, , ,

Rafael Orihuela: “La población está desprotegida”

Rafael Orihuela

“En las zonas urbanas marginales, que son un porcentaje alto, la mitad no está vacunada contra enfermedades a las que el Estado está obligado proteger”


Mónica Duarte

Venezuela es el país con más casos de sarampión en el continente americano, una enfermedad considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las principales causas de muerte entre los niños pequeños.

En total unos 952 casos han sido confirmados luego de diez años de no haberse registrado ninguno, así lo confirma el último boletín epidemiológico emitido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el pasado martes 6 de febrero.

Según el médico y ex ministro de Sanidad, Rafael Orihuela, esta enfermedad ya circula con fuerza en nueve estados del país y representa un peligro mayor por su dificultad de controlarse.

“Como su transmisión es interhumana es difícil detener la propagación. Aunque a partir de ahora se logre vacunar todo lo que se pueda, es mucha la cantidad de personas fuera del esquema, en especial adolescentes de entre 14 y 20 años que hace 10 años debieron vacunarse pero no lo hicieron, así que hay mucha masa susceptible”, explica.

“La mitad de los niños en el país no están vacunados contra sarampión”

La OMS alerta además que “en poblaciones con altos niveles de malnutrición, en particular aquellas con deficiencia de vitamina A y que no reciben una atención sanitaria adecuada, el sarampión puede llegar a matar entre 3 y 6% de los casos”, una tipificación que parece encajar con Venezuela y que preocupa a Orihuela pues asegura que la mitad de los niños en el país no están vacunados contra este contagio.

El también miembro de la Sociedad Venezolana de Salud Pública y la Red Defendamos la Epidemiología Nacional, advierte que una de sus complicaciones más mortales es cuando se presenta junto con la neumonía pues afecta el aparato respiratorio y puede pasar a otros órganos.

«Los padres tienen que ver cómo consiguen la vacuna por medicina privada y allí la cobran a precios internacionales porque tiene que comprarla quien la va a poner»

El sarampión es la última manifestación epidemiológica de una serie de enfermedades prevenibles por vacuna que han reaparecido por la falla en el sistema de inmunización nacional. La tos ferina y la parótida son otras enfermedades que han vuelto a hacer presencia en 2018 junto con la difteria, ya presente desde 2016, que ha sido la más mortal de estas epidemias en el país.

10 AÑOS DE FALLA EN INMUNIZACIÓN

-El año 2017 terminó con una gran alerta epidemiológica por difteria y malaria ¿qué se puede esperar para este año?
-Primero, todas las enfermedades van a seguir empeorando, va a existir un aumento en el número de enfermos, la morbilidad, y un aumento en el número de fallecidos, que es la tasa de mortalidad. Puede además haber problemas nuevos, el sarampión es muy importante porque comenzó a entrar en el país a final del año pasado y en este momento ya está circulando con cierta fuerza en nueve estados del país. Este tiene mucha importancia, incluso más que difteria y malaria, porque cuando agarra poblaciones que no tienen vacunación previa o problemas de desnutrición, como los hay ahorita, tienden a ser casos graves y a aumentar la mortalidad.

Esto está ocurriendo ya con la tribu Warao en la parte sur de Delta Amacuro, donde se han registrado varios muertos recientemente por epidemia de sarampión y esto puede aumentar. El sarampión mata cuando se complica con neumonía pero en general todas tienden incrementarse por dos razones. Primero, porque no hay vacunas suficientes y el Gobierno no ha podido resolverlo, ahora anda ruleteando vacunas de un estado para otro intentando estabilizar esto pero no lo han logrado. Y segundo porque no hay tratamiento para tratar una vez que se tiene la enfermedad.

«No hay vacunas suficientes y el Gobierno no ha podido resolverlo, ahora anda ruleteando vacunas de un estado para otro intentando estabilizar esto pero no lo han logrado»

-¿Se pudo advertir que algo así iba a ocurrir?
-Se supone que la población susceptible de niños menores de 1 año recibe la vacuna triple viral, que protege contra sarampión, parótida y rubeola. Si la población está cubierta al 100 % no tienen porqué aparecer enfermos y si aparecen es porque no se está vacunando lo suficiente. Lo que pasó con sarampión es un ejemplo, ya hubo una advertencia en 2016 cuando hubo un brote grande de parótida en Venezuela, eso advertía que esta vacuna ya fallaba. Pero no se hizo nada y ahora nos brotó sarampión este año que es más complicado controlarlo.

