderado la intentona de una acción militar. En el año 2001, el presidente Chávez, por medio de José Vicente Rangel, me designa embajadora de Venezuela en Portugal. Ese cargo no tenía para mí ningún incentivo porque mi único interés era servir a Venezuela, no a un Gobierno, así que le manifesté mi interés de separarme aprovechando esas circunstancias. Ya en el año 2000, ese Gobierno que me emocionó e ilusionó tanto, con el que yo pensaba que habían posibilidades de reformar las instituciones del Estado, comenzó a mostrar los primeros detalles que me preocupaban como ser humano y ciudadana demócrata. Aprovecho la oferta de trabajo para ser embajadora en Portugal y digo que prefiero separarme del Gobierno. Lo que la gente no sabe en Venezuela es que cuando tomo esa decisión, el presidente Chávez me pidió que me quedara y además me aclara que él no está dispuesto a mantener más en el Gobierno a José Vicente Rangel por la cantidad de denuncias en su contra, en cuanto a situaciones irregulares, y que para él era fundamental mi apoyo. Yo permanezco en el Gobierno bajo estas circunstancias y esto es lo que no se sabe: desde la Cancillería se trasmitía la noticia de que yo había sido destituida y que me negaba a abandonar el cargo, pero el caso era que el propio Hugo Chávez me pedía que permaneciera en el cargo mientras él resolvía una crisis interna que ocurría con José Vicente Rangel. Ahora, cuál sería mi sorpresa cuando veo en los medios de comunicación que el señor Rangel deja la Cancillería pero es nombrado ministro de la Defensa. Es decir que sí, es verdad, salió del señor Rangel, pero lo nombró en un cargo de bastante relevancia, de una importancia vital. A raíz de esa situación no tuve ninguna razón para permanecer en el cargo de representante de Venezuela en la OEA y dimito definitivamente.

“Venezuela se ve desde el exterior como a punto de una guerra civil”

¿Por qué cree que Chávez decide nombrar a José Vicente Rangel como ministro de la Defensa en ese momento si habían tantas denuncias de irregularidades?

Creo que Hugo Chávez tenía una doble personalidad. Así como era capaz de decirle a uno una cosa, seguramente al señor Rangel le estaría diciendo todo lo contrario. Creo que Hugo Chávez era un preso no solo de José Vicente Rangel, sino de otras personas que habían servido como intermediarios con la oposición venezolana cuando él decidió participar en la vida política. Intermediarios ante los partidos políticos tradicionales, como el señor Luis Miquilena, por ejemplo, que acaba de morir recientemente. Estos dos personajes fueron artífices de la integración de Hugo Chávez con los partidos políticos tradicionales. Hoy en día vemos que muchos políticos se manifiestan opositores a Hugo Chávez, pero muchos lo adulaban y participaban en actividades comerciales y políticas a espaldas de lo que muchos otros venezolanos pudieran imaginarse. Hugo Chávez era una especie de rehén de José Vicente Rangel. Intentó sacarlo de la Cancillería, de hecho lo sacó y no sé cuál sería la razón por la que lo nombró ministro de la Defensa. Sí creo que con la experiencia que hemos tenido los venezolanos de la actitud de Hugo Chávez, es que es probable que tuviera una doble personalidad y que a la larga ni él mismo supiera por qué tomaba las decisiones políticas que tomaba.

¿Está arrepentida de haber defendido a los alzados el 4F y el 27N?

No. No estoy arrepentida y no estaré arrepentida jamás de ayudar al que lo necesite. Siempre he estado sorprendida porque jamás escuché a Hugo Chávez y a ninguno de los comandantes que hoy en día hacen vida común, ni a ninguno de los procesados militares que estuvieron en Yare, que eran cerca de 13 o 15, contar las condiciones en las que vivían. Puedo decir que el día que participé en una inspección judicial en la cárcel vi con mis propios ojos cómo las aguas negras de los baños o cloacas de los pisos de arriba donde estaban los presos comunes corrían por las paredes del recinto donde vivían los procesados militares. Indistintamente de toda esta situación que estamos viviendo, el odio no crea sino más odio. Pensar en este momento por qué se ayudaron a estas personas y el creer que uno es cómplice de este drama que viven los venezolanos es simplemente olvidar los valores que nos inculcaron en nuestros hogares. Yo ayudé a estas personas porque no tenían a nadie que velara por sus derechos. En ningún momento imaginé que iban a ser gobierno. No me arrepiento de lo que sucedió, no me arrepiento de haberlos ayudado. Lamento que ellos hayan traicionado la confianza de los venezolanos y hayan convertido al país en una trinchera de odio. Pero eso es un problema de ellos, no es algo que me atañe ni a mí, ni que me pueda hacer sentir culpable. Muy por el contrario, me siento muy orgullosa de haber ayudado a gente que lo necesitaba y lo volvería a hacer en aquellas circunstancias. No en estas circunstancias.


