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Sol Rojas y Carlos Julio Rojas: “Lucharemos por la libertad”

Liberado Carlos Julio Rojas

“Reverol mantuvo una guerra psicológica contra mi familia”, denuncia Sol Rojas, madre del periodista Carlos Julio Rojas, del programa “Radar de los barrios”, liberado el pasado jueves 24 de agosto


Carlos Díaz

“Estoy feliz porque soltaron a mi hijo”, afirma Sol Rojas al contestar la llamada telefónica. Ella es abogada y madre de Carlos Julio Rojas, periodista del programa “Radar de los barrios”, dirigente vecinal en La Candelaria y luchador social, quien fue liberado el jueves 24 de agosto luego de haber permanecido detenido desde el 6 de julio.

Tan solo pocas horas antes, había narrado para “La Razón” las circunstancias en las cuales su hijo había sido privado de libertad. “Nos informaron en los tribunales militares que Carlos Julio era libre. La felicidad me embargó, él nunca debió haber estado preso. Las cosas no volverán a ser iguales pero al menos lo tengo en casa, porque seguimos en la cárcel grande que se ha convertido Venezuela”, agrega.

Al respecto, indica que fue beneficiado con cuatro medidas cautelares, entre ellas, presentación cada treinta días, prohibición de salida del país, no declarar a la prensa sobre su caso y no participar en reuniones conspirativas.

¿Los tribunales le permiten retomar sus actividades laborales?

—Sí, le permiten esa posibilidad y se va a reintegrar al trabajo. A las personas que tienen sus familiares todavía en prisión les digo que deben luchar y tener fe para que no se sigan cometiendo injusticias en el país, mucha fe en la Constitución para hacerla cumplir. Lo principal es liberar a Venezuela de esta dictadura. Cuando el país sea libre nuevamente, nuestros hijos no volverán a ser detenidos como Carlos Julio. Sabemos, como en los juegos, que estamos en la taima; no sabremos cuándo saldremos de ella porque la persecución sigue.

¿Por qué lo imputaron el delito de traición a la patria?

—Primero, él es civil y no debe ser juzgado por tribunales militares; y, en segundo lugar, el delito de traición a la patria solo se aplica si estuviésemos en guerra, tampoco hay una sublevación. Y las cinco granadas fueron sembradas por Reverol. Además, mi hijo nunca carga morral, no le gusta; y ese día solo llevaba cuatro kilos de papa en una bolsa. Esto evidencia que nosotros somos víctimas de una justicia secuestrada.

Y también lo detuvieron por ser periodista, hay una gran censura en contra de la prensa. Y también porque molestó al ministro al decirle la verdad en la cara. En algunas protestas donde participó mi hijo una de las consignas era que Reverol es un asesino. Yo considero que Reverol sí es asesino, tiene las manos machadas de sangre y es responsable de los 170 venezolanos que murieron durante las protestas, porque la represión vino de él.

Sol Rojas señala que las protestas pacíficas de los vecinos en La Candelaria durante los últimos meses también molestaron al ministro. “Mi hijo ha sido dirigente vecinal, defensor de los derechos humanos, eso fue lo que le inculcamos en el hogar y ha sido parte fundamental de nuestras vidas. Cuando a alguien se le violentan los derechos humanos, él sale adelante tal y como hacía yo en otras épocas”, agrega.

“NO HAY MIEDO”

¿Carlos Julio milita en algún partido político?

—Él es independiente, no milita en ningún partido político, aunque es coordinador del Frente Norte Caracas y de la Asamblea de Vecinos de La Candelaria. También pertenece a una ONG que defiende los derechos de los animales: él es una persona que ama entrañablemente a los animales; bueno, es dueño de seis perritos y también ha sufrido al ver como las mascotas también están pasando hambre.

También fue dirigente estudiantil en el liceo, luego presidente de los Centros de Estudiantes de las escuelas de Historia y Comunicación Social en la UCV, y también secretario de Finanzas en la FCU (Federación de Centros Universitarios). Él siempre ha intentado ayudar a nuestra patria, que es nuestra familia y nuestro verdadero hogar.

