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Crónicas Bolivarianas: Para perversos, asilo no vale

Asilo Venezuela

En la sociedad “líquida” la reputación ha sido sustituida por la aspiración de ganar notoriedad, con acciones que tenidas como repugnantes


O.E.

La idea de sociedad “líquida” es expresión que debemos a Zygmunt Bauman. El término empezó a perfilarse con el llamado posmodernismo, que adunó a quienes se consideraban con licencia para aplicar un modelo de mundo cuyo objeto era reinterpretar el pasado de manera, lúdica, irónica y quizás nihilista.

5 de noviembre de 1560. Lugar, Nuestra Señora de la Paz de Trujillo, provincia de Venezuela. La fama de gente buena que tenían sus pobladores, dio pie a Juan Rodríguez Suárez para acogerse a su protección cuando tuvo que escapar de Santa Fe de Bogotá por rivalidades políticas con Juan de Maldonado. Los trujillanos recurrieron a la burla para frustrar las aspiraciones del pretendido captor. Le dijeron que, como solo eran capaces de leer el Padrenuestro y el Avemaría, no les entregarían al evadido porque “no sabían qué decían aquellos papeles”. El episodio le ha valido a Trujillo, estado Trujillo, Venezuela, ser tenida como cuna del asilo político en América y quizás en el Mundo.

En “De la estupidez a la locura” Umberto Eco al parafrasear a Bauman afirma que en la sociedad “líquida” la reputación ha sido sustituida por la aspiración de ganar notoriedad a toda costa, incluso, con acciones consideradas repugnantes. Ellos no lo saben, porque son incapaces de saber nada. Actúan por instinto, cual fieras. Me refiero a nuestros desgobernantes, que obedecen al atavismo, lúdico, irónico, nihilista que ignora gemas que adornan y adornarán el gentilicio a pesar de ellos.

En las residencias de los embajadores de Chile, Panamá y México en Venezuela, están refugiados siete de los muy legítimos magistrados del TSJ, nombrados por la Asamblea Nacional. A todos les ha sido concedida la calidad de asilados políticos por los Estados receptores. Pero la llamada Robolución se niega a expedirles los salvoconductos previstos en la normativa sobre la materia. Se ve que aspiran notoriedad como hienas, para deslastrarse del sambenito de baldados mentales.

Hay que hacer todos los esfuerzos para que reciban el título que pretenden y se han ganado: criminales de lesa humanidad.