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ESEQUIBO: Cuba apoya a Guyana

Corre peligro la reclamación venezolana del Territorio Esequibo, diferendo que fue enviado por la secretaría general de la ONU a la Corte Internacional de Justicia, cuya jurisdicción no reconoce Venezuela desde el año 1945

Enrique Meléndez

         El embajador Gerson Revanales considera que a Venezuela las circunstancias la conducen a una Corte Internacional de Justicia, que no reconoce, a propósito de una demanda, que ha introducido Guyana, para que se resuelva el problema del diferendo por la posesión del Esequibo, primero, por una imprudencia de Banki Moon, siendo secretario general de la ONU, quien sugirió que el caso se remitiera a la CIJ, luego, por la negligencia de este gobierno y del anterior.

         ¿Cómo ve usted la situación de Venezuela frente al proceso que se le sigue en la Corte Internacional de Justicia por el caso del diferendo con Guyana?

         -Venezuela es hoy en día la débil política, diplomática, judicial dentro de este proceso, incluso, yo diría que desde que los ingleses se complotaron contra nuestro país, cuando comenzamos a ser desmembrados por sus intereses. La débil política, porque las posiciones tanto del presidente Hugo Chávez, como de Nicolás Maduro han sido más bien acomodaticias en cuanto a los intereses geopolíticos, en la búsqueda de la buena voluntad de Cuba.

         –Cuba, a pesar de que siempre ha usufructuado de nuestro petróleo, siempre ha estado de lado de Guyana. Yo me imagino que Cuba, como ha vivido de todo el mundo: ha vivido de los españoles, ha vivido de los americanos, ha vivido de nosotros, entonces como Guayana comienza a perfilarse como un país petrolero, es posible que pase a usufructuar de la renta de su petróleo.

         -También debemos entender que mucho de esta situación, que estamos viviendo, se debe a errores y a omisiones de los gobiernos, que nos precedieron, en cuanto a sus decisiones políticas, en cuanto a la verdadera orientación política, que había que adoptar, y lo digo, porque yo he sido un crítico en parte de la primera denuncia, que se hace en 1962 en las Naciones Unidas.

         -Porque, como no, Venezuela dijo que el Laudo Arbitral de París de 1899 había sido nulo e írrito; sólo que era ilusorio pensar que un país, que estaba a las puertas de su independencia, a raíz de esta denuncia iba a entregar casi el 75% de su territorio; sin que otra instancia internacional diera el visto bueno; esto es, considerara que, de acuerdo al derecho internacional, ese Laudo tenía ese carácter viciado.

         -Pero, bueno, esa es historia pasada, pero todo lo que estamos viviendo ahora es la situación de peligro, en la que se encuentra esta reclamación, a propósito de lo que pueda resultar del proceso, que se sigue en la CIJ, pues de resultar beneficiada Guyana con un fallo favorable a su posición, entonces nos vamos a ver muy comprometidos.

         -Resulta impresionante la cantidad de empresas, que han recibido concesiones, tanto petroleras, como mineras, como madereras, que han venido otorgando los gobiernos de Guyana a las empresas transnacionales, que, por cierto, no estoy señalando, que tienen un vínculo directo con la CIJ, pero que sí que tienen alguna forma de representación, y cada quien posee su corazoncito.

         ¿Cómo han influido esas posiciones acomodaticias de Chávez y Maduro, para que estemos hoy en la CIJ?

         -Esa negligencia de este gobierno y del anterior han conducido a que nos encontremos hoy en esa instancia, que no ha debido suceder en ningún momento. Porque el señor Banki Moon, secretario general de la ONU, cuando dio unas declaraciones, y en las que manifestó que, si para finales del año 2017, no existía una solución a la controversia, y el nuevo secretario general, señor Guterres, no encontraba una solución posible, se llevaría el caso del Esequibo a la CIJ.

         -Ahí hay un abuso de autoridad de parte del señor Moon, mientras que el señor Antonio Guterres vino a jugar el papel de una especie de mandadero, y esto lo digo porque sabiendo ambos señores, que nosotros no reconocemos a la CIJ, desde el momento en que se creó en el año 1945, no obstante remitieron el caso a la CIJ.

         -Por supuesto, hubo voceros que en el pasado advirtieron que, si Guyana alcanzaba su independencia, tendríamos un vecino incómodo, y que una de las formas, como se podría resolver ese problema, era por la vía de las fuerzas armadas, que Dios quiera que no llegáramos a esa situación. De modo que, a pesar de que no reconocemos esa CIJ, vamos a tener que ir.

         ¿Por qué a su juicio es importante el Esequibo?

