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Las alternativas económicas de los venezolanos en cuarentena

Ambar Roman

En febrero de este año, un mes antes de que se tomaran las medidas de distanciamiento social en el país para evitar la propagación de COVID-19, la inflación fue de 22,4%, mientras que la acumulada (enero-febrero 2020) llegó a 102, 4% y la anualizada (febrero 2019-febrero 2020) fue de 3.276%; según la Comisión Nacional de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN).

En abril, la inflación en Venezuela se cuadriplicó, disparándose a 80% en relación al mes anterior, en medio de la pandemia de coronavirus y una acentuada escasez de gasolina.

Esta situación ha empujado a los venezolanos a recurrir a vías alternas para producir dinero y no dejarse alcanzar por la volatilidad de los precios de alimentos u otros artículos de primera necesidad.

► “Nos convertimos en revendedores”
Este es el caso de la familia Páez, quienes han optado por comprar productos de limpieza, revenderlos a sus vecinos y conocidos para lograr mantener a sus dos hijos en medio de la cuarentena.

Carlos y Ana Páez (nombres para proteger su identidad), trabajan en instituciones públicas en Caracas, ambos aseguran que la quincena solo les alcanza para comprar medio cartón de huevo y un kilo de queso.

“Con los productos de limpieza nos estamos ayudando un poco y estamos tratando de tapar un poquito la necesidad que tenemos”, dijo Carlos. Su hija de 9 años estudia en un colegio en El Valle, al que está llegando ayuda de Unicef y esto también representa otro respiro para ellos. “Si nos ponemos a contar con el Clap, es mentira”, aseguró.

La escasez de gasolina también ha impactado a la familia Páez, pues les ha tocado estar casi dos días en la cola para surtirse de combustible en la estación ubicada en La Bandera.

“Yo esto lo veo muy desastroso, ya no sabemos cuál es el valor real de las cosas, en Catia hay un precio, en el centro de Caracas, otro. Ahorita estamos viviendo la ley del más malo, cada quien pone el precio que se le antoje”, relató.

La señora Ana, por su parte declaró que con la venta de jabón líquido, cloro y desinfectante, se van en comida y la educación de sus hijos. “Nos vemos en la necesidad de trabajar para ellos, si no trabajo el muchacho se me muere de hambre y aunque no están yendo a la escuela les mandan tareas, todo representa un gasto”, indicó.

► Economía informal en tierra de nadie
Una mujer que pidió mantener su identidad en reserva, y madre de cuatro hijos, también sufre los estragos de no poder trabajar por el confinamiento impuesto por el Ejecutivo. Dos de ellos están en Colombia y actualmente sus hijas menores viven con ella. Tiene un local de ropa en Chacaíto que está cerrado debido a la pandemia. Aunque siempre trabajó en la economía informal, desde hace un tiempo no había ido a las calles a vender.

En su caso, asegura que no puede quedarse en casa. “Voy a Coche y allá vendo tapabocas, verduras, chucherías, pollo, lo que salga… Como todo está cerrado la gente del barrio viene para acá y nos compra, no nos estamos haciendo millonarios, pero uno se mantiene produciendo”, dijo.

Para Luz, el trabajo siempre ha sido su motor, aunque sale en las mañanas y regresa a medio día a su casa, dice estar “desesperada” por el encierro. “Voy allá y trabajo un ratico y vengo, pero hay días que la tristeza no me deja salir de la casa y prefiero quedarme acostada” aseguró.

► Los pocos ahorros han dado tiempo para reinventarse
Rubén Coronel es profesor universitario, se ha dedicado a impartir clases y formar su empresa de Marketing Digital. Aunque la cuarentena no lo ha detenido, sus clientes fueron impactados “porque no había una motivación para generar publicidad”.

Por esto empezó a realizar asesoramientos ad honorem, foro chats a través de WhatsApp y conversatorios para captar potenciales clientes que los califica como un riesgo en función de tener cero ingresos a promover una activación paulatina de su mercado digital.

Para “continuar activos”, señaló que está realizando talleres de Marketing con ofertas atractivas para adaptarse a la realidad. “Estos talleres son una mezcla de educación y reclutamiento, es decir, si alguien no puede pagar, puede ver los cursos pero se convierte en un captador de nuevos clientes”, comentó.

Coronel explicó que el ahorro familiar también ha salido a relucir, pues les ha permitido “tener un respaldo para lograr salvar los procesos que llevan tiempo en cuarentena”.

Nicolás Maduro firmó este martes un nuevo decreto donde extendió el Estado de alarma nacional por 30 días más, lo que representó una extensión a los 60 días que ya se tenían de confinamiento.

Tras esto, el economista Asdrúbal Oliveros, sostuvo que “mantener paralizada la economía, en medio de la peor depresión económica de la historia del país, y sin un Estado capaz de ofrecer algún estímulo, condena a los ciudadanos y las empresas al colapso”.

Via-Venepress