También ya hay casos de tos ferina, brote que se advertía desde 2014 con 2500 casos ese año. Desde ese momento se advertía estaba fallando la aplicación de la vacuna triple bacteriana que protege contra la difteria, tétano y tos ferina. Si se hubiese hecho algo con esta información se habría evitado parte de lo que ha sucedido con la difteria y este nuevo brote de tos ferina.

-¿La población está completamente desprotegida ante estas enfermedades?
-Yo creo que sí. En Venezuela nacen aproximadamente 600 mil niños por año y esos entran al programa de vacunación a los 4 meses de nacido. Entonces, todos estos niños sin vacunas, incluyendo las tres bacterianas, tres virales, neumococo y rotavirus, tienen el riesgo de enfermarse de cualquier cosa. Además, ahora hay que sumar al que no se vacunó a tiempo y ya hay pruebas estadísticas que se han hecho en el caso concreto de difteria que demuestran que hay zonas donde la cobertura no llega al 50 %. Es decir, la mitad de los niños que debían ser vacunados no fueron vacunados. Así que si se agarra cualquier población como las zonas urbanas marginales, que son un porcentaje alto, la mitad no está vacunada contra estas enfermedades a las que se está obligado proteger. Esto quiere decir que cualquier problema puede reventar.

-Se denuncia que el sistema de inmunización ha fallado pero también que ahora las vacunas que se consiguen en el país se comercializan en dólares ¿por qué sucede esto?
-Es otro enredo más que se agrega a la falta de vacunas. El problema es que se tiene 10 años de atraso con la aplicación del esquema del PAI (Programa Ampliado de Inmunizaciones) y es el Estado el que tiene que garantizar la inmunización. En cualquier país, por más pobre que sea, el Estado tiene una cobertura de vacunas que no se toca nunca, justamente para licitar a tiempo el material porque eso se compra y tiene un valor ante el Fondo Rotatorio que dirige la OPS o la OMS.

Entonces, hace falta tener un plan que no falle y tiene que ser todos los años continuamente. En septiembre se prepara el pedido, se recibe a finales de noviembre y se comienza a colocar en enero. Eso debe cumplirse cómo un ciclo. Cuando falla por alguna razón se estropea todo. En este caso Venezuela falla hasta porque no se estaba pagando las cuotas a la OPS.

Si un niño o un bebé no tiene cómo ser vacunado como se hacía antes en la medicatura, en el ambulatorio o hasta en la escuela, los padres tienen que ver cómo consiguen la vacuna por medicina privada y allí la cobran a precios internacionales porque tiene que comprarla quien la va a poner. Eso se presta para dos cosas, una es el mercado negro, ese lote de vacunas que llegan sin ningún control, no se sabe ni cuándo las hicieron ni cuándo se vencen y eso se coloca en manos inescrupulosas. Lo otro es que si se tiene el control de procedencia se da a un costo muy alto porque las venden en dólares. Por eso hace falta el dinero que los Estados destinan a los sistemas públicos de salud.

«Ya hay casos de tos ferina, brote que se advertía desde 2014 con 2500 casos ese año»

PRIVATIZACIÓN DE LA SALUD

-¿Se ha privatizad, entonces, la salud en Venezuela?
-Se privatiza por la incapacidad del Estado, no porque la gente quiere ir a un médico privado. Pero ahora hasta eso está fallando porque hay una situación tan difícil en materia de obtención de divisas que cuesta mucho que la medicina privada consiga dinero para hacer una compra de vacunas, por ejemplo. Porque eso todo está planificado a nivel mundial y los excedentes de vacunas son pocos y no se puede meter en el mercado como minorista, no puedes ir y comprar 20 vacunas, no lo venden así. Entonces, tampoco se puede estabilizar un sistema de vacunas para la clase pudiente que las pudiese comprar.

-La Encuesta de Condiciones de Vida, Encovi 2017, además señala que el 68 % de las personas no tiene un seguro médico ¿Qué representa esto ante la desprotección que ya usted señala del sistema de salud pública?
-Así cómo ocurre una privatización, porque no es verdad que el sistema está funcionando gratuitamente si cuando se va un hospital hay que llevar desde las sábanas hasta la comida porque no hay, también ocurre una disminución de la cobertura de los seguros, desde los más simples que son los HCM (hospitalización, cirugía y maternidad) a los más complejos.

