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Carlos Blanco: “La crisis estructural sigue”

Carlos Blanco

Para el articulista y economista el país vive una “catástrofe económica” desde el año 2013. Desde entonces el PIB del país ha decrecido en un 45 %


Enrique Meléndez

El economista Carlos Blanco afirma que el Gobierno ha convertido a Petróleos de Venezuela en una “pulpería arruinada”, endeudada, sin inversión, sin capacidad de producir.

“En consecuencia, no hay la provisión de los dólares que necesita la economía para importar alimentos y medicinas, de allí que haya aparecido de manera dramática la escasez y la gente se vuelque de manera exagerada sobre el dólar como un mecanismo para preservar el valor de sus ingresos o de sus haberes”, explica el también articulista.

El dólar paralelo ya marcha hacia los 50 mil bolívares. ¿Qué piensa usted? ¿Cuál es el origen de esa situación?

—Que no hay dólares y la demanda sobre los dólares se ha hecho infinita, porque es lo que necesitan las empresas, la ciudadanía. Ese es el único mecanismo que hay para ahorrar en un momento en que tenemos una inflación que puede llegar a 1.000 % y se proyecta en 2.000 % hacia 2018. El bolívar no vale absolutamente nada, ni siquiera en el papel en que está impreso.

Estamos presenciando que en septiembre de este año la inflación fue de 25 %; eso solamente en un mes, lo cual quiere decir que en Venezuela todas las variables macroeconómicas están absolutamente descolocadas. No hay exportaciones, más allá de las petroleras —que comprenden el 97 % de todas las exportaciones— y que, además, están en declinación por la situación de Pdvsa.

La demanda sobre el dólar se ha vuelto infinita. Si era a mil, todo el mundo demandaba, si era a cinco mil, demandaba, a 10 mil, demandaba, a 20 mil, demandaba, y a cuarenta y tantos mil, como está ahora, también demanda. De manera que estamos en una situación, no de colapso, como la han calificado algunos economistas, sino de catástrofe económica.

Desde 2013, incluido, hasta la fecha el aparato productivo venezolano (PIB) ha decrecido en un 45 %. Eso quiere decir que la capacidad de producción de bienes y servicios del país ha disminuido, prácticamente, a la mitad. Es como si tú tuvieras una empresa que produce equis cantidad de productos y le cayeran a mandarriazos a la mitad de la capacidad productiva. Esto me lleva a hablar de una situación de catástrofe económica.

El Gobierno se niega a escuchar las recomendaciones que le formulan ustedes los economistas sobre a nivel de la política cambiaria. ¿Qué cree usted que priva ahí?

—Yo creo que pedirle al Gobierno que cambie la política económica se trata de un error, porque supone que el Gobierno puede cambiar la política económica, y este régimen tiene una política económica que es cónsona con los objetivos que se ha planteado. Es decir, la ruina económica es parte de lo que la concepción de los que gobiernan implica.

“Este régimen tiene una política económica que es cónsona con los objetivos que se ha planteado. Es decir, la ruina económica es parte de la concepción de los que gobiernan”

¿Por qué?

—Porque para que haya un cambio de política económica tienen que respetarse principios, instituciones y valores que este régimen no puede respetar para seguir en el poder. Por ejemplo, la destrucción de la propiedad privada es fundamental para mantenerse, así como la destrucción del empresariado, como sector social; la del sector profesional de la clase media; la destrucción de las instituciones que funcionen, de acuerdo a la Constitución y a las leyes de la República, y su violación permanente es fundamental para mantenerse en el poder.

De manera que un cambio positivo de la política económica no es posible en el marco de este Gobierno. Por eso yo creo que se trata de un error pedirle que cambie, cuando no tiene ninguna posibilidad de cambiar, porque está en los genes de este proceso político la destrucción masiva del emprendimiento privado, del capital privado. Por lo tanto, la ruina es absolutamente cónsona con lo que un régimen como éste se propone.

Venezuela en este momento, tal como se planteó en la década de 1990, debería estar produciendo seis millones de barriles diarios, cuando ahora está produciendo menos de dos millones. Eso es la evidencia de la concepción que estos tipos han tenido en la cabeza, porque convirtieron a Pdvsa de una empresa petrolera a nivel mundial, en una pulpería a nivel local.

Por otro lado, hay que recordar que el país tiene un endeudamiento masivo que obliga en este mes de octubre a pagar 1.634 millones de dólares, y en noviembre 1.890 millones, lo cual hace un total de más de 3.500 millones de dólares este año, y como no hay recursos para pagar, disminuyen las importaciones y eso significa un impacto brutal en el nivel de vida de los ciudadanos.

Simplemente, porque se está produciendo una catástrofe social como lo ha podido determinar Cáritas, quien ha dicho que nosotros hemos pasado en este momento a más del 15 % de desnutrición infantil que, de acuerdo a los estándares internacionales, configura una crisis humanitaria. Casi 300 mil niños en peligro de muerte por desnutrición y tenemos una población de 4,5 millones de personas que comen una sola vez al día.

Eso es lo que ha producido esta revolución. De tal manera, que yo insisto que estamos en una situación de catástrofe económica, política y social.

Carlos Blanco
Fotos: Manuel Alegría

Eso refuerza la tesis de que no estamos ante un régimen populista, sino de mafias. ¿No le parece?

—Una revolución en el sentido marxista-leninista del término, estilo la revolución soviética, se propone cambiar un orden y crear otro orden. El derrumbe del orden existente y crear uno nuevo, y esa creación supone la destrucción de las viejas instituciones y la creación de nuevas instituciones. El ejemplo que suelo poner es que en Cuba tú tienes instituciones fuertes; tú puedes estar en desacuerdo con lo que ocurre en Cuba, pero hay instituciones como el Partido Comunista, como las fuerzas armadas, la Asamblea Nacional, instituciones a las que les han dado funciones los comunistas.

En Venezuela por la forma como llegó Chávez al poder, por los compromisos que adquirió electoralmente, lo que ocurrió fue Chávez destruyó las instituciones. No lo hizo al comienzo en 1999, sino que lo hizo después de 2002, luego de los acontecimientos que lo sacaron por unos días del poder. Cuando regresó empezó el arrase de las instituciones fundamentales del país: Banco Central de Venezuela, Fuerza Armada, Pdvsa; liquidó la descentralización y otras instituciones.

Pero, en lugar de construir nuevas instituciones, lo que ocurrió fue que el espacio de las instituciones lo llenaron las mafias. Entonces, en Venezuela en este momento no hay instituciones, en el sentido estricto de la expresión, sino fachadas institucionales, controladas por los distintos jefes que hay dentro del régimen: figuras y grupos que se disputan internamente el poder.

Eso tiene dos defectos: primero, que no hay instituciones; segundo, que hay un proceso de control que abre el camino para la corrupción e, incluso, para que sectores criminales, vinculados con el narcotráfico y el terrorismo, puedan hacer de las suyas en ese vacío institucional.

«Para pagar la deuda hay que dejar de importar, lo que supone dejar la mesa del venezolano cada vez más vacía»

Está sobre el ambiente la idea de una declaración de default. ¿Usted cree que el Gobierno podrá honrar sus compromisos?

—Yo no puedo decirte eso, porque hay una escasez de recursos monumental. Las cuentas del Gobierno nadie las conoce. Todas son aproximaciones que hacen los economistas, y cuyos números destacan lo que es claramente una contradicción: para pagar la deuda hay que dejar de importar, lo que supone dejar la mesa del venezolano cada vez más vacía. Esa es una contradicción que conduce a que tiene que escoger entre un conflicto social creciente —el riesgo de una explosión social cada vez más acentuada— y el lavarse la cara ante los organismos financieros internacionales.

Mi impresión es que, de acuerdo a lo que hemos visto hasta la fecha, el régimen de Maduro hace un esfuerzo internacional en dos campos: primero, en el campo político para aparecer como democrático, entonces convierte todas las farsas electorales, incluso la más reciente de las elecciones regionales, en una expresión de cómo funciona la democracia en Venezuela. Y este régimen se jacta de hacer elecciones. Sabemos que son elecciones fraudulentas, pero como en el exterior hay gente interesada en compartir el criterio de Maduro, cada vez menos, pero hay gente interesada, entonces esa es una especie de credencial que algunos panegiristas en el mundo utilizan para demostrar que en Venezuela hay una democracia.

En segundo lugar, el régimen de Maduro se ha empeñado en pagar los compromisos financieros. No solamente por razones económicas-financieras y tratar de que los cada vez más escasos mecanismos de financiamiento internacional no se les cierren totalmente —que ya en la práctica están cerrados, con excepción de Rusia y China—, sino para mostrar que Venezuela es un país que es fiel a los compromisos internacionales que adopta. Yo creo que el pago de la deuda cumple esa función: económica-financiera y esa política.

Carlos Blanco

¿Cómo queda el Gobierno a nivel internacional con unas elecciones que, como usted ha dicho, son fraudulentas?

—Yo creo que las elecciones regionales expresan la naturaleza fraudulenta, no solamente del sistema electoral, sino del régimen. Yo considero un error haber concurrido a esas elecciones regionales por parte de la oposición por varias razones.

La primera es que la oposición venezolana había estado unificada en los primeros meses de este año, hasta julio, hasta antes de la Asamblea Constituyente, y especialmente hasta el 16 de julio cuando se produjo esa votación de 7,6 millones de personas apoyando la idea de enfrentar esa Constituyente, apoyando el llamado a la Fuerza Armada y apoyando la constitución de un gobierno de unidad nacional que llevara a cabo elecciones libres, justas y limpias.

Esa unión de la oposición durante varios meses estuvo alrededor del planteamiento de que había que producir un cambio de régimen, que había que buscar una salida para que Maduro se fuese por la vía más pacífica. Todo el planteamiento opositor estuvo vinculado durante meses al cambio de régimen, lo que costó la vida de más de 130 jóvenes, además de persecuciones, cárceles, exilios, enjuiciamientos de tanta y tanta gente.

Cuando Maduro tira la carnada electoral, primero, convoca la Constituyente, que la propia oposición dijo que no aceptaría bajo ninguna circunstancia, de modo que cuando Maduro tira la carnada de las regionales, muchos esperaban que la oposición en su conjunto no participara en ese esperpento electoral, porque con la experiencia de esa Constituyente íbamos a un fraude hipercantado, que ya hasta los que no creían en los fraudes del régimen tuvieron que admitir luego de la elección de esa Constituyente.

“La crisis estructural sigue, y eso no lo soluciona sino un cambio total de régimen”

No obstante, la oposición participó pensando, incluso, que iba a arrasar con las 23 gobernaciones, y el fraude sólo le permitió ganar cinco gobernaciones; cuatro de los candidatos adecos se sometieron a la Constituyente, por lo que esas no son gobernaciones de la oposición, porque quedaron subordinadas a esa Constituyente. De modo que quedaba una, y de esa, la de Juan Pablo Guanipa en el Zulia, se negó a pasar por el peaje de la Constituyente, y lo destituyeron.

Yo creo que ahora se ha abierto una nueva oportunidad, como lo han planteado María Corina Machado, Antonio Ledezma, el movimiento Soy Venezuela, de construir una nueva unidad que emerja de abajo hacia arriba, y que incorpore no sólo a los partidos políticos, sino a vastos sectores de la sociedad, que obligue al régimen a negociar su salida. Porque la crisis estructural sigue, y eso no lo soluciona sino un cambio total de régimen.


El hundimiento de la Atlántida 

¿Cómo evalúa la situación política del país?

—Lo que está ocurriendo en Venezuela es el hundimiento de la Atlántida, donde no solamente se hundió una parte, sino toda completa. En Venezuela está hundido el sistema que hay conformado por buena parte del régimen y un sector de la oposición que hay funcionado como contraparte. Ahora lo que está planteado es idear una nueva forma de unir a los venezolanos, y eso me parece que se trata de una iniciativa importante para marchar hacia delante.

Hay que reconstruir el país sobre la base de decir con absoluta claridad que vamos a la defensa de la propiedad privada, que todos los ciudadanos pueden y deben tener el derecho a ser propietarios.