El misterio de Trump

¿Cómo cree que será la relación de Venezuela con la administración de Donald Trump, teniendo en cuenta que se ha dicho que el general John Kelly y un directivo importante de la Exxon Mobil como Rex Tillerson formarán parte del Ejecutivo?

El Gobierno de Donald Trump es un misterio hasta para los propios norteamericanos. El general Kelly fue jefe del Comando Sur y tiene una visión bastante exacta de lo que pasa en Venezuela, es cierto. Los venezolanos debemos entender que a los efectos de los análisis de las políticas de los gobiernos, los gobiernos toman decisiones en cuanto a lo que represente el otro gobierno y la amenaza que pudiera surgir para los Estados Unidos. Y si bien es cierto que a los Estados Unidos por su puesto que le tiene que molestar o preocupar la violación permanente de los derechos humanos, desde el punto de vista de una amenaza desde el punto de vista militar, Venezuela no significa absolutamente nada. Entonces en el caso de Donald Trump, creo que le debe preocupar más la situación de Siria, la situación de Rusia, la situación económica que ha sido la bandera de su campaña política, hacer que los norteamericanos vivan mucho mejor. Creo que la situación de Venezuela no necesariamente va a estar en el tapete de las decisiones de Trump. Será uno más dentro de la comunidad internacional, de América Latina, es vecina de Colombia, que es el país de América Latina mejor amigo de cualquier gobierno de los Estados Unidos. El gobierno de Colombia siempre ha tenido excelentes relaciones con el partido Republicano, quizás por ese lado si el gobierno manifiesta algún tipo de preocupación en relación con hechos que pudieran sucederse en Venezuela eso podría ser un elemento de interés para el gobierno de Donald Trump. Pero sinceramente, no creo que su administración vaya a tomar alguna medida trascendental relacionada con Venezuela porque no creo que Venezuela represente ninguna amenaza, desde el punto de vista militar para el gobierno de los Estados Unidos.

Si no representa una amenaza, ¿cómo va a quedar el tema del decreto Obama que decía que Venezuela sí representaba una amenaza para la estabilidad interna de EEUU?

El caso del decreto Obama es seguir una formalidad. Esos son decretos de antigua data y tienen impreso algo que no pueden cambiar. Es algo así como una especie de planilla, que llena el gobierno americano donde ingresa algunos nombres de personas que han ocupado cargos o que en algunos países del mundo representen o impliquen violación de los derechos humanos o hechos de corrupción importantes o cualquier tipo de elemento que sea considerado negativo para el gobierno de EEUU. Incluso el presidente Obama se lo intentó explicar al presidente Maduro en varias oportunidades. Así es que el hecho de que haya reconocido eso en ese decreto no significa que, desde el punto de vista de la inteligencia militar, Venezuela representara una amenaza para los Estados Unidos. Tanto es así que el presidente Maduro en varias oportunidades le pedía a la misma oposición que contribuyera con su firma a solicitar que el gobierno de EEUU eliminara ese decreto. Pero realmente lo que le importa al presidente Maduro no es lo que diga en la parte inicial de ese decreto, sino porque allí están involucrados una cantidad de funcionarios, que a pesar de que dicen “Mal de muchos, consuelo de tontos”, esos funcionarios que están incluidos en esas listas, donde hay militares activos de las Fuerzas Armadas Nacionales, así como en Venezuela hay presos políticos, esos funcionarios en cierta manera también son presos, porque ninguno de esos funcionarios, ninguna de las personas que están en esa lista, llamada lista Clinton, puede participar o puede ingresar a territorio norteamericano porque serían detenidos. Yo creo que esa es la preocupación del presidente Maduro, más que imaginar que cualquiera de nosotros, que Venezuela representa una amenaza desde el punto de vista bélico para el gobierno norteamericano.

Pero esa lista no se confirmó oficialmente. A ciencia cierta no se sabe quiénes son los funcionarios sancionados…

Lo normal es que no se sepa. Más bien lo irregular fue que se filtraran los nombres. No tendría sentido incluir a unas personas en unas listas y advertirles que si pisan suelo norteamericano van a ser aprehendidos. Esas listas son unas sorpresa para personas que vayan a pisar territorio norteamericano, que incluye a países como Puerto Rico, y por lo tanto más bien sorprendió a las autoridades norteamericanas cuando eso salió publicado en los medios de comunicación las listas con algunos de ellos. Probablemente alguien hizo una tremendura, porque había funcionarios conocidos allí y dio la información para que fuera publicada. Ni en el caso de Venezuela, ni de cualquier otro país del mundo se informa oficialmente o públicamente del nombre de las personas que están allí.