¿Cuántos hermanos son?

—Además de Carlos Julio, que es el mayor, tengo dos hijas: Carla, que es ingeniera, y la tercera que es abogada.

¿Cómo afectó todo esto la vida familiar?

—Casi toda mi familia se ha ido del país huyendo de la dictadura, quedamos pocos. Hemos enfrentado la situación de Carlos Julio con mucha unión y fe. Tenemos esperanza de que el país cambie a pesar de que hemos sufrido el acoso fuerte de la dictadura. La semana pasada, por ejemplo, mi casa estuvo rodeada por patrullas del Sebin y por funcionarios encapuchados que llevaban armas largas. Las fotos, inclusive, las publiqué en mi Twitter. Estuvieron apuntando a mi residencia donde también vive mi nieta, de once meses de edad. Somos perseguidos constantemente por los colectivos y por ello tratamos de no sacar a mi nieta a la calle. Nuestra rutina diaria ha sido alterada. Todo esto lo hace Reverol para meternos miedo, es una guerra psicológica pero cuando uno está del lado de la verdad, de la justicia y la libertad de una patria tan bella como Venezuela, no hay miedo.

“No le tenemos miedo a Reverol”

“NO VAMOS A BAJAR LA CABEZA”

¿De cuáles organizaciones políticas recibió solidaridad?

—Desde mis propios vecinos hasta organizaciones políticas tales como Primero Justicia, Voluntad Popular, La Causa R, Vanguardia Popular, y también “Chúo” Torrealba. Asimismo, varias ONG, periodistas como Roberto Linares, todos nos han dado su muestra de apoyo. Inclusive, lo hemos recibido de personas de otros países que han dado mucha fuerza para seguir luchando por la libertad de mi hijo y por la libertad de Venezuela. Quiero que algo quede muy claro: ni Carlos Julio, ni su mamá, ni su familia van a bajar la cabeza, vamos a seguir luchando. Como una frase que él me dijo la penúltima vez que lo visité: “Mamá, la cárcel encadena el cuerpo pero no los ideales”.

¿Cuál es su profesión?

—Soy abogada y también fui luchadora social por los derechos humanos. Su papá es de crianza y se llama Ismael Colón, es una persona maravillosa que le ha dado mucho apoyo a mi hijo y a mí. Carlos Julio también tiene una sobrina maravillosa y quien es su consentida.

“En la calle se está pasando hambre y en las cárceles también”

“FUERON DÍAS DIFÍCILES”

Al decirnos esta frase, la señora Sol nos puso al teléfono a Carlos Julio: “Mis últimos días en Ramo Verde los pasé en aislamiento por haber denunciado que me daban solo 60 gramos de comida al día”, refiere el comunicador social.

¿Cómo transcurrieron los días en la cárcel militar?

—Fueron días muy difíciles. La tortura física fue pasar más de la mitad de los 49 días que estuve en Ramo Verde, en una celda de aislamiento; pasé 24 horas sin tomar agua, más de 7 días sin ir al baño, con rocas en los intestinos, insultos, vejámenes, estar en un cubículo de 2 metros por 2. En la celda donde estaba, yo era el único político y los demás eran delincuentes comunes: eran 116 personas y donde tres tenían que dormir en un solo colchón.

Los baños estaban tapados y, además, los custodios aplican el terror psicológico en contra de los chamos, porque allí habían niños de 18, 19 y 20 años de edad a quienes les decían cosas como esta: “Si ves al periodista o dirigente político haciendo algo, me lo tienes que informar o te quito la comida y las visitas”. Esta práctica nazi es aplicada allí así como en muchas cárceles del país.

¿Por qué fue detenido?

—Fui hecho preso, simplemente, por ser periodista. Nunca perdí mi condición de periodista ni de luchador social, aun estando en Ramo Verde. Así se lo dije en repetidas ocasiones al capitán de navío Boston Silva, el director de la cárcel. Mi denuncia de que solo nos daban 60 gramos de comida al día hizo que Silva me llamara fariseo y palangrista, y motivó que me mandara de nuevo a la celda de aislamiento.

