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Héctor Valecillos: La economía en “impasse”

“Los compromisos de deuda externa que vencen este año son superiores a cualquier estimación de ingresos petroleros, lo que explica el desespero del Gobierno por raspar la olla”, destaca el economista


Enrique Meléndez

El economista Héctor Valecillos afirma que el país está sobrellevando la crisis más profunda y peligrosa que haya vivido en su historia en condiciones de paz. Consecuencia de una obcecación ideológica que expresa el afán anacrónico, que echó a andar Hugo Chávez, de imponer al país una organización y una política comunista de creciente predominio del Estado y de progresiva restricción de las actividades del sector privado.

A la luz de los hechos y de las cifras disponibles, ¿cómo puede caracterizarse la situación actual de la economía?

Sin ninguna duda, sobrellevando la crisis más profunda y peligrosa que haya vivido Venezuela en condiciones de paz. Es decir, a partir de 1903 cundo se produjo la última gran batalla de nuestra historia militar. Con un agravante, hasta 1998 y con las excepciones de 1983 y 1994-1995, las crisis de nuestra economía tuvieron su origen en el exterior, como las de 1929-1933 y 1941-1943, causadas por la Gran Depresión norteamericana y la II Guerra Mundial, respectivamente. Por el contrario, la crisis que ahora padecemos, cuyo origen inmediato puede fecharse en 2015, es el resultado primordial de la obcecación ideológica de quienes gobiernan y de su piratería intelectual y operacional.

¿En qué consisten estos dos rasgos?

La obcecación ideológica expresa el afán anacrónico, que echó a andar Hugo Chávez, de imponer al país una organización y una política comunista de creciente predominio del Estado y de progresiva restricción de las actividades del sector privado. Al margen de los altibajos como se ha intentado aplicar este modelo, la orientación básica es clara, siendo el último capítulo de esta trágica serie la expropiación de un número importante de panaderías. La piratería en cuanto a la instrumentación de la política es grosera en sus múltiples manifestaciones y recientemente lo ha puesto de relieve el accidentado intento de sacar de circulación los billetes de Bs. 100 y modificar el cono monetario.

“La crisis que ahora padecemos es el resultado primordial de la obcecación ideológica de quienes gobiernan”

Y en un plano más concreto, ¿qué factores fundamentales están operando?

Los factores responsables son muchos, pero podemos resaltar tres: el colapso operacional y financiero de Pdvsa, el financiamiento monetario del déficit y la dolarización informal de la economía. Lo de Pdvsa es trágico e imperdonable y toma fuerza en momentos en que hace algunos años el mercado disfrutaba de un impresionante boom de precios e ingresos. Como se sabe, el criminal despido de 18 mil empleados de alta calificación en 2003, la imposición a la petrolera de responsabilidades que no tienen ninguna relación con sus operaciones básicas (explorar, extraer, refinar y comercializar hidrocarburos), así como el saqueo descarado de diversos activos de la empresa por parte de directivos y personal de la misma, han conducido a una baja sostenida de la producción, que se ha extendido incluso a las empresas de la Faja Petrolífera del Orinoco, a una reducción acentuada de la capacidad de refinación, generando un déficit de financiamiento, que ha obligado a la empresa a endeudarse desproporcionadamente tanto en dólares como en bolívares. Para el Estado esto ha significado una severa contracción de su ingreso fiscal y de sus disponibilidades en divisas.

¿Y cómo ha operado el financiamiento por parte del BCV?

Dado que el Gobierno no obtiene ingresos tributarios y no tributarios suficientes para cubrir los volúmenes del gasto incontrolado que realiza y, además, Pdvsa enfrenta dificultades crecientes para financiarse con ayuda del crédito externo, quienes gobiernan no han hallado otra “salida” más cómoda que proceder a la emisión regular de dinero por parte del BCV, sin que esas emisiones tengan un contravalor en oro o divisas en las reservas del instituto. Esta “política”, que ha sido posible solo por la eliminación de la autonomía del BCV, ha terminado liquidando la capacidad del ente para orientar sanamente la gestión monetaria del Estado, reforzando de un modo suicida los dislates de la política fiscal. Naturalmente, esta práctica, junto con el secuestro por auténticas mafias depredadoras muy influyentes en el Alto Gobierno, de las divisas generadas por la exportación petrolera, en el contexto de una recesión prolongada del sector productivo privado, es la fuente principal de la aceleración inflacionaria, ahora bordeando peligrosamente la hiperinflación.

¿Y cuál es el papel de la dolarización?

«La dolarización que vivimos es solo parcial e informal»

La dolarización que vivimos es solo parcial e informal ya que se ejerce primordialmente sobre los precios de los bienes y servicios no factoriales, excluyendo a los sueldos y salarios del grueso de los trabajadores. Ella ha profundizado la brecha entre los ingresos de la gran masa de demandantes, los que se financian con sueldos y salarios y el precio de las mercancías que consumen. Esta brecha es brutal y es responsable de la depauperación en masa de los venezolanos. Frente a este hecho, iniciativas como los CLAP, que solo son un paliativo a la insoportable carestía de la vida, no pasan de tener un efecto propagandístico, siendo de hecho una burla cruel ante la hambruna en ascenso.

¿Cómo entran en su análisis los intentos del Gobierno por lograr burlar el requerimiento obligatorio de la aprobación por la Asamblea Nacional de nuevos créditos externos, a propósito de la sentencia 155 del TSJ?

Esa sentencia expuso con total claridad la aspiración golosa de quienes ahora mandan de tener las manos libres para seguir endeudándose en el exterior y/o vender o hipotecar activos públicos legalmente inalienables. En mi opinión, estamos ahora en una situación de indefinición que difícilmente puede prolongarse por mucho tiempo. Por dos razones: una, porque los compromisos de deuda externa que vencen este año son superiores a cualquier estimación de ingresos petroleros, lo que explica el desespero del Gobierno por “raspar la olla”; y dos, porque nuestro riesgo país está alcanzando niveles inmanejables. Lo que, en conjunto, hace del default (el impago efectivo de esa deuda) un escenario muy probable, con todo lo que ello implica. La operación por 1.400 millones de dólares con descuento de 68% denunciada hace poco por el diputado José Guerra es una prueba palmaria de lo que decimos.

Pero se acaban de cancelar 2.460 millones de dólares a tenedores de bonos en el exterior. ¿Cómo se explica esto?

“La cesación de pagos externos es cada vez más una opción muy probable”

Cierto, esa operación se realizó. Pero lo que debe considerarse es la forma cómo se financió y sus graves implicaciones. Para cancelar esos pagos se hizo uso de la casi totalidad de los ingresos netos que Pdvsa obtuvo en el primer trimestre de este año, unido a los recursos obtenidos hipotecando a Citgo.

Aparte de que esta operación agudiza la asfixia financiera de la petrolera y conlleva además profundizar la prolongada contracción de la economía, pues se basa en una baja aún más acentuada de las importaciones, imponiendo mayores sacrificios a una población en situación desesperada.

Por esto, en una perspectiva más amplia y dadas las bajas suplementarias y recientes en el precio del petróleo, debido a la contracción de la demanda de combustibles por parte de China y la India, y a la ampliación de la oferta del fracking norteamericano, la cesación de pagos externos por parte del Gobierno es cada vez más una opción muy probable.

¿Qué cabe esperar de un repunte en las exportaciones no petroleras, que es una carta que se juega el Gobierno?

Para mí esto no pasa de ser simple ciencia ficción, silbar para darse ánimos en medio de la oscuridad. No porque sea imposible y no convenga expandir esas exportaciones, sino porque dándoles el beneficio de la duda a sus proponentes, esa es una orientación de política que violenta un requisito clave en esta materia. A saber, no es política ni institucionalmente creíble. Como dijo hace muchos años Joseph Schumpeter, uno de los más lúcidos economistas del siglo XX, “más importante que el programa económico de un Gobierno, es la gente que está encargada de aplicarlo”. Si usted conoce el rol en la instrumentación de esa política, de funcionarios como Serrano Mancilla y Ricardo Sanguino, tiene que ser bien ingenuo para creer que ella dará frutos convenientes.

Entonces, para parafrasear a Maduro, ¿en materia de política económica sí estamos en medio de un “impasse”?

Algo peor que un “impasse”. Quienes gobiernan ni quieren ni pueden cambiar las orientaciones básicas de su “estrategia” económica. Su cerrazón en este terreno es realmente insólito, y también su ignorancia histórica. Por ejemplo, en 1921, Lenin se enfrentaba a una aguda crisis económica, con desabastecimiento, hiperinflación y hambruna extendida, y entendió que debía reformular seriamente su política, y lo hizo con lo que se conoce como “Nueva Política Económica”, que se aplicó durante siete años, permitiendo con ayuda de la reprivatización de numerosas actividades una rápida recuperación de la economía y un alejamiento de las peores secuelas de esa crisis.

El problema es que el marxismo de Maduro es de origen cubano, es decir, recalcitrante y estúpido. Además, Nadia Krúpskaya, la mujer de Lenin, era todo menos codiciosa, y sus sobrinos no eran narcotraficantes al alero del Soviet Supremo. Ahora bien, con esto no quiero insinuar que haya salida real mediante la implantación del comunismo, cosa que está demostrado históricamente que es imposible, simplemente lo que afirmo es que hay que ser sicópata y sádico para seguir aplicando la política de Chávez y Maduro.

“El marxismo de Maduro es de origen cubano, es decir, recalcitrante y estúpido”