         -Yo creo que lo mejor en este caso es hablar de las claves actuales de  la reclamación del Esequibo; tomando en cuenta la cantidad de intereses, que se mueven detrás. Aquí hay un problema de soberanía. Nuestra soberanía en todos los espacios queda en entredicho, en el caso de que haya un fallo en contra de Venezuela. Hay un problema de integridad territorial; porque se nos desmiembra toda esa zona; además de que aquí entra también el tema de los recursos, que hay allí.

         ¿Qué ha sucedido, desde que Banki Moon hizo ese pronunciamiento?

         -Bueno, la CIJ hizo una convocatoria para el mes de marzo, y donde inicialmente Guyana estará los días 23 y 24, presentando su exposición de motivos de su demanda, y el 24 Venezuela tendrá que asistir a esa cita; no reconociendo la jurisdicción; pero sí para exponer tal postura de desconocimiento a esa corte.

         ¿Qué escenarios se plantea usted al respecto?

         -Hay tres escenarios que se podrían presentar: el primer escenario en tiempo pasado, antes de que llegáramos a esto, era que Venezuela tenía que haber presentado una demanda reconvencional o hubiese tenido que adoptar unas medidas cautelares. Pero eso significaba que nosotros estábamos reconociendo esa jurisdicción, y al no reconocerla, tuvimos que abstenernos.

         -Pero los otros escenarios, ya factibles, son en cuanto a la competencia de la CIJ y la visibilidad: las dos trabajan conjuntamente. Todo abogado sabe que en cualquier instancia nacional o internacional lo primero que se hace es verificar la accesibilidad del caso y la competencia, la visibilidad donde él encuentra esa jurisdicción; donde pueda actuar, y la competencia, en el caso de la CIJ, le viene dada en tanto que constituye un instrumento de la ONU, a los fines de solucionar los problemas entre Estados, sobre la interpretación del derecho internacional.

         -La CIJ cuenta con un reglamento de reconocimiento; sólo que Venezuela se ha cuidado mucho de reconocer su jurisdicción; de modo que hoy estamos siendo llevados por ese abuso de autoridad del señor Moon. Por ejemplo, los EEUU no reconocen la CIJ; así que a ellos no se los puede llevar a esa instancia, igual que nosotros. Eso no es como el derecho interno, que te toca la puerta el fiscal del Ministerio Público, y tienes que ira la corte, donde te están juzgando.

Revanales: Es impresionante la cantidad de concesiones petroleras, mineras y madereras, que ha venido otorgando Guyana a las empresas transnacionales.

         ¿Qué representaría un fallo negativo de la CIJ en contra de Venezuela?

         -Supondría la pérdida de más de 150 mil kilómetros cuadrados de nuestro territorio. Para darte una idea: ese sería el territorio que ocuparían los estados Zulia, Falcón, Lara, Portuguesa, Trujillo, Mérida, Yaracuy, Nueva Esparta y toda la región insular. Este ha sido un territorio, del que Inglaterra nos ha venido despojando desde comienzos del siglo XIX; pues ya en 1822 Simón Bolívar les dirige una carta a los ingleses; donde plantea la primera reclamación.

         -A esto le siguió el acuerdo de Washington; mediante el cual Inglaterra conviene en acudir a un arbitraje, a propósito del diferendo limítrofe, que comienza a tener con este país Venezuela; se produce el Laudo Arbitral de 1899 de París; luego la denuncia en 1962 en la ONU, por parte de Marcos Falcón Briceño; del carácter nulo e írrito de este Laudo. Se llega al Acuerdo de Ginebra; la entrega de las partes; la indiferencia del régimen de Maduro; las extrañas decisiones del secretario general de la ONU y, por último, la demanda de Guyana en desconocimiento del Acuerdo de Ginebra.

         -En efecto, el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas contempla el mecanismo judicial, como alternativa para la solución de conflictos. Eso es válido. El hecho es que el señor Guterres, para enviarnos a la CIJ, pareciera que no leyó, que en el preámbulo del Acuerdo de Ginebra se lee que a este conflicto hay que aplicarle una solución práctica y satisfactoria, y ninguna solución por una vía judicial puede ser satisfactoria; tomando en cuenta que, cuando un juez decide sobre una situación, no se está planteando una solución, en ese sentido, sino que decide de acuerdo a la altura de la circunstancias.

         ¿Qué alternativas contemplaba el Acuerdo de Ginebra para llegar a este tipo de soluciones?

         -La solución que privilegia el Acuerdo de Ginebra es la negociación, y aquí hay otro detalle, y es que nunca nos hemos sentado en la mesa Caracas y Georgetown. Siempre hemos buscado otros mecanismos; siendo el primero, que se utilizó, el de los buenos oficios; tomando en cuenta que nunca hemos sido considerados como parte principal sino secundaria, a propósito de las circunstancias, que han signado nuestro proceso de reclamación. De modo que hoy nos encontramos en una etapa crítica; puesto que hemos sido llevados a una CIJ, y la que tendrá que determinar dos cosas: la competencia y la jurisdicción de esa competencia; aunque nosotros no aceptamos esa competencia.

         ¿Qué puede suceder, a su modo de ver, si la CIJ decide que sí compete a su jurisdicción el caso de Venezuela?

         -Hay que esperar. Lo que a nosotros nos parece extraño, es que la Consultoría Jurídica de la ONU no le haya advertido al señor Moon sobre delicado, que puede ser, llevarnos a esa instancia. Y aquí surge una de las preguntas más frecuentes que se plantean: qué pasa, si vamos o qué pasa, si no vamos. La situación es factible, y hay como unos siete casos, en los cuales los países no aceptan ese arbitraje o no se han presentado.

         -EEUU es uno, Francia es otro: no se han presentado a esa jurisdicción. Por supuesto, la CIJ reconoce en su estatuto, que hay esa posibilidad. Ese articulado señala que el Estado demandante puede pedir, inmediatamente, que la CIJ decida. Ahora, si la CIJ decide que nosotros tenemos jurisdicción, no quedamos en el aire; en absoluto. Y ahí es donde tenemos cifradas nuestras esperanzas. Porque la CIJ va a tener que revisar, de hecho y de derecho, si existen elementos de convicción y de prueba, de que nosotros reconocemos esa jurisdicción.

         -Y yo creo que existen, ciertamente. Yo he trabajado con tres cancilleres; desde Enrique Tejera París, Miguel Angel Burelli Rivas y José Vicente Rangel, y en esto quiero hacer un reconocimiento: Rangel fue un señor, que respetó la carrera; no como el resto: unos nueve cancilleres, que han acabado con el ministerio de Relaciones Exteriores; cada uno acabó con la carrera diplomática. Ahora, la gran defensa que tiene cualquier país son sus diplomáticos.

         -La carrera diplomática requiere tiempo; experiencia dentro y fuera del país. No es lo mismo una persona que se ha dedicado al servicio exterior unos treinta años de su vida; que un recién llegado, como está ocurriendo ahora.

DESDE LA INDEPENDENCIA de Guayana, en el año 1966, La Habana mantiene estrechas relaciones con Georgetown. El presidente guyanés David Granger, en la gráfica junto a su colega Miguel Díaz-Canel, fue operado en Cuba en el año 2019.

         ¿Cuál es el accionar de las partes en este momento?

         -En el caso de Venezuela rechazar la jurisdicción, como hemos sostenido, de la CIJ. Ahora, los objetivos de Guyana son tres y de carácter grave: ratificación del Laudo Arbitral de París, la confirmación de las fronteras, de acuerdo a la línea fijada Robert Schomburgk, y la delimitación de los espacios marítimos, que atentan contra la seguridad nacional, al cerrar las salidas.

         -Porque el carácter nulo e írrito del Laudo Arbitral de París se viene a denunciar, a raíz de la muerte de uno de los jueces, que había participado en este proceso, Severo Mallet Prevost, y quien deja un memorándum, en el cual detalla la componenda, que establecieron los árbitros ingleses y el ruso para extorsionar a los árbitros estadounidenses. Personalmente, creo que fue una irresponsabilidad de este juez haber esperado su muerte; para que en un lapso de cinco años, se diera a conocer ese memorándum.

         -De modo que de ser favorable el fallo de la CIJ a la demanda de Guyana, nuestro país quedaría pegado a la pared, ya que eso implicaría la prohibición de cualquier interferencia, que Venezuela intente, con motivo de las actividades económicas, que se desarrollen, tanto en la plataforma terrestre; como en la plataforma marina del Esequibo, a partir de las concesiones petroleras, mineras y madereras, que viene otorgando ese país a las transnacionales.

         -Bueno, ese es el panorama. Por eso digo que está en juego nuestra soberanía, nuestra integridad y nuestro futuro.

         ¿Qué recomendaciones haría usted al respecto?

         -En primer lugar, ratificar lo nulo e írrito que fue el Laudo Arbitral de París. Responsabilizar al gobierno con motivo de la reacción tardía en la defensa de nuestros intereses, en ese sentido; sobre todo, cuando el secretario general de la ONU manifestó su intención de remitir el caso Venezuela a la CIJ, y nuestra diplomacia ha debido salirle al paso. No pelearse con el Caricom, no pelearse con el Caribe. Denunciar el uso político, que le dio Chávez e inicialmente Maduro a esta controversia territorial. Llamar y convocar a una unidad nacional en defensa del Esequibo. Invitar al gobierno de Guyana a buscar una solución bilateral, sin necesidad de ir a la CIJ.