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Oscar Battaglini: Madurismo impuso la bonificación del salario

Aumentos del estipendio mínimos han contribuido a intensificar la inflación


Oscar Battaglini

Uno de los aspectos más resaltantes del malestar general que experimentamos todos los venezolanos en la mala hora que nos toca vivir, es el asombro que produce oír decir a Maduro y a su entorno palaciego que el año que acaba de culminar fue un año de victoria y de grandes realizaciones para su Gobierno y para el pueblo venezolano en su conjunto. Se trata, a no dudarlo, de una actitud que sólo puede ser entendida en el marco de la disociación que existe entre la visión desnaturalizada e interesada que ellos tienen de la realidad venezolana, y las características que realmente presenta la situación general del país. En concreto, esa visión no considera para nada la grave y profunda crisis económica y social por la que atraviesa en la actualidad la sociedad venezolana. En particular no tiene en cuenta:

1.- La descomunal caída de la producción agrícola e industrial del país (superior al 12 % del PIB) y que, sin duda, constituye la causa básica del inmenso y ya crónico desabastecimiento y escasez de productos de la dieta básica. Esta situación se hace todavía más gravosa debido a: 1.1.- La caída abrupta que han experimentado las exportaciones de alimentos y muchos otros rubros por efecto de la significativa disminución del ingreso rentístico-petrolero de los últimos años; y 1.2.– Como consecuencia del férreo monopolio que, por un lado, el Gobierno chávezmadurista viene ejerciendo sobre las divisas que ingresan al país por concepto de exportación petrolera, lo que ha impedido a los sectores privados tradicionales de la economía participar libremente en el comercio de la importación de bienes alimenticios y otros rubros como lo venían haciendo desde siempre; y por otro, a causa de la gran irresponsabilidad y negligencia con la que el Gobierno chávezmadurista ha realizado la importación de alimentos, lo que ha determinado que con mucha frecuencia se hayan registrado enormes pérdidas por descomposición de grandes cantidades de estos alimentos importados. A este respecto recuérdese lo ocurrido con el tristemente célebre caso de los containers importados por la PDVSA de Rafael Ramírez hace algunos años; y más recientemente (diciembre de 2016) el cargamento de perniles importados por el Gobierno de Maduro que también se pudrió (el cargamento y el Gobierno).

2.- La salvaje espiral inflacionaria que devora como el águila de Prometeo, de manera incesante el salario y los ingresos de trabajadores, profesionales y pensionados, sin que esta burocracia (inepta, inútil y delictiva), haga algo efectivo para atenuar o corregir en alguna medida un hecho que ya sobrepasa el 1.000 % y amenaza con ubicarse en más del 1.600 % en el año en curso.

3.- La inseguridad personal, que no sólo nos obliga a vivir con miedo, sino que se ha convertido en una de las principales causas de muerte en nuestro país. Se estima que en el tiempo que Maduro tiene en el poder se han producido en nuestro medio más de cien mil muertes violentas, y que en el año que acaba de culminar se registraron más de 30 mil. Lo que con toda seguridad,nos convierte vergonzosamente sino en el país más violento del mundo, en uno de los primeros en este nefasto renglón.

4.- El incremento acelerado del desempleo provocado tanto por las quiebras persistentes de empresas del sector privado de la economía, como las reducciones de personal practicadas por el Estado chavista ante las dificultades financieras por las que atraviesa por efecto de la cuantiosa disminución del ingreso rentístico y petrolero. Se calcula que en el año 2016 se perdieron más de un millón de empleos, asunto este que Maduro, el BCV y el INE han tratado de ocultar mediante la mentira y la determinación de no publicar o dar a conocer los indicadores relacionados con el empleo, la inflación, la pobreza, y cualquier otra cosa que desnude el estado real de la situación venezolana.

Un aspecto de gran importancia en todo esto son las modificaciones regresivas (de carácter neoliberal) introducidas por el madurismo en el salario de los trabajadores. Hace aproximadamente 20 años la dirigencia sindical de estos logro mediante sus luchas imponer la salarización de los bonos a los que por razones contractuales tenían derecho. Hoy ocurre todo lo contrario. El chávezmadurismo no sólo revertió esa conquista de los trabajadores, sino que ha terminado imponiendo la bonificación del salario. Lo que se percibe por este concepto es mucho menor que lo que se percibe por concepto de bonificación concedida al trabajador, que en el caso venezolano actual es tres veces más que lo recibido vía salario y que en su conjunto equivale a Bs. 104.358: 38,9 % de salario mínimo y 61,1 % de cesta ticket de alimentación. Esto quiere decir que lo que el trabajador percibe en la actualidad por esta bonificación no tiene ningún impacto ni en sus prestaciones, ni en sus pasivos laborales. De ese modo queda en evidencia el engaño contenido en los “incrementos” que el madurismo gubernamental le ha hecho al salario mínimo; los cuales, además de lo dicho, no han contribuido en lo más mínimo a combatir la inflación sino a intensificarla y a darle una mayor capacidad destructiva de las condiciones de vida de los trabajadores y la inmensa mayoría de los venezolanos. Esto, entre muchas otras cosas, es lo que ha hecho concluir a la conciencia crítica del país, que el año que acaba de concluir es el peor en materia de deterioro del salario y del ingreso familiar de los trabajadores y de los sectores populares. Esa es la razón básica por la cual Venezuela posee los empleos de más baja remuneración en el contexto de América Latina; hecho que se agrava aún más debido a los efectos extremadamente negativos que ejerce la descomunal e indetenible (por este Gobierno) inflación sobre la economía y particularmente sobre los precios de los productos.

De ahí la inmensa necesidad que tienen los obreros, trabajadores y profesionales en general, de remover el gobierno que ha generado esas aberraciones.