“Ser periodista en una cárcel militar te convierte en un preso de alta peligrosidad”

“GRABAN Y ESPÍAN LAS VISITAS”

“De las medidas cautelares me llama la atención que me hayan prohibido participar en reuniones conspirativas. No sé si cuando me reúna con mi familia, con mi novia o con mis vecinos el Gobierno lo vaya a interpretar como una reunión conspirativa”, señala Carlos Julio Rojas.

¿Recibió golpes o torturas en prisión?

—Cuando me sembraron las bombas lacrimógenas, me caí a golpes con los funcionarios y también recibí golpes.

¿Fueron bombas lacrimógenas o granadas?

—Bombas lacrimógenas pero, en verdad, fueron cinco kilos de papa. Quedó demostrado que nunca llevaba lo que ellos me sembraron y por ello la Fiscalía Militar no me imputó.

¿Volverá al trabajo reporteril?

—Puedo volver al trabajo pero antes me voy a tomar un tiempo de descanso. Luego vamos a declarar para revelar muchas cosas, aunque vamos a seguir luchando porque el pueblo está pasando hambre.

¿Se está poniendo al tanto de lo que pasa en Venezuela?

—Mi mamá y otros familiares me decían algunas cosas, pero guillados porque en Ramo Verde mandan a algunos privados de libertad a espiar y grabar las visitas. Me estoy poniendo al tanto de lo que está pasando en el país, estoy bastante sorprendido por muchas cosas.

¿Es cierto que le temen a los periodistas en las cárceles?

—Ser periodista en una cárcel militar te convierte en un preso de alta peligrosidad. Nunca he matado a nadie, no soy una persona violenta pero sí digo verdades, y a esto me he dedicado toda mi vida: ser la voz de quienes no la tienen. Al ministro Nestor Reverol le digo que seguiremos en la lucha.

¿Quedó sensibilizado por la situación de las prisiones venezolanas?

—Quedé muy sensibilizado y en Ramo Verde me tocó vivir con los privados de libertad más peligrosos, gente que es vista como violentos pero que también tienen sentimientos. En la calle se está pasando hambre y en las cárceles también. Inclusive, allá adentro hay indigentes que están siendo acusados de rebelión militar. Todos ellos me contaron sus historias de vida.

“Mis últimos días en Ramo Verde los pasé en una celda de aislamiento”


“Tarek William luchó por la educación de mi hijo”

¿Piensan acudir a instancias internacionales?

—Sol Rojas (SR): Pensamos en esa posibilidad y también en solicitar una medida de protección para nuestra familia, pero ahora no está la fiscal Luisa Ortega Díaz. La persona que está ahora allí (fiscal Tarek William Saab) conoció a mi hijo cuando era niño y él trabajaba por los derechos humanos. Yo llevé un caso de los parasistemas ilegales, durante el segundo gobierno de Rafael Caldera, y hubo represalias en mi contra, por ejemplo, torturas y la prohibición de que mis hijos siguieran estudiando. Y la persona que luchó para que Carlos Julio estudiara fue Tarek William Saab. Pero él ha cambiado mucho. Creo que la dictadura, el poder y los dólares le quitaron la humanidad que pudo tener.

¿Solicitó entrevistarse con el fiscal?

—SR: Pensé en hablar con él, inclusive tengo su teléfono y he traté de marcarlo varias veces.

¿Intentó comunicarse con el ministro Néstor Reverol?

—SR: El ministro me envió su mensaje al apostar casi permanentemente cuatro patrullas al frente de mi casa. Él demostró su fuerza de esa manera y ahora yo le demuestro la mía a través de mi familia y con el amor que le tengo a mis hijos. Voy a seguir luchando para que mi patria sea libre y para que Venezuela recobre la democracia. A Reverol no le tengo miedo, y si me pone presa me estará cambiando de una celda grande a una pequeña porque, en verdad, Venezuela se convirtió en una gran celda.