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Editorial | Llegó el “default”

Default

Al dictador el agua le ha llegado al cuello, por el manejo irresponsable, y antipatriótico, de las finanzas públicas


Maduro ha pedido a los acreedores internacionales un refinanciamiento de la colosal deuda externa del Estado venezolano y de la estatal Petróleos de Venezuela, “para poder cumplir con los futuros compromisos a vencerse”.

Aunque el gobernante no dijo textualmente que cesarían los pagos, ha anunciado un incumplimiento anticipado, alegando que en cuatro años ha pagado más de setenta mil millones de dólares y por la caída internacional de los precios del petróleo ha dejado de percibir más de cien mil millones de dólares.

El gobernante, declarado en insolvencia, implora a sus acreedores, que le den facilidades para suscribir un nuevo convenio de pago, alegando tener suficientes activos para hacer frente a sus deudas, aunque éstos activos no son lo suficientemente líquidos, creándose una situación concursal temporal, que técnicamente se conoce como “default”.

Ha convocado, incluso, a sus acreedores para una reunión el venidero 13 de noviembre, evento que probablemente se produzca a medias, tomando en cuenta las últimas sanciones tomadas por Estados Unidos en contra de la dictadura venezolana, que prohíben expresamente a las empresas de ese país o que tienen relaciones comerciales con ese país, las operaciones con títulos de deuda venezolana.

Esas medidas también prohíben las negociaciones en deuda nueva y capital emitidas por el Gobierno de Venezuela y PDVSA, lo que aleja la posibilidad de la “restructuración” que ha solicitado Maduro. En otras palabras el agua le ha llegado al cuello. Una situación que se veía venir por el manejo irresponsable de las finanzas públicas, originada durante los trece años de gobierno del difunto Hugo Chávez y los cuatro de su sucesor.

El panorama económico para el pueblo venezolano es desalentador. El futuro cercano es de más estrechez y malestar. Chávez y su heredero, cual Rey Midas al revés, han logrado la hazaña descomunal de quebrar un país petrolero y llevar a la miseria a sus habitantes. Chávez responderá ante el juicio implacable de la Historia, pero Maduro deberá responder, tarde o temprano, ante la justicia nacional e internacional por su irresponsable y criminal conducta. Amanecerá y veremos.