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Luis Fuenmayor Toro: Salir de Maduro y su claque es necesario mas no suficiente

Luis Fuenmayor Toro: Salir de Maduro y su claque es necesario mas no suficiente

Si no pensamos en una dirigencia de nuevo tipo, profesionalmente preparada, honesta y preocupada por la nación y no sólo por el poder, volveremos a fracasar


Luis Fuenmayor Toro

No hay ninguna duda de la necesidad de salir de quienes nos gobiernan, si queremos que haya un cambio en función de los intereses de la nación venezolana. Es tan obvio este veredicto que parecería no tener que ser explicado, pues la catástrofe que vivimos está a la vista de todos sin que haya que hacer ningún esfuerzo para que se note. Esta gente es tan incompetente, tan sectaria y tan codiciosa, que es imposible esperar algún cambio positivo mientras ellos estén. Su codicia los hace mantener un dólar a diez bolívares, con el que no se hacen sino negocios que los benefician junto con familiares, amigos y cómplices. Esa misma codicia, extendida hasta llegar a la gente común, les impide instrumentar programas sociales pues éstos terminan en manos de militantes, simpatizantes y vividores de toda calaña. Robos vulgares y comisiones secuestran la mitad y más de los recursos asignados en el presupuesto.

Su ignorancia, unida a la corrupción producida por la codicia, los lleva a generar el colapso de todos los servicios que requiere cualquier sociedad contemporánea: educación, salud, suministro de bienes en el mercado, agua potable, electricidad, seguridad, justicia, aseo urbano y domiciliario, gas doméstico, transporte, alumbrado público y otros. Los ejemplos más recientes de esta incapacidad asombrosa están en la ausencia de dinero en efectivo, que afecta todas las actividades, y la insólita falta de gasolina. Habrá, por supuesto, los ingenuos, por no llamarlos tontos, que crean la mentira gubernamental de la responsabilidad de Trump y María Corina en ambos hechos y en todos los demás y los que aparezcan. Hoy, las refinerías de Paraguaná sólo trabajan en un 30 por ciento, la producción petrolera se ha reducido en más de un tercio, el contrabando de extracción continúa igual y no existe la poca producción nacional que había.

Ahora, una cosa es salir de quienes nos gobiernan y otra es pensar que basta sólo con eso, para que el país se enrumbe por fin en una dirección distinta a la de los últimos 60 años. A raíz del fracaso del bipartidismo polarizado de del siglo XX, los venezolanos hemos intentado fórmulas distintas que no han dado resultados, incluso podríamos afirmar que los resultados han sido contraproducentes. Se salió de Carlos Andrés Pérez, cuyo programa de corte neoliberal había llevado al Caracazo primero y luego a los golpes militares de 1992, y las cosas no mejoraron. Se acudió a Rafael Caldera, quien había roto con su partido y auguraba algo distinto a AD y Copei, y se fracasó. La reina Irene Sáez entusiasmó a muchos con su belleza, su don de gente y su gestión como Alcaldesa de Chacao, pero no llegó hasta el final al ser seducidos los venezolanos, e Irene misma, por un militar aventurero, sin historia política previa. El fracaso lo tenemos alrededor nuestro.

Salir de Maduro bien puede significar repetir la historia de todos estos años. No quiero que se entienda que entonces es preferible que Maduro se quede. No. En absoluto se trata de eso. La salida de Maduro sin duda colocará las cosas en otra dimensión, pues el gobierno que llegue no tendrá el poder suficiente para continuar haciendo, ahora con otra gente, lo que han hecho estos pseudo bolivarianos. Además, encontrar gente más ignorante que los actuales, aunque no imposible en una Venezuela con un promedio de 7 años de educación formal, no es tampoco fácil. Ya estos dos elementos nos dicen que es preferible salir de los actuales. Lo que quiero alertar es que si no incorporamos en nuestros proyectos retos y obras distintos de los ejecutados hasta ahora, si no imaginamos un futuro cualitativamente diferente al de los programas tradicionales, si no pensamos en una dirigencia de nuevo tipo, profesionalmente preparada, honesta y preocupada por la nación y no sólo por el poder, volveremos a fracasar.

Continuar vendiendo sólo materia prima es desastroso, ni en el caso del petróleo ni con los minerales y metales del Arco Minero. Cien años llevamos haciéndolo con el mal llamado “excremento” del diablo y seguimos en el subdesarrollo. Chávez fue incapaz de comprender esto, de allí que en el Plan de la Patria coloca como gran meta la producción de 6 millones de barriles diarios de crudo para 2019. A la mafia gobernante actual nada de esto le pasa por el cerebro. Su cabeza está puesta en las mentiras y calumnias que dirán sobre quienes se les oponen, las marramucias que harán en los procesos electorales, las comisiones que obtendrán con el Decreto de Emergencia Económica, que permite compras sin licitaciones; las ganancias con los dólares de diez bolívares y las formas de seguir manipulando la voluntad del pueblo. Pero es que la misma meta de 6 millones de barriles está en el programa de Leopoldo López. ¿Cuál es el cambio trascendente?

Seguir sin financiar el desarrollo de las ciencias y la tecnología es una condena a permanecer en el atraso. PDVSA, como primera empresa del país y principal importadora de ciencias y tecnologías, debe adquirirlas en el país. Esto es vital para el desarrollo científico en todas las disciplinas; no es una elección, es una obligación en todo gobierno que tenga al interés nacional como guía. Esto no fue entendido totalmente por Chávez, aunque su primera ley de ciencia y tecnología recogió esta exigencia y colocó a las empresas relacionadas con el petróleo como las mayores financistas de la investigación científica y tecnológica nacional; fue una política impulsada por el equipo ministerial de entonces. Pero eso no se mantuvo; la siguiente ley eliminó esta obligación de las empresas petroleras. Algo parecido ocurrió con el programa de gobierno de Capriles Radonski, que tampoco incorporó esta obligación de la industria petrolera a pesar de habérsele propuesto. De nuevo: ¿Cuál es el cambio trascendente?

La discusión en este momento sería si las exigencias anteriores se hacen desde ahora y se tienen en cuenta para las decisiones electorales inmediatas a tomar o, como algunos señalan, es preferible salir primero del Gobierno actual y luego presionar en función de las cosas señaladas y de muchas otras reivindicaciones nacionales importantísimas, que han sido dejadas de lado. Esto último tiene el inconveniente que una vez haya un nuevo gobierno nada garantiza que asuma estos proyectos nacionales. Estaríamos en la misma senda de repetir lo actuado hasta ahora: un nuevo fracaso nacional.