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Crónicas Bolivarianas: Vouyerismo y política

Nicolás Maduro candidato

Se apaga la luz, se vuelve a encender y el camarado Diosdedos reaparece contando billetes a velocidad de máquina dispensadora, de esas que hay en los bancos


O.E.

Los venezolanos de mi tiempo, reímos mucho, con el chiste del marido celoso, que se pone a espiar a la esposa de ventana a ventana. La luz de la habitación en la que se ha metido la doñita con un caballero, es intermitente. Se prende y se apaga.

En uno de los fogonazos, la mujer aparece ligera de ropas, trenzada en brazos del desconocido. La habitación queda a oscuras y al regresar la iluminación, este último le aplica a la dama, una posible técnica o llave de “doble-nelson”.

Total, que al volver a su hogar, el buen señor queda con la duda ¿La doñita estaba siéndole infiel o recibía lecciones de lucha libre?

En su descenso a los avernos más bajos de la depravación, la política registra, también, episodios de fisgonería, lindantes con el vouyerismo. Mucha tela qué, para Freud, Addler, Adorno.

Se prende el bombillo del hotelito de sábanas calientes, aparece el camarado Diosdedos, secreteándose con unos generalotes y el lisiado moral y mental, que lo espía con su catalejos, sufre celos de Otelo. Se apaga la luz, se vuelve a encender y el mismo, camarado Diosdedos reaparece contando billetes a velocidad de máquina dispensadora, de esas que hay en los bancos. Son millares y millares de dólares, euros, yuanes, yenes, rublos, rupias, PETROS, pesos macuquinos y hasta bolivaritos, porque de mosquito pa’ rriba to’ es cacería. En este supuesto, el mismo bigotón, fisgón, panzón, epulón, nalgón, ladrón, cobardón, exhala tranquilo porque meter mano en la Tesorería Pública, demuestra fidelidad al ideario de “nuestro comandanto eterno”.

Si eres violador de derechos humanos, corrupto terminal, si te les colocas, en decúbito ventral a chinos, rusos, iraníes, quizás, te salga una embajada o il bocatto di cardinale: la jefatura del Comando 21 de la GNB del Táchira, que es donde está el sabor de los cargamentos de perico. Rascarse la cabeza cuando el hombre rebuzna, no reírle chistes de imbécil, mirarlo de reojo, malo, malo. Hacer chacotas con su estampida de Vista Hermosa ¡cuernos bolivarianos! y ¡pa’ Fuerte Tiuna, tribunal militar, “ganchos”, incluidos, carrizo! por conspirador, traidor a la Patria, terrorista, vendido a míster Trump, a Uribe, la derecha erótica y a los apátridas mayameros.