Con la hiperinflación no se pueden planificar los gastos del sector privado, por eso es difícil que estas pólizas alcancen para un acuerdo de más o menos largo plazo, que ahora eso es hablar de dos o tres meses, para que no se alteren los precios y con lo cual tú estás adquiriendo un compromiso como empresa aseguradora. Esto ha conducido que por el tamaño de la póliza sea imposible obtener algún beneficio hospitalario completo en cualquier clínica del país. Este sector está en quiebra. Al final si una persona no puede ir a una clínica porque su póliza no cubre, queda totalmente desguarnecido, porque si va al hospital público es peor. Por ejemplo, mi seguro como profesor de la UCV no cubre ni un día para estar en una clínica.

Si alguien se enferma de algo grave y necesita una cirugía la cosa se agrava, no puede ir para el exterior porque es impagable y entonces la gente termina en la clínica privada pero porque vende un carro o empeña un bien. Cualquier intervención por más sencilla que sea, hasta una hematología, es demasiado dinero y no lo cubre ningún seguro. Está pasando con los enfermos renales pero son muchas las enfermedades que si no las atiende el Estado con el privado no podrás tratarla. El Gobierno pretendió frenar esto hace unos cinco años intentado que todas las empresas del Estado contrataran una póliza colectiva pero esto se acabó porque se lo dieron a militares y se convirtió en otro negocio para que ellos se enriquecieran.

«Cualquier intervención por más sencilla que sea, hasta una hematología, es demasiado dinero y no lo cubre ningún seguro»

MEDICAMENTOS FALSIFICADOS

-Con la falta de medicinas muchos pacientes también han optado por comprar medicamentos que han sido diseñados para animales ¿esto es una solución?
-Siempre hay riesgo para salud porque los medicamentos veterinarios aunque tiene el rigor de fabricación como si fuese para seres humanos son medicinas cuyas dosis son distintas y las presentaciones también, entonces se tiene el riesgo de que no sea igual de eficiente. Esa no debería ser la solución, está ocurriendo porque no se consigue otra cosa en especial con los antibióticos y con las esteroides que necesitan los trasplantados o pacientes de tipo inmunológico.

-¿Cómo se puede identificar un medicamento falsificado?
-Es muy difícil hacerlo. Si funcionaran los mecanismos de control habría que incautar los lotes de procedencia dudosa, bastaría examinar uno de ellos para saber qué está ocurriendo. Eso lo debería hacer el Instituto Nacional de Higiene pero como no hay medicinas ellos mismos se prestan eliminando los controles transitoriamente. Ahora se traen unos medicamentos que dicen que son hechos en Cuba pero luego resulta que son hechos en la India, Bangldesh o en África. Y ese es el problema, no hay como demostrar la procedencia. Lo que debería ocurrir es que se sancione todo aquel tránsito de medicamentos en el mercado negro, todo debería ser autorizado por el Ministerio de Salud y los laboratorios venezolanos deben cerrar el cerco para que esto deje de pasar.

«Traen unos medicamentos que dicen que son hechos en Cuba pero luego resulta que son hechos en la India, Bangldesh o en África»


Consultas en Cúcuta y en el Arauca

-Teniendo en cuenta estos brotes de enfermedades infecciosas y la diáspora de venezolanos por tierra ¿el país se perfila también como una amenaza sanitaria para la región?
-Eso siempre es un riesgo. Es un paquete que viene con la recepción de los migrantes, es un riesgo de que quién se está moviendo a otro país en condiciones de vida muy precarias se puede llevar cualquier enfermedad incubada. Eso ya está ocurriendo, el vecindario está preocupado porque ya han aparecido casos llevados por nosotros los venezolanos, en malas condiciones y pasando hambre, a Colombia y Brasil. De Sarampión a Boa Vista y de Malaria a Colombia. Eso debe controlarlo tanto el país de origen como el receptor. Pero esto va a seguir porque no hay un control fronterizo eficaz. Ya hay más de 50 mil personas tramitando consultas médicas en el lado colombiano del Arauca y en la frontera con Cúcuta. Y esa gente va sin historia, sin saber qué ha pasado con él previamente, si está vacunado ni de qué padeció su familia. Es un verdadero problema y tiende a agravarse porque la expansión de los venezolanos no solo está en la frontera también tenemos una población importante en Ecuador, Chile, Perú, Panamá, Guatemala. Nos estamos regando y con eso también se riegan las enfermedades que potencialmente pueden ser adquiridas por los ciudadanos en otros países. Eso se llama medicina de fronteras y es un problema serio que hay que atender.