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Jesús Antonio Petit Da Costa: Menear la mata con un gobierno en el exilio

Nuevos magistrados TSJ

Que dé motivación y banderas a la resistencia interior dirigida por un gabinete en la sombra


Jesús Antonio Petit Da Costa

Menear la mata en una situación estancada es regla elemental de estrategia política. Así lo ha entendido el presidente Trump cuando ha reconocido formalmente a Jerusalén como la capital de Israel, ejecutando de este modo una ley de su país promulgada en 1995. Desde entonces habían transcurrido 22 años de vigencia ficticia. Estaba Estados Unidos ante esta opción: derogarla, demostrando miedo a los palestinos y a todos sus aliados, o hacerla cumplir desafiándolos para que se vean obligados a llegar un acuerdo con los judíos que han venido demorando desde 1948 con sucesivos pretextos.

Es lo mismo que he planteado en la actual situación estancada. Menear la mata nombrando un presidente en el exilio, acompañado desde luego por un canciller para las relaciones exteriores, y un gabinete en la sombra que dirija la resistencia clandestina. He explicado el procedimiento a seguir, pero lo repito: 1) Un grupo de exiliados políticos denuncia ante el TSJ legítimo, también en el exilio, las omisiones constitucionales en que ha incurrido la AN. La primera, desde octubre de 2016 cuando declaró roto el orden constitucional por un Golpe de Estado de Maduro (AUTOGOLPE), absteniéndose de disponer las medidas para restablecer la vigencia efectiva de la Constitución tal como lo ordena el Art. 333. La segunda, desde el 09-01-17 cuando en ejercicio de una atribución privativa suya, declaró la falta absoluta de Maduro, por abandono del cargo, absteniéndose de proveer su sustitución estando acéfalo o vacante el cargo desde entonces desde entonces. 2) El TSJ legítimo en el exilio ordena a la AN subsanar estas omisiones constitucionales, fijándole plazo. 3) Vencido el plazo, el TSJ legítimo en el exilio subsana las omisiones nombrando el Encargado de la Presidencia de la República, quien a su vez designará a los ministros.

El nombramiento de un gobierno en el exilio menearía la mata, acabando con el estancamiento actual. Si además este gobierno en el exilio anuncia que apenas se instale en Caracas tomará estas medidas: 1) Libertad de todos los presos políticos cuya lista tiene el Foro Penal; 2) Regreso libre de todos los exiliados; 3) Dolarización oficial de la economía nacional. La dolarización informal, existente en todo el país para la fecha, rige de hecho para todas las transacciones civiles y comerciales. Falta únicamente dolarizar salarios, pensiones y jubilaciones. Los trabajadores se beneficiarían con la dolarización, no sólo por la estabilidad de la moneda y de los precios (fin de la inflación), sino también porque en dólares recibirían salarios, pensiones y jubilaciones. 3) Privatización de todas las empresas públicas, comenzando por las agroindustriales para asegurar la producción de alimentos, junto con la devolución de haciendas y empresas confiscadas a sus legítimos propietarios.

El gobierno en el exilio sería el legítimo para solicitar el auxilio de todos los países democráticos invocando para ello la Convención ONU de Palermo y les ofrecerá en este sentido hacerle una enmienda a la Constitución que permita la extradición de todos los venezolanos que sean solicitados por la justicia internacional o extranjera por los delitos de lesa humanidad, narcotráfico, lavado de dinero y corrupción. Con toda seguridad esta enmienda constitucional tendría la aprobación del 90% de los venezolanos, visto la complicidad de los tribunales nacionales con la narcotiranía. Todos los altos jerarcas de la narcotiranía serán extraditables.

Y desde luego, el gobierno en el exilio se comprometería al rompimiento de relaciones con Cuba, por razón elemental de decoro y honor nacional, y a la deportación todos los agentes cubanos castro-comunistas.

La meneada de mata debe comenzarla el exilio, motivando con su iniciativa a la resistencia interior para que se movilice teniendo banderas para la lucha.

@